
Sábado, 30-05-09
REUTERS
Soldados de la 101 División Aerotransportada regresan a su base en Bagram después de días de combate en el este de Afganistán
PEDRO RODRÍGUEZ CORRESPONSAL
WASHINGTON. Fort Campbell, entre Kentucky y Tennessee, sirve desde la Segunda Guerra Mundial como una de las principales bases militares del Pentágono. Con casi 30.000 soldados, esas instalaciones del Ejército de Tierra albergan a la 101 División Aerotransportada y diversas unidades de operaciones especiales. Pero durante los últimos tres días, la rutina castrense se ha esfumado de ese acuartelamiento tras acumular un récord de once suicidios en lo que va de año, dos ellos la semana pasada.
Los comandantes de Fort Campbell han suspendido desde el miércoles todas las actividades normales de la base para dedicarse exclusivamente a la prevención de suicidios entre sus soldados. Según ha indicado el general Stephen Townsend, «nosotros no queremos encabezar estas estadísticas», recalcando a sus tropas que el suicidio «es una solución permanente para un problema temporal».
Cifras sin precedentes
En el 2008, más de 130 militares del Ejército de Tierra terminaron con sus vidas. Y en lo que va de este año, ya se han registrado más de medio centenar de suicidios -22 confirmados y 34 bajo investigación- en las filas del «Army». Con más bajas mortales por esta causa en enero que muertos en combate.
Como parte de este parón preventivo, el general Townsend se ha dirigido personalmente a todos los soldados de Fort Campbell con la orden de buscar ayuda y terminar con esta catastrófica epidemia de suicidios. Según el coronel Ken Brown, jefe de capellanes, los constantes despliegues en zonas de combate desde hace siete años explican toda esta tragedia adicional.
Desde los atentados del 11-S, las tropas de Fort Campbell han servido entre tres y cuatro destinos de al menos un año en Irak o Afganistán. Entre los factores de riesgo destaca toda la inestabilidad familiar provocada por los constantes despliegues en zonas de combate, reflejada en un número disparado de divorcios. Otro sería la mezcla de alcohol con fármacos recetados para tratar cuadros de ansiedad habituales entre veteranos de guerra. Sin olvidar tampoco las presiones de la crisis económica entre personal de bajo rango y modestos ingresos.
Los oficiales de Fort Campbell han organizado a sus soldados en grupos para apoyarse entre sí. Pero uno de sus grandes retos es el estigma asociado con la depresión, especialmente entre hombres en uniforme que comparten una cultura de dureza sin lugar para cuestiones afectivas. Según las arengas del general Townsend, «si ustedes no dudarían en buscar ayuda médica para heridas físicas, tampoco deberían hacerlo para tratar sus heridas psicológicas».

