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Los verdaderos protagonistas

Día 17/12/2011
Los verdaderos protagonistas

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Siempre he pensado que si algún día me quedase sordo dejaría de montear porque, por encima de todo, lo más hermoso de la montería es el rumor del campo; el tronchadero de jaras de un cochino desbarrado hacia nuestro paso; el lejano arrollar de una piarilla de ciervas… Es la música del monte. Y la dicha de los perros. Nada hay tan esperanzador como el lento dar de parada de un mastín, jau… jau…, cuando da con la cama de un buen marrano decidido a aguantar. Luego saltan los alegres latidos de los podencos que acuden a su llamada hasta que el cochino, acosado, se decide a arrancar. Y la ladra corrida se va debilitando en la distancia hasta perderse por los cerros. O hasta convertirse en un regruñir de perros si alguna escopeta acierta a cortar la carrera del cochino.

Sin perros, no hay montería, decía el conde de Yebes con toda razón. Se podrá aguardar, recechar u ojear pero en la montería es imprescindible la concurrencia del perro, de la rehala, para batir el monte y hacer que las reses rompan en las armadas.

Tradicionalmente las rehalas cordobesas se han compuesto de podencos, mastines y sus diversas cruzas. Sin embargo, en los últimos tiempos, los dueños de rehalas han ido decantándose por el podenco puro, indudablemente el perro más esbelto, más resistente en la carrera y de dicha más alegre. A su selección contribuyó decisivamente un gran aficionado, Juan de Dios Olías Rubio que junto a su perrero, Sebastián Pérez, llevó su rehala de podencos puros a las cotas más altas de belleza y eficacia. Y, además, dejó fijados sus conocimientos en dos libros fundamentales sobre el podenco: «El perro de los dioses» y «Los perros: Mis pareceres», el primero de investigación histórica y el segundo de formación y manejo de la rehala.

Papel decisivo en la calidad de las rehalas cordobesas ha tenido la asociación que, desde hace más de veinte años, agrupa a sus dueños. Por su presidencia han pasado excelentes conocedores del perro resero como Juan Beigveder Bellido, Antonio Jurado Molina, Antonio Sojo López, Jesús Bernier Garcia y Rafael Borland Torrus. Sucesivas convocatorias de exposiciones han hecho que los dueños de perros compitan y seleccionen con tesón. Hoy preside la Asociación de Rehalas de Córdoba Juan de Dios Pliego que continúa incansable la lucha contra las limitaciones y trabas que, de forma ya tradicional, viene poniendo a su labor la Administración. Parece increíble que a una manifestación cultural admirable como ésta se le exijan condiciones para su desenvolvimiento que pueden ponerla en trance de desaparición: Imposibilidad de campeo de los perros, exigencias de higiene absolutamente imposibles de cumplir, trabas para los traslados…

La preponderancia del podenco y, quizá, las dificultades que para su transporte y alojamiento tiene el mastín debido a su gran porte, han propiciado la decadencia de esta raza de tanta tradición. La falta de su fuerza, tan necesaria cara a los cochinos, viene siendo suplida por algunos alanos y otras castas adecuadas para el agarre. Y esto es altamente razonable ya que el perrero, para rematar con cierta seguridad un lance, tiene que tener en la rehala perros que sujeten. Otra cosa es el abuso que deforma el fin último de la montería al coger los perros en el monte más cochinos de los que llegan a cobrar las escopetas.

Sobre los perros y sus encastes tendremos que volver con frecuencia en estas páginas ya que son ellos los verdaderos protagonistas de la montería.

www.aguayoestudio.com

POR MARIANO

AGUAYO

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