Últ. actualización
Domingo, 15-03-09
TEXTO: ARISTÓTELES MORENO
FOTOGRAFÍA: RAFAEL CARMONA
CÓRDOBA. Este ciudadano aparentemente común acaba de sufrir uno de los más virulentos ataques informáticos de Córdoba. Abrir un espacio de libertad en la red tiene, a veces, su riesgo. La libertad, por lo que se ve, incomoda. Y mucho. Una operación «hacker» asestó un sofisticado golpe contra el foro de «La Calleja de las Flores», uno de los más activos y críticos de la ciudad. La acción resultó fulminante: no sólo liquidó el foro y el portal de la Calleja sino que trituró todo el servidor, radicado en Málaga. Sólo se sabe que el golpe se ejecutó desde Córdoba y que los piratas informáticos tendieron una tupida red, de la que se pierde su pista en Madrid. Todo, según se ve, muy profesional.
-¿A quién incomoda la libertad?
-A los que tienen el dinero.
Luis Calvo Anguís montó «La Calleja de las Flores» casi por accidente. No tenía entre sus metas convertirse en una suerte de «guerrero del antifaz digital» cuando hace diez años puso fin a una más que fructífera vida de editor gráfico y productor de publicaciones en Madrid.
Dos incidentes, en cambio, lo empujaron a este imprevisto papel de agitador urbano. El primero fue la adquisición de los cines de verano por parte de Rafael Gómez, previsiblemente para fines crematísticos. El segundo sucedió inopinadamente una mañana cuando salió de su casa en San Agustín. Contempló cómo operarios municipales estaban levantando el vetusto pavimento de la calle para colocar, en su lugar, otro manifiestamente de inferior calidad.
Luis Calvo envió decenas de cartas a organismos y ciudadanos influyentes denunciando lo que consideraba un atropello. Y sonó la flauta. Una de ellas fue a parar a Icomos, el organismo supervisor de la Unesco en materia de patrimonio histórico. La carta surtió efecto y el Ayuntamiento se vio obligado a paralizar la operación de recambio del pavimento. Un simple ciudadano había ganado la batalla.
Luis Calvo adquirió un dominio y colgó la carta de Icomos. De ese simple incidente nació la página web «La Calleja de las Flores», un espacio de denuncia urbana, que ha llegado a registrar más de 150.000 entradas al año. Y de ahí emergió un foro de opinión, que en apenas tres años se ha convertido en ágora indomable de debate público. Hasta que alguien pensó que no era conveniente que permaneciera activo. «El foro ha sido siempre un espacio de opinión muy incómodo. Los hackers nos han atacado tres veces. Pero este último ha sido un ataque fulminante y muy bien hecho. No era un indocumentado. Lo hemos intentado levantar varias veces pero estaba el «gusano» allí esperándonos». Tras el golpe informático, Luis Calvo meditó tirar la toalla, pero un grupo de «foreros» decidieron resistir y abrieron un blog para evacuar sus denuncias.
Educación marista
Luis Calvo Anguís nació en Córdoba pero se esfuerza en subrayar que es un cordobés de primera generación, que es una forma, dice, de ser un cordobés a medias en una ciudad donde el apellido cuenta. Y mucho. De padre zamorano, madre de Úbeda y el tercero de seis hermanos, pudo estudiar, con todo, en un colegio acomodado. De los maristas recuerda su aceptable educación y que aprendió, sobre todo, a esquivar los golpes. «Tenían una disciplina cercana a la inglesa y usaban un aparatito, la chasca, para dirigir la clase y, llegado el caso, para pegar chascazos».
Intentó estudiar Arquitectura en Sevilla, pero se enredó en ambientes poco recomendables y en un año su padre decidió devolverlo al seno familiar. Perseveró entonces en contrariar al progenitor y se matriculó, con disgusto paterno incluido, en Arte y Oficios. «Tú hazte abogado», le recomendaba infructuosamente, «y en los ratos libres pintas».
Pero no tuvieron mucho éxito las recomendaciones paternas y acabó dedicándose a ilustrar y al mundo de la publicidad. Su primer trabajo, antes de volar a Madrid, fue una campaña de concienciación ciudadana puesta en marcha por el entonces emergente Julio Anguita. Corría el año 1982. Córdoba, con todo, se le quedó pequeña y pronto aceptó un trabajo sin remuneración en la revista Telva, en Madrid, para aprender los rudimentos del diseño de publicaciones, que entonces empezaba a destellar.
La entrevista tiene lugar en su luminoso ático a pocos metros del Palacio de Viana. La mañana está clara y particularmente silenciosa. Luis Calvo es uno de los cada vez más frecuentes representantes del teletrabajo, así que tiene su espacioso estudio en su vivienda. Sus clientes son de fuera de Córdoba, incluso de España, pero para trabajar con ellos le basta con un ordenador y conexión de Internet. Estamos en el siglo XXI.
-¿Internet cambiará el mundo?
-Ya lo ha cambiado.
-Se ha convertido usted en una especie de «guerrero del antifaz digital». ¿Le pesa el disfraz?
-Mucho. Esta ciudad es una ciudad de nombres y apellidos y si no te pueden atacar desde un sitio te atacan por otro.
-¿Cuál es el poder más temible?
-La ignorancia de los ciudadanos.
-Los foros digitales se expanden por la red. ¿Hay hambre de expresión?
-Hay necesidad de saber. Aquí se han hecho muchas cosas mal. Sobre todo desde la política y la banca, que son primos hermanos. Y la gente quiere saber la verdad.
-¿Internet ensanchará la democracia?
-Pudiera ser. Pero hay intereses que no están dispuestos todavía al cambio. Hay un analfabetismo digital entre los políticos muy grande y hoy día se podría votar todo sin problemas.
-¿Cuándo elegiremos al presidente de Gobierno con un simple golpecito de ratón?
-Más pronto que tarde. Aunque sólo sea porque es mucho más barato.
-¿Sobran vecinos y faltan ciudadanos?
-Sí. La corrupción es un fenómeno que lo ha ensuciado todo. El ciudadano calla porque quien más y quien menos tiene una trapisonda. Sobre todo en Andalucía. Falta cultura y honestidad.
-Primero fue la defensa de los cines, luego el pavimento. ¿Cuál será su próximo caballo de batalla?
-Ahora estamos peleando porque la Iglesia no abuse de la Mezquita.
-¿«La Calleja de las Flores» tiene precio?
-No tiene precio porque no vale nada.
-Millones de personas se comunican a través de redes sociales en Internet. ¿Es para asustarse?
-¿Nos asustamos cuando se inventó el teléfono? Los inventos siempre asustan.
-¿Y sustituirá a otras formas de relaciones humanas?
-No las sustituirán: abrirán formas nuevas. Son fenómenos muy interesantes.
-¿El amor por la red es amor verdadero?
-El amor es siempre verdadero.
-Dígame tres bofetadas imperdonables contra el patrimonio histórico en Córdoba.
-Hay una gran bofetada, que es el tratamiento que se da a los restos arqueológicos en esta ciudad. Otra es que llevemos 12 años para abrir la ampliación del Museo Arqueológico.
-¿Es Luis Calvo un peligro social?
-Yo creo que el peligro son ellos.

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