Alegría a medias. Bélgica ha viajado a Brasil luciendo el cartel de posible revelación, pero, si todo lo que tiene que ofrecer en este Mundial es lo que se vio durante la primera parte, sus opciones de regresar como campeona son prácticamente nulas. La versión en el segundo acto fue más acorde a su «fama» y, con los cambios, los «diablos rojos» mejoraron una imagen que no tuvo nada que ver con el fútbol aburrido, sin ritmo, lento y por momentos tedioso de los primeros 45 minutos. Argelia pecó de conservadurismo y no sumar ni un punto fue su castigo. [Narración y estadísticas].
Después de doce años de ausencia, Bélgica regresa a un Mundial. Y lo hace con una generación joven y muy prometedora, aunque puede pagar caro esta bisoñez. Con la columna vertebral de la selección que disputara la semifinal olímpica en Pekín 2008, Marc Wilmots tiene a sus órdenes una nómina de estrellas de futuro y otras muchas ya de presente. Courtois, Hazard, Chadli, De Bruyne o Lukaku son futbolistas ya consagrados, pero en el debut se mostraron, por momentos, impotentes para superar la tela de araña levantada por el rival para proteger la portería. No cayeron en la desesperación ni en el nerviosismo, y consiguieron dar la vuelta al gol del argelino Feghouli. Un cabezazo de Fellaini y una contra concluida por Mertens mantienen intacta la moral belga, que sueña con algo grande en Brasil.
Desde el inicio se vio una Bélgica excesivamente lenta, por momentos desesperante por su parsimonia a la hora de mover el balón. En este escenario, solo Hazard parecía capaz de ofrