La multinacional italoalemana KME Group, propietaria de la factoría cordobesa de Locsa, cuyo cierre ha anunciado para el próximo 30 de junio, está dispuesta a vender la fábrica al completo a otro inversor o, al menos, a vender o incluso mantener directamente la producción de la fundición de esta empresa metalúrgica. Así lo anunció ayer el director general de KME Group en España, Andrés Barllobre, quien negó, por otro lado, que la intención de la multinacional sea, como afirman los sindicatos, desmantelar las instalaciones de Córdoba y no vender en ningún caso, para así evitar a un posible competidor directo de su fábrica italiana. Barllobre señaló que en los últimos cuatro años han perdido 17 millones de euros. Ello se debe, según detalló, a «la falta de rentabilidad del cinc» de los últimos años y a la «caída del mercado del cobre en España y Portugal, que son los mercados principales» de Locsa».
Ante el cierre anunciado, KME pretende «recolocar a parte de la plantilla» en sus instalaciones de Barcelona y también en sus factorías de Alemania e Italia y «buscar alternativas de negocio para partes de la fábrica que puedan tener viabilidad» de forma independiente, como puede ser la fundición, a la vez que ofrecer «otras alternativas de salida lo menos traumáticas posible para el resto de la plantilla», que suma casi 120 empleados, 30 de ellos prejubilados.
El responsable de KME en España subrayó que, «aunque se haya difundido que hay inversores interesados en hacerse cargo de la fundición, lo cierto es que nadie ha contactado con nosotros formalmente», planteándose ahora la multinacional, «una vez tomada la decisión» de cierre de Locsa, la posibilidad de «permanecer y operar la fundición exclusivamente, manteniendo el máximo de empleos posible solo en esta actividad».
En cuanto a su disposición a vender la fábrica cordobesa en su totalidad a otro inversor que quiera mantenerla operativa y con sus actuales trabajadores, Barallobre ha reconocido que no era una posibilidad que KME hubiera contemplado, «pero si alguien nos hace una oferta y pone en valor los activos que tenemos, pues obviamente la consideraremos, como no puede ser de otra manera, pero, si de lo que se trata es de coger esos activos haciendo una oferta a precio de derribo, para que vendamos la empresa por un euro, pues lógicamente no es nuestra intención».
El directivo de Locsa apuntó que sólo estudiarán las propuestas «si es una oferta seria, que además garantiza el empleo, pues ese es nuestro principal objetivo».