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La quinta huelga general contra un Gobierno del PSOE

De las siete huelgas generales de la democracia, cinco han sido convocadas contra las políticas laborales de gobiernos socialistas, por una en el Gobierno de Suárez (UCD) y otra en el de Aznar (PP)

Día 03/11/2010 - 16.48h
El 15 de diciembre de 1988, un Felipe González profundamente abatido y en un «estado creciente de depresión», según calificaron fuentes del Gobierno, no tuvo más remedio que reconocer el «éxito político» de la huelga general para los sindicatos. Cerca de ocho millones de personas (el 90% de la población activa) secundaron el paro contra el plan de empleo juvenil del Gobierno y su política económica, que fue apoyado por todos los sindicatos y todos los partidos, de derecha e izquierda. Aquella fue la tercera y más famosa de las siete huelgas generales que se han producido durante la democracia, cinco de las cuales han sido convocadas contra Gobiernos del PSOE, por una contra el Gobierno de Adolfo Suárez (UCD), en 1978, y otra contra la reforma laboral de José María Aznar (PP), en 2002.
Huelga de 1988
La de este miércoles 29 de septiembre será la primera huelga general que sufra el actual presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que tenía 24 años y era ayudante de Derecho Constitucional en la Universidad de León cuando vio como su predecesor al frente del socialismo español, González, recibía el primer espaldarazo a su política laboral: la huelga general del 20 de junio de 1985. La diferencia entre el «bautismo» de González y el de Zapatero es que la huelga del miércoles se va a producir en el peor momento económico de la historia de la democracia, mientras que en 1985 coincidió con la salida de la segunda crisis del petróleo y mientras el PIB comenzaba a crecer a un ritmo del 2,5%.
Aquella primera huelga, seguida por cuatro millones de trabajadores según los organizadores y un millón según el Gobierno, fue la primera de la cuatro que sufrió Felipe González en sus 16 años en La Moncloa: 1985, 1988, 1992 (sólo de cuatro horas) y 1994 (contra otra reforma laboral).
1985: mayoría absoluta y huelga general
No habían pasado ni tres años desde que el PSOE consiguiera su primera mayoría absoluta, cuando CC.OO. (sin UGT, que entonces era un sindicato «casado» con el socialismo) movilizó a la población contra la reforma de las pensiones de González, uno de los detonantes que ha desencadenado también la huelga contra Zapatero, a quien critican, entre otras cosas, por modificar o «congelar» las pensiones en 2011, cuando ya «más del 70% de los 8,7 millones de pensionistas no cobra los 830 euros de la pensión media mensual».
En 1985, al igual que ahora, la huelga se produjo dentro de un contexto de enorme paro que afectaba a 2,7 millones de personas (el 21% de la población activa). «Es un ejercicio de irresponsabilidad grave convocar una huelga general por motivos que no son ciertos y ocultar los motivos políticos que no son confesables, y que son la oposición comunista al primer Gobierno socialista», dijo entonces González.
Hoy los parados superan los cuatro millones y el 20% de la población activa, una situación también crítica que ha llevado a los socialistas a aprobar en solitario una reforma laboral que, además de contar con el rechazo del resto de partidos y sindicatos, le ha valido la primera huelga general de su mandato.
1988: España se colapsa
En la famosa huelga del 14-D en 1988, las cosas fueron muy diferentes para Felipe González, que vio como España se paralizaba con el objetivo de que el presidente del Gobierno, en su segunda legislatura, retirara el plan de empleo juvenil y diera un giro radical a su política económica. Cerca de ocho millones de personas secundaron una huelga a la que, junto al resto de sindicatos y partidos políticos, esta vez sí se unió la UGT, que se distanciaba por primera vez en la historia del PSOE.
