Ya ha pasado un año desde su puesta de largo y la Joven Filarmonía Leo Brouwer continúa avanzando, aunque sea a pequeños pasos que sus responsables entienden como seguros dentro de su modestia.
El proyecto apadrinado por el compositor cubano regresará al Gran Teatro, el escenario que lo vio nacer ante el público y donde ahora se podrá tantear la evolución de una formación sinfónica compuesta por jóvenes en plena formación musical.
Leo Brouwer volverá a arropar a la agrupación musical que lleva su nombre en un recital que dará comienzo a las 20.00 horas de hoy y que, según ensalzó el director emérito de la Orquesta de Córdoba, se caracterizará sobre todo por la originalidad de su repertorio. «En Europa se tiende a repetir las mismas obras todos los años. Algunas de las que se van a interpretar no creo que suenen más de dos veces al año», afirmó el maestro cubano.
Es el caso, dijo, de la obra con la que se abre el recital: el Concierto para Violín y Orquesta del estadounidense Samuel Barber. El joven intérprete Fernando Muñoz actuará como solistas en esta obra.
La segunda mitad estará centrada en el compositor ruso Alexander Borodin, del que se interpretarán las conocidas «Danzas del Príncipe Igor» y después la Sinfonía número 2. Las entradas tendrán un precio único para todo el Gran Teatro de seis euros.
Será la nueva piedra de toque para la Joven Filarmonía Leo Brouwer, que después de debutar el año pasado también en el Gran Teatro mostró su hacer al público de Córdoba durante el pasado Festival de la Guitarra.
Avances y dificultades
Su director, Ciro Perelló, mostró su satisfacción por los avances cosechados en este tiempo, pero también relató las dificultades cotidianas a las que se tiene que hacer frente. La Joven Filarmonía Leo Brouwer ensaya en el Teatro de la Axerquía, aunque su trabajo está condicionado en el verano a que no haya espectáculos que lo impidan. «No se puede hacer ensayos por cuerdas familias de instrumentos, de forma que si quiero hacer algo con los clarinetes y oboes les digo que se vengan a mi casa, comen una paella y después se retiran las cosas del comedor para hacerlo allí», relató.
Tampoco, dijo, encuentra en todos los casos la comprensión y colaboración de los padres y profesores, para quienes la dedicación musical de los jóvenes no siempre es una prioridad.
Aún así, la Joven Filarmonía Leo Brouwer sigue adelante con más de un centenar de músicos que al mismo tiempo que exponen sus avances ante el público con una orquesta, también pulen su formación, ya que muchos de ellos, apuntó su director, corrigen en los ensayos y en el trabajo los aspectos que sus profesores del conservatorio les detectan.
Leo Brouwer insistió también en la importancia de la labor formativa, que él impulsó en su etapa como director de la Orquesta de Córdoba y que ahora muestra sus frutos en los abonados, de forma que los niños que acudían a aquellos recitales «son los abonados de hoy».
En la organización colabora el Instituto Cubano de la Música y precisamente el viceministro de Cultura de la isla, Abel Acosta, estuvo presente y resaltó que el país caribeño y Córdoba «están obligados a mantener más contacto, entre otras razones por Leo Brouwer».