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Cuando el sucesor de Stalin reconoció que la URSS solo trajo «brutalidad y miseria»

ABC adquirió en exclusiva los derechos de las esperadas memorias de Kruschev en 1970

Nikita Kruschev, a finales de los años 50, en la URSS+ info
Nikita Kruschev, a finales de los años 50, en la URSS - ARCHIVO ABC
Israel Viana
MadridActualizado:

Cuando ‘Blanco y Negro’ publicó en exclusiva los extractos más sorprendentes de las esperadas memorias de Nikita Kruschev, todavía inéditas en España, solo habían pasado seis años desde que había sido destituido como máximo dirigente de la Unión Soviética. «Con un lenguaje directo, el sucesor de Stalin ha roto ahora el silencio de su retiro para narrar los detalles más desconocidos de la historia del gigante comunista», apuntaba la revista el 28 de noviembre de 1970.

El cese le había sumido en una profunda depresión por la que tuvo que recibir tratamiento psicológico durante una larga temporada. Su médico personal le ayudó a mantenerse lo más estable posible a base de somníferos y tranquilizantes. Eso le ayudó a escribir las mencionadas memorias.

Un esfuerzo hercúleo que acabó convirtiéndose en una obsesión durante los últimos años de su vida.

Portada de 'Blanco y Negro' con la excliva de Kruschev, en 1970+ info
Portada de 'Blanco y Negro' con la excliva de Kruschev, en 1970 - ARCHIVO ABC

«Quiero hablar de Stalin, de sus errores y sus delitos, sobre todo porque quieren limpiarle la sangre y volver a subirle a un pedestal», le había confesado a su hijo. ABC fue consciente de que esas confesiones tenían un gran valor y decidió pagar por sus derechos la cifra más alta de la historia del periodismo español. En Estados Unidos se los llevó la revista ‘Life’ y en Gran Bretaña, ‘The Times’. Los primeros extractos en ‘Blanco y Negro’ vieron la luz solo un año antes de la muerte de Kruschev. Es como si hubiera resistido lo justo como para terminar el libro.

El exdirigente soviético cargaba con dureza contra los crímenes de su antecesor. Según la cifra aportada tres años después por el historiador ruso y premio Nobel de Literatura Aleksandr Solzhenitsyn, habían costado la vida a más de 88 millones de personas. Sin embargo, Kruschev se centró en el ‘ Holodomor’, ese periodo en el que el dictador comunista mató de hambre a siete millones de ucranianos en tan solo dos años, entre 1932 y 1933, bajo la excusa de la colectivización de la agricultura.

Canibalismo

Una política que nuestro protagonista nunca aprobó pero a la que nunca se opuso cuando era un mando de segundo nivel, a pesar de que ahora quisiera saldar cuentas. «Si Stalin estuviera vivo, yo votaría para que fuese procesado y castigado por sus crímenes», sentenciaba. Kruschev reconocía que se dio de bruces con esta realidad cuando fue enviado a una de aquellas granjas y vio que los campesinos se estaban muriendo de hambre. Asegura que intentó convencer al dictador de que Ucrania necesitaba ayuda, pero este entró en cólera nada más escucharle.

La exclusiva de 'Blanco y Negro' sobre Kruschev+ info
La exclusiva de 'Blanco y Negro' sobre Kruschev - ABC

«Después empecé a recibir informes oficiales relativos a las muertes por inanición. Luego, comenzó el canibalismo. Una cabeza humana y dos pies se habían encontrado debajo de un pequeño puente. Al parecer, el cuerpo había sido devorado. Kirichenko me comunicó que había ido a otra granja colectiva y así me describió la escena: ‘La mujer tenía el cuerpo de su propio hijo sobre una mesa y lo estaba despedazando. Mientras lo hacía, hablaba sin parar: ‘Nos hemos comido a Manechka y ahora vamos a sazonar a Vanechka. Esto nos mantendrá vivos durante algún tiempo’».

Kruschev sabía lo que se jugaba al contar todas estas cosas, pues había visto a muchos compañeros morir por menos. La KGB le ordenó entregar las cintas cuando llevaba dos años dictando lo que iba a escribir. Cuando al final se publicaron las memorias, el Gobierno le obligó a firmar declaraciones contra ellas y hasta fue denunciado por fraude. Su hijo fue despedido de su trabajo y la radio, donde no se le había mencionado ni una sola vez desde que dejó de dirigir el país, empezó a calumniarle.

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