«La huelga ha sido un éxito político» para los sindicatos y «un duro golpe para el Gobierno», reconocía el presidente en un breve comunicado al día siguiente del 14-D. Poco después, el Ejecutivo daba marcha atrás en sus protestas y concedía a los sindicatos las reivindicaciones que habían llevado a la huelga: la retirada del Plan de Empleo Juvenil, incrementar la cobertura de desempleo hasta el 48% o equiparar, entre otras medidas, la pensión mínima al salario mínimo interprofesional. Una serie de cambios valorados en medio billón de pesetas que dispararon en gasto social del Gobierno.
Este «giro social» dado por González en 1988 ante la presión de «la protesta más grande desde 1934», decía «The New York Times», se antoja complicada ahora para un Zapatero independientemente del éxito del paro de pasado mañana, pues su reforma laboral ha sido aprobada siguiendo el dictado de las principales potencias de la Unión Europea y con prisas.
1992: bajo la amenaza de un nuevo 14-D
Aunque González estuvo a punto de dimitir tras un 14-D el que su imagen se vio gravemente deteriorada en los principales medios de comunicación del mundo, aún tuvo tiempo en su tercera legislatura para dos huelgas generales más: el 28 de mayo de 1992 y el 27 de enero de 1994.
Con los Juegos Olímpicos a las puertas, en 1992 el paro fue de sólo media jornada –excepto en Murcia y Baleares, que fue de 24 horas– y pedía la retirada de otro «decretazo» que recortaba las prestaciones por desempleo y del proyecto de ley de huelga, además de reclamar la reindustrialización de España. Sin embargo, el recuerdo del colapso de 1988 aún estaba vivo y muchos medios calificaron aquella huelga, convocada también por UGT y CC.OO., de «fracaso». Y, de hecho, la CEOE valoró el coste final del paro en unos 30.000 millones de pesetas frente a los 135.000 inicialmente previstos.
Como ha sido común en todos los paros, la guerra de cifras también estuvo presente el 28-M: según el Gobierno, sólo 3.200.000 trabajadores secundaron el paro (34% de la población activa), mientras que los sindicatos aseguraban que nueve millones hicieron huelga (90%).
Los sindicatos, con Nicolás Redondo (UGT) y Antonio Gutiérrez (CC.OO.) a la cabeza, insistían en el grave atentado que suponían para los trabajadores las nuevas medidas laborales del Gobierno y advertían a González de que si persistía en su política económica recibiría «un nuevo 14-D». Pero el presidente del Gobierno está vez se sentía ganador y no paró, como había hecho en 1998, las medidas que había puesto en marcha, asegurando que este tipo de huelgas serían cada vez menos eficaces para los sindicatos y recibirían un mayor rechazo social.
1994: una nueva reforma, una nueva huelga
La última huelga general sufrida por los socialistas antes del 29-S llegó en enero del 94, también como respuesta a una reforma laboral que, al igual que la actual, pretendía flexibilizar el mercado de trabajo y flexibilizar el despido individual y colectivo (ampliado las posibilidades del despido objetivo). Es decir, abaratar el despido a cambio de estabilidad en el empleo. Una reforma que estuvo marcada por el nivel más alto de paro jamás alcanzado en España: el 24% de la población activa, con 3.700.000 desempleados frente a los casi 11.900.000 ocupados.
Pero también aquí González hizo caso omiso de las demandas sindicales y no varió su política económica ni los planes de reforma laboral. Sobre todo, «tras conocer los resultados de una jornada convocada por los sindicatos que no consiguió paralizar la vida ciudadana como ocurrió el 14 de diciembre de 1988», contaba ABC. Mientras los dirigentes sindicales hablaron de un 90% de los trabajadores parados, el Gobierno aseguraba un 30% y la patronal un 26%.
Las cartas están echadas ahora para un Zapatero y su reforma aprobada en solitario con 168 votos a favor, 8 en contra y 173 abstenciones. ¿Vivirá España un nuevo 14D? ¿Tendrá que echar para atrás una reforma, como hizo González en 1988, a pesar de las exigencias de la UE, o seguirá empecinado hacia en sus medidas «antisociales» como ocurrió en 1992 o 1994?
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