El pasado verano, cuanto el mercado de fichajes estaba a punto de tocar la bocina, Cristiano bufaba hasta con las paredes cuando se enteró que su mejor socio en el Real Madrid, Ozil (mal aconsejado por su avaricioso padre y representante), cogió las de Villadiego y se marchó al Arsenal en busca de más millones y menos títulos. Durante las tres temporadas que Mesut y Ronaldo coincidieron en la entidad blanca, el teutón le dio 27 asistencias al luso. Congeniaban como pocas sociedades. Hoy, el ahora «gunner» tiene los bolsillos repletos; el madridista, también, pero sobre todo, forma parte de la historia del fútbol y del club blanco como uno de los héroes de la Décima. No todo en la vida es el dinero. Nueves meses después de aquel inesperado «divorcio», Cristiano Ronaldo y Mesut Ozil volverán a verse las caras en un terreno de juego. Ambos, son los líderes de dos selecciones cuya meta es Maracaná el próximo 13 de julio. Portugal busca su primera copa del Mundo, Alemania la cuarta (ganó las de 1954, 1974 y 1990). La cita es a media tarde en territorio peninsular (18.00 horas, Cuatro), en el Fonte Nova de Salvador, en uno de los partidos de más quilates de esta primera fase.
Precedentes
Las dos escuadras se conocen a la perfección. En los últimos ocho años se han visto las caras en competición oficial hasta en tres ocasiones y todas ellas cayeron del lado germano: el partido por el tercer y cuarto puesto del Mundial 2006 (3-1); en los cuartos de final de la Eurocopa de 2008 (3-2); y en la fase de grupos de la Eurocopa de 2012 (1-0), ya con Paulo Bento en el banquillo luso. Precisamente de esa última derrota, nace el optimismo en el país vecino ante su complicado debut en Brasil: «Aquel partido lo perdimos de una forma injusta pero nos sirvió para aprender. Sabemos que Alemania tiene muchos puntos fuertes, pero también algunos débiles. Podemos hacerles daño, sobre todo, si sabemos mostrar nuestra mejor arma, el contragolpe», señala el seleccionador de Portugal.
Mucho de lo bueno que pueda suceder en el encuentro pasará por las botas de Cristiano Ronaldo. El vigente Balón de Oro no ha tenido una concentración previa al uso. Tras la exigente final de Champions, los castigados bíceps femoral de su pierna derecha y tendón rotuliano de su izquierda cayeron de nuevo maltrechos, aunque en el último amistoso de los de Bento, ante Irlanda del Norte, hace siete días, Ronaldo ya pudo jugar durante sesenta minutos. Su jerarquía en Portugal es abrumadora: 12 goles en los últimos 11 encuentros, con aquel papel estelar en la repesca ante Suecia, marcando los cuatro goles de su selección, triplete incluido en el decisivo partido de vuelta jugado en Estocolmo: «No puedes perderle de vista, literalmente. Siempre tienes que preguntarte qué está haciendo Ronaldo, dónde está», asegura con respeto el seleccionador teutón Joaquim Low. Su idea será ahogar el centro del campo luso para evitar sus temibles contras y la rapidez de Cristiano; y dar las gracias porque Ozil, otrora su mejor aliado, juegue con la «Mannschaft». Partidazo.





