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El 'like', la nueva adicción 'millennial'

El me gusta se ha convertido en símbolo de aceptación social, popularidad y éxito. Una recompensa que crea adicción, especialmente entre las generaciones más jóvenes

Ana Belén Madrid

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Una comida pasada por el filtro Valencia. Un paisaje rural con Earlybird. Una foto de la playa bien saturada y un boomerang de la salida del sábado para que anime el storie. El día a día tamizado por un filtro de Instagram rosa pastel. Una vida reproducida en forma de contenidos digitales, puntuados a golpe de like, como reflejo de una sociedad que lleva permanentemente el móvil en la mano y está obsesionada con las calificaciones digitales. Se puntúa una comida, un restaurante, una tienda y hasta a las personas. Y quienes más estrellas, corazones o likes tienen, entran a formar parte de la nueva élite social. ¿Te suena real?

Lo cierto es que esta es la descripción del primer episodio de la tercera temporada de la popular serie Black Mirror, titulado Nosedive (Caída en picado). Su productor y guionista, Charlie Brooker, ideó para este capítulo una distopía futura basada en una sociedad en la que todo se mide y puntúa a través del smartphone. Quien alcanza las cinco estrellas, no solo se convierte en una celebrity sino que, además, tiene beneficios adicionales como descuentos en alquileres o accesos VIP. Pero pobre de quien no es feliz, dice lo que realmente piensa o tiene un mal día porque esto provocará que gane pocas estrellas y alcanzar esa casa soñada o progresar socialmente se conviertán en sueños difícil, o hasta imposibles, de cumplir. En el momento de su estreno hace un par de años, quizá hubo quien pensó que el capítulo era exagerado. Sin embarho, esta sátira de una sociedad hiperconectada y exhibida no es nada difícil de imaginar en la actual era de Instagram.

Cada día se dan 4.200 millones de likes en esta red social, según datos Omnicore, y se suben más de 95 millones de fotos y vídeos. El like o me gusta se ha convertido en el símbolo más patente de aceptación social, de popularidad y de éxito. Una recompensa adictiva y, en ocasiones, peligrosa que ha cambiado las reglas del juego en las relaciones sociales, especialmente entre los millennials.

La generación nativa digital ya representa el 32% de la población mundial y en 2025 serán el 75% de la fuerza laboral. Su entorno natural para relacionarse es el digital, y «se han convertido en expertos en manipular la imagen que transmiten (…); cuanto más chulo parezca su perfil, con independencia de que lo que se cuenta en él sea verdad, más personas lo leen y envían una solicitud de amistad. Se trata de que a uno lo reconozcan y de tener fans que lo adoran», detalla un informe elaborado por el profesor del IESE y experto en la material, Guido Stein. Y añade sobre las consecuencias de esta dependencia del escaparate digital: «Les genera ansiedad e inseguridad, ya que son conscientes de que están siendo constantemente examinados y juzgados por los demás».

Precisamente esa es la contrapartida de la dictadura del like, porque esta nueva moneda social del siglo XXI se ha convertido en la medida de la popularidad, de aceptación dentro del grupo (que ya no se reduce al instituto o el barrio) y un fin en sí misma porque todo vale para conseguir un me gusta. Se necesitan más seguidores, retuits y likes porque la felicidad se empieza a computar con esos parámetros, aun a riesgo de vivir en una pose constante (el llamado postureo) y en un mundo prefabricado.

El problema es que, en el caso de adolescentes y jóvenes, hablamos de personas que aún están forjando su carácter, y depender de un me gusta puede generarles graves consecuencias e incidir en su nivel de autoestima, derivar en problemas de identidad adolescente e incluso llevarles a crearse un perfil y un mundo ficticio solo para lograr su ansiada recompensa a modo de like. Un sistema de recompensas virtuales que, además, crea adicción al activar la dopamina en sus cerebros, tal y como revela una investigación realizada por la Universidad de California en Los Ángeles.

Adictos a las redes, a la inmediatez y el reconocimiento

En este mundo de estrellas fugaces virtuales, los adolescentes y jóvenes son la población más vulnerable y, a la par, una generación que se está volviendo adicta a las redes sociales, a la inmediatez y al reconocimiento. Y además esto tiene una causa fisiológica: la investigación de UCLA, publicada en la revista Psychological Science, explica que, al ver fotografías con muchos likes, se registra una mayor actividad en las regiones neuronales implicadas en el procedimiento de recompensas, la cognición social, la imitación y la atención.

Esto ocurre con sus propias fotos, con las que son neutras (por ejemplo, de comida o un paisaje) y también con las que el equipo investigador denomina ‘de riesgo’, es decir imágenes de alcohol, tabaco o actitudes eróticas o sexuales. Al observar estas últimas, este estudio ha descubierto que la activación de las áreas cerebrales asociadas al control cognitivo y la inhibición de respuesta es menor. Es decir, disminuye la actividad en las regiones que frenan y ponen en alerta a los adolescentes.

Todo esto define a la perfección esa adicción al like y al reconocimiento que se ha apoderado de nuestra sociedad, especialmente en las generaciones más jóvenes. Cada me gusta es una pequeña dosis de euforia, tal y como subraya Por un uso Love de la Tecnología, la iniciativa con la que Orange quiere concienciar a padres e hijos de la importancia de hacer un uso responsable de la tecnología y recordar, en este caso, a los jóvenes que la vida no es cuestión de calificaciones digitales ni las redes sociales pueden convertir nuestra vida en una mentira con tal de conseguir reconocimiento. Esta adicción al estímulo satisfactorio inmediato puede provocar en los adolescentes sobreestimulación, problemas de identidad y de autoestima si no se tiene esa valoración positiva, y llegar incluso a generar una nueva imagen de sí mismos o realizar acciones peligrosas solo para aumentar los likes. Las conversaciones y debates en familia son la mejor fórmula para que los jóvenes aprendan a reconocer y evitar las consecuencias indeseadas de esa dependencia del reconocimiento digital.

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Contenido de Content Factory para LOVE ORANGE. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.