El amianto, un viejo enemigo para la salud humana

Los terrenos también carecen de cerramientos a pesar de los pozos abiertos - Rocío RuzLa Asociación Víctimas del Amianto Avida ha comenzado a asesorar a los vecinos de la Cruz de Marchenilla sobre qué pasos deben seguir para que en primera instancia las administraciones tomen cartas en el asunto y en paralelo, vigilar la aparición de posibles efectos en la salud. Varios de sus miembros acudieron esta semana a la escombrera para conocer el problema. «Jamás habíamos visto algo similar. Lo habitual son los techos y estructuras de amianto levantados y que empiezan a ser un problema para la salud cuando se deterioran. Pero aquí ves una extensión enorme de restos tirados en el suelo. Es impactante». Antonio Delgado tiene 74 años y desde los 47 está jubilado por la enfermedad profesional que le produjo la exposición prolongada al amianto. Sufre de asbestosis, una afección crónica que le va reduciendo progresivamente su capacidad respiratoria por la inhalación durante años de las fibras de amianto. Esa dolencia está asociada al cáncer de pulmón.Delgado forma parte de la asociación como antiguo trabajador de la factoría que tenía la empresa Uralita en Bellavista. Ingresó con 15 años y estuvo en el tajo hasta que la enfermedad lo apartó definitivamente. Es un experto, por desgracia, en el amianto. «La prevención y evitar cualquier tipo de riesgo es fundamental porque estamos ante una enfermedad que surge con los años, que no da la cara rápido y en la que los enfermos pueden estar asintomáticos durante mucho tiempo mientras tus pulmones se van deteriorando».El amianto friable, que se desprende de los materiales de construcción, es el más lesivo porque las partículas se quedan en suspensión en el aire y pueden inhalarse.Los tribunales españoles han empezado a reconocer el daño causado por el asbestos no sólo a trabajadores sino también a familiares y vecinos de fábricas de la antigua UralitaDesde la segunda mitad del siglo pasado se han ido desarrollando normativas en España para contrarrestar los efectos del amianto en materia de salud laboral. En la década de los 60 se incluyó la asbestosis como enfermedad profesional. Con el desarrollo urbanístico, el uso del amianto se extendió por su durabilidad y resistencia.La toxicidad de este mineral está ampliamente reconocida. Por eso llama la atención que un caso como la escombrera de Alcalá lleve más de una década sin que se haya puesto remedio a pesar de los riesgos evidentes. Antonio Delgado añade que la gravedad reside, además, en el estado de los materiales. «El amianto friable es el que entraña más peligro porque las partículas se desprenden al romperse la uralita. Por eso es inconcebible que eso lleve tanto tiempo en esa situación». Caso CerdanyolaLa asbestosis es una enfermedad profesional reconocida en la legislación española hace más de medio siglo. Sin embargo, hasta no hace mucho, los efectos nocivos por la exposición a las fibras del amianto sólo se admitían a efectos de indemnización para los trabajadores que habían estado en contacto con ese material como los obreros de las fábricas de la compañía Uralita. Sin embargo, la Justicia ha ido admitiendo también como afectados a las esposas de esos trabajadores que enfermaron como consecuencia de lavar los uniformes donde quedaban depositadas las partículas tóxicas.Y en 2019, la Audiencia de Madrid sentenció a la antigua Uralita a indemnizar con 3,5 millones a 14 vecinos de Cerdanyola del Vallès y Ripollet (Barcelona), que resultaron afectados por vivir con trabajadores de la fábrica o por residir cerca de ella. Todo un precedente para el colectivo de Alcalá.

El amianto, un viejo enemigo para la salud humana

La Asociación de Victímas Avida, donde están presentes antiguos trabajadores de la fábrica de Uralita de Bellavista, ha empezado a asesorar a los vecinos de la Marchenilla

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