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El extraño caso de canibalismo entre los refugiados que huían por mar del Vietnam comunista en 1988

Un grupo de 109 vietnamitas trató de escapar de la pobreza del país en un pequeño barco de pesca en busca de una nueva vida nueva, pero el motor de la lancha se estropeó y quedarona la deriva durante casi un mes en el que uno de los pasajeros se volvió loco

Un grupo de balseros vietnamitas durante la década de los 80
Un grupo de balseros vietnamitas durante la década de los 80
Israel Viana
MadridActualizado:

La odisea comenzó el 22 de mayo de 1988, cuando un grupo de unos 109 refugiados se reunió en un puerto pesquero del sur de Vietnam para tomar asiento en un pequeño barco de pesca de cuarenta y cinco metros de eslora para emprender, a la desesperada, el largo camino de huida hacia un lugar lejos del férreo régimen dictatorial impuesto en la región tras la derrota militar a manos del Norte. Ni se les pasaba por la cabeza lo que estaban a punto de vivir, más allá del sufrimiento que suponía abandonar su país para huir de la pobreza y encontrar una vida mejor en Hong Kong, Malasia, Indonesia o Australia.

Se trataba solo de un nuevo episodio del desesperado y masivo éxodo vietnamita que se había iniciado en 1978 y que continuaba, una década después, en condiciones dramáticas.

La diáspora de los ‘boarpeopk’ (literalmente, ‘gente de los barcos’, por el medio que utilizaban para huir) era un fenómeno tan masivo y constante en Asia que acabó convirtiéndose en la principal preocupación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Miles y miles de pequeños barcos que cada año escapaban de Vietnam para iniciar una ruta incierta por los mares indochinos hacia puertos extranjeros que no les permitían atracar.

Entre los ocupantes de nuestra pequeña embarcación se encontraba un antiguo oficial de las Fuerzas Aéreas del Ejército de Vietnam del Sur, Phung Quang, quien no tardó en erigirse en el líder de los fugitivos. En un principio, la travesía logró burlar la vigilancia de los patrulleros vietnamitas y, días después, incluso recibió la ayuda de un buque de guerra norteamericano, cuya dotación les facilitó agua y alimentos para soportar el trayecto. Días después, sin embargo, la mala suerte se apoderó de los aventureros. El motor de su lancha se averió y no hubo manera de reparar el fallo, por lo que la embarcación quedó a la deriva en las aguas del Mar de China.

Noticia sobre el canibalismo entre los refugiados vietnamitas en 1988+ info
Noticia sobre el canibalismo entre los refugiados vietnamitas en 1988 - ARCHIVO ABC

Cocinando cadáveres

Los días transcurrieron sin que encontrasen barco alguno en su camino y los alimentos comenzaron a escasear, hasta el punto de que llegó un momento en que nada quedaba para comer. Entonces, comenzó la pesadilla: «Habían pasado ya veintisiete días desde la partida, cuando el ex oficial, ante la desesperada situación, eligió al que se encontraba más débil de entre los tripulantes debido a la inanición y lo ahogó en el mar. Se trataba de Dao Coung, de treinta años, cuyo cadáver cocinó después el militar y sirvió como alimento para el resto de los supervivientes», contaba ABC el 10 de agosto de 1988.

Más noticias sobre el caso de canibalismo en Vietnam en 1988+ info
Más noticias sobre el caso de canibalismo en Vietnam en 1988 - ABC

La larga espera por encontrar tierra firme, detallaba este diario a continuación, llevó al ex-oficial del Ejército vietnamita y a un grupo de sus seguidores que se habían hecho fuertes a bordo, a practicar la antropofagia con otras cuatro personas, entre ellas dos niños, que habían muerto de hambre. La espeluznante noticia debía presentarse ante los lectores como la segunda parte de ‘Holocausto caníbal’, la famosa película de terror que se había estrenado ese mismo año.

Las últimas noticias sobre canibalismo parecían haber quedado enterradas con la Segunda Guerra Mundial o con los peores periodos de hambruna provocados por las dictaduras soviéticas del siglo XX. Ejemplos famosos de ello fueron los de la URSS en los años 1930 con el Holodomor y los del sitio de Leningrado, en 1941, con su millón y medio de muertos. Así lo revelaba el exdirigente de la URSS, Nikita Kruschev, en sus memorias, al referirse a las políticas de su antecesor, Stalín:

«Empecé a recibir informes oficiales relativos a las muertes por inanición. Luego, comenzó el canibalismo. Una cabeza humana y dos pies se habían encontrado debajo de un pequeño puente. Al parecer, el cuerpo había sido devorado. Kirichenko me comunicó que había ido a una granja colectiva y contó que se había encontrado a una mujer que tenía el cuerpo de su propio hijo sobre una mesa y lo estaba despedazando. Mientras lo hacía, charlaba sin cesar: ‘Ya nos hemos comido a Manechka. Ahora salaremos a Vanechka. Esto nos mantendrá durante algún tiempo’. La mujer se había vuelto loca por el hambre y había descuartizado a sus propios hijos!».

Amenazas de muerte

Un caso más parecido se había producido 16 años antes, con los jugadores de rugby uruguayos que sobrevivieron al famoso accidente aéreo en los Andes de 1972, quienes tuvieron que mantenerse con vida alimentándose de los cuerpos de los compañeros que sí había muerto. Más allá de este suceso, la práctica del canibalismo como último recurso en situaciones de hambre extrema parecía haber caído en el olvido cuando se conoció el caso de 1988 y la escenas de terror que provocó.

«La desesperación, alucinaciones y posibles casos de locura provocaron que una gran parte de los refugiados vietnamitas se arrojaran al mar cada vez que divisaban a lo lejos cualquier barco, y se cree que perecieron ahogados. Al parecer, Phung Quang, que está aislado en una celda, ha dicho que las decisiones se tomaron por consenso, aunque sus compañeros lo niegan y hablan de amenazas de muerte con arma blanca si alguien le desobedecía», explicaba ABC.

La trágica travesía concluyó el 28 de junio cuando unos pescadores filipinos rescataron a cincuenta y dos supervivientes cerca de la costa. Más de la mitad de los que embarcaron en el sur de Vietnam habían muerto en alta mar y algunos de ellos habían sido comidos por sus compañeros. Tras la llegada a Filipinas, los refugiados fueron internados en un centro de acogida de la provincia de Palawan, a unos 900 kilómetros al suroeste de Manila, en donde la Policía y representantes de ACNUR investigaron las circunstancias del viaje que acabó en canibalismo.

Las noticias de los siguientes días, ampliando los detalles sobre lo sudecido, incluyó titulares tan sobre cogedores como que 'Los refugiados vietnamitas caníbales escogieron a sus víctimas entre los vivos'.

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