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«Esta crisis limpia el arte de lo mediocre e innecesario»

David Rodríguez Caballero, pintor, expondrá en la Galería Marlborough de Nueva York

Día 05/01/2011
Su quehacer abstracto acaba de irrumpir en el claustro gótico de la Universidad de Pamplona. ¿Choque o simbiosis?
-Precisamente es un proyecto que parte de una iniciativa curatorial de Cosme Barañano consistente en poner en diálogo el patrimonio con el arte contemporáneo. He hecho los catorce estados de la cruz en abstracto, pero partiendo de la escena figurativa de cada estado. ¡Para mí ha sido un gran esfuerzo y un reto!
-Estrenar un Via Crucis en Navidad suena bastante extraño.
-No lo es porque forma parte de una programación expositiva que durará a lo largo de 2011, con lo que estará ahí en Semana Santa y también después. Se pretende que este trabajo sea útil y no solo un ejercicio estético.
-¿Es usted un hombre religioso?
-Bueno, formado en la religión. ¡Eso está ahí, en mi cabeza y en mi comportamiento!
-2011 es su gran año porque además dará el salto a la galería Marlborough de Nueva York.
-Ya he venido colaborando desde hace seis años con la Marlborugh de Madrid y este año que ahora arranca haré mi primera exposición individual en Nueva York. Junto con otra exposicion que tengo prevista en el museo Würth de La Rioja, es mi gran proyecto de 2011.
-Ya trabajó en Estados Unidos.
-Sí, entre 1998 y 2000. ¡Pero ahora con un proyecto concreto y sin fecha de vuelta!
-¿Qué da a un artista la Gran Manzana?
-Nueva York está siempre en la memoria cultural colectiva y es la ciudad que te ayuda a comprenderlo todo. Allí se asimila mucho mejor la contemporaneidad del arte y es un contexto estupendo para un artista. Facilita las cosas.
-La evolución de su trabajo parece indicar que donde había un pintor hay ahora un escultor.
-Efectivamente es así. Desde que empecé a trabajar las curvas, mis obras han cobrado un formato tridimensional e incluso exento. Antes buscaba la «pintura sin pintura», al innovar en los materiales, y ahora la geometría del aluminio me ha conducido a la escultura.
-¿El artista abstracto es todavía hoy un incomprendido?
-Digamos que al espectador la figuración le suele dar más tranquilidad que la abstracción. Pero simplemente es un problema de tener interiorizados los registros. Para un arquitecto puede ser más fácil de asimilar la abstracción que la figuración.
-Hace poco ha participado en un homenaje artístico a Jorge Oteiza, el que esculpió catorce apóstoles (en vez de los doce reglamentarios) en el santuario de Aránzazu...
-¡Eso no fue más que una provocación propia de su personalidad!
-¿Y cómo ve que se tenga tanta afición a enfrentarle con Chillida?
-Es un capítulo que está más que superado. Son dos artistas de primer orden que no se pisan.
-La crisis está castigando durísimamente al mercado del arte.
-Sí, se está sufriendo, pero también depende de en qué ámbito nos movamos. En estos tiempos el gran coleccionista internacional se consolida y el pequeño va a menos. Las grandes economías están adquiriendo obras muy caras. Yo en esta crisis no he parado de trabajar y de hacer proyectos. Ante la dificultad y los obstáculos, los que saltan la valla salen reforzados.
-¿Esta situación propicia una «limpia»?
-Totalmente. Y en ese sentido la crisis me parece positiva, porque quita lo mediocre e innecesario que está ocupando un espacio que no debería usurpar. También en el aspecto creativo ayuda a evitar la parálisis y a buscar nuevos formatos, Y a que el propio mercado supere sus actuales modelos y se reajuste.

Pintar sin pintura

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