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El triunfo del empollón

Muchos empollones se habían abierto camino y ocupaban actualmente puestos de responsabilidad

Día 14/12/2010 - 11.13h
DESCONOCÍA cuál era la situación de los empollones en el sistema escolar actual pero durante su infancia en el colegio de los Escolapios, el empollón era un ser anodino al que se le ignoraba y despreciaba sin llegar a agredirle, algo reservado para los niños más retraídos y con más problemas de adaptación en una práctica deleznable que ahora recibía el nombre de «bullying» y que entonces simplemente se explicaba con un «es que los niños son muy crueles».
En esa época ya lejana de su infancia los triunfadores a los ojos del resto de la clase eran los repetidores, los rebeldes que plantaban cara a los profesores, que se «pelaban» las clases y que eran los auténticos líderes del patio. De hecho, si no te cargaban ninguna asignatura para junio o septiembre, no eras nadie. Ya no era más hombre el que fumaba en el patio sino el que más suspendía. Un verano sin «cates» era un verano aburrido y uno podía llegar a sentirse un bicho raro por estar todo el día en la playa mientras sus amigos dedicaban algunas mañanas estivales a estudiar, sobre todo cuando se acercaba el mes de septiembre.
Sin embargo, el tiempo ponía a cada uno en su sitio y muchos de esos líderes del patio y del suspenso engrosaban actualmente las filas del paro o, en el mejor de los casos, llevaban una existencia gris con un anodino trabajo en el que no tenían ninguna oportunidad de mostrar esas supuestas dotes de mando que exhibieron en el pasado y cuyo único anhelo era ser seleccionados para programas de televisión como «Gran Hermano» y demostrar así una vez más que eran los mejores en el siempre complicado arte de no hacer nada.
Mientras tanto, muchos de esos empollones triunfaban en sus vidas profesionales y constituían un espejo en el que el resto de la sociedad quería verse reflejada. Ejemplos de ello en el campo de las nuevas tecnologías eran Bill Gates, fundador de Microsoft, o Mark Zuckerberg, creador de Facebook. En la política internacional, sobresalían Barack Obama o Hillary Clinton, quienes habían sido unos auténticos empollones en su infancia. Hasta la estrafalaria Lady Gaga, antes conocida como Stefani Joanne Angelina Germanotta, cantaba «justicia para los empollones y los inseguros», un arquetipo que representaba a la perfección Harry Potter, el típico empollón con gafotas.
Muchos empollones se habían abierto camino y ocupaban actualmente puestos de responsabilidad. Sobre los pobres niños que por sus diferencias —bien fueran estas unas orejas de soplillo, una timidez galopante o la falta de control sobre sus esfínteres— habían sido objeto de la mofa continua del resto de la clase, era difícil saber qué había sido de ellos pues era algo que muy pocos querían recordar o comentar incluso a sus más allegados.
Quedaba el consuelo de pensar que la vida era una carrera de fondo y que ponía a cada uno en su sitio pero siempre había algunos que injustamente se quedaban en el camino. Víctimas de la evolución de las especies que ya describió Darwin y que seguía hoy en día totalmente vigente.
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