La archicofradía de San Cayetano celebra este fin de semana un congreso nacional
Día 22/03/2012 - 10.05h
VALERIO MERINO
Juan Dobado y Juan José Cas, en la presentación de la cita
Puede pasar por ser la advocación de la Virgen María más popular y desde luego la más extendida por todo el orbe católico. La archicofradía de Nuestra Señora del Carmen prepara la coronación canónica de su titular, fijada para el próximo 12 de mayo, con un Congreso Nacional Carmelitano en el que se hablará sobre la extensión de esta devoción por el mundo. Decenas de estudiosos están invitados a participar en esta cita, que marca uno de los últimos hitos en el camino con el que la cofradía
Será este fin de semana en el convento de San Cayetano, sede de la corporación, y en él se abordará la iconografía y la extensión de esta advocación de la Virgen por multitud de lugares. Así, por ejemplo, el sábado por la mañana se conocerá la iconografía del Carmen en Sevilla, la presencia en la ciudad levantina de Orihuela y se definirá a Antequera como una ciudad carmelitana. Tampoco faltará Sanlúcar de Barrameda, con el patrimonio artístico de los conventos carmelitas.
En la tarde de esta misma jornada se podrá conocer cómo se extendió esta devoción por varias provincias españoles, pero también cómo prendió con fuerza la advocación en la aristocracia española, que en ese momento era uno de los principales focos desde los que se irradiaba la popularidad de determinadas imágenes concretas.
Los ponentes que participen en el congreso conocerán, además, la exposición «Tesoros Marianos. María, Maestra de la Fe», que la corporación de San Cayetano tiene abierta en la Diputación Provincial con grandes obras de toda España.
De entre las conferencias de la última jornada, destacan el padre Juan Dobado y el historiador Juan Aranda Doncel. El primero hablará sobre la nobleza y la devoción popular en la Virgen del Carmen de San Cayetano. El segundo analizará la historia de esta advocación en sus orígenes, es decir, entre los siglos XVI y XVIII, y hablará de cómo creció la devoción que se irradiaba desde los conventos del Carmelo.
