A principios de 2004, Córdoba Ecuestre culminó un Plan de Usos para el proyecto de remodelación integral del Centro Internacional del Caballo que se pretendía ubicar en la Huerta de Caballerizas Reales y que, en principio, contó con el beneplácito de la entonces alcaldesa, Rosa Aguilar, quien se encargó de presentar ese proyecto.
Los objetivos de la asociación presidida, hoy en día incluso, por el ex edil Rafael Blanco pasaban por convertir ese histórico enclave en un complejo con ambición turística, formativa, deportiva y, sobre todo, de referencia internacional del mundo equino. Con esa idea en mente, Córdoba Ecuestre propuso cuatro actuaciones sobre la Huerta, que cuenta con una superficie de 16.900 metros cuadrados, de las que la principal era crear un gran picadero cubierto a modo de «edificio emblemático», con un aforo de entre 1.000 y 3.000 espectadores, cuyo fin sería la celebración de espectáculos relacionados con el caballo.
Usos ecuestres
Amén de ello, habría distintas instalaciones para usos ecuestres sobre una superficie de 8.525 metros, tales como pista de competición, pista de ensayo o calentamiento, picadero circular, boxes, zona de herrajes o despachos. Las cuadras llegaron a tener dos posibles zonas para su ubicación. Una primera en un edificio en forma de ele que incluía los talleres junto al picadero cubierto y posteriormente junto a la muralla que da a la avenida del Corregidor.
Y uno de los platos fuertes sería la creación de un un Centro de Formación Ecuestre en el área de las aulas, que sería el germen de una futura escuela de jinetes de elite. Los profesionales que se formaran allí se destinarían, además, a trabajar en los espectáculos ecuestres de Caballerizas o a participar en eventos deportivos para representar a Córdoba.
A ello se añadiría, en materia formativa, una escuela taller, una casa de oficios ecuestres y la impartición de cursos de formación profesional ocupacional, que también serviría para contar en el futuro con personal capacitado para el mantenimiento del material y del recinto, así como de los propios animales.
En concreto, el Centro de Formación que habría que levantar contaría con un área formativa de uno 150 metros cuadrados, mientras que a los talleres se destinarían entre 550 y 600 metros cuadrados.
Igualmente, el plan de usos, para el que se había calculado un plazo de tres años para su culminación —es decir, que estuviera operativo para 2007 ó 2008— apostaba por la integración de Caballerizas Reales con el vecino Alcázar de los Reyes Cristianos. Y para ello, proponía actuaciones urbanísticas, como una puerta de acceso, desde los jardines del Alcázar hasta el edificio de Caballerizas, o la creación de un circuito integral de visita para los dos históricos edificios y la muralla.
El documento que el Ayuntamiento había encargado redactar a Córdoba Ecuestre incluía algunas sugerencias para la zona noble de Caballerizas, como «la integración de los usos ecuestres de la zona de la Huerta con los usos culturales y turísticos del resto de complejo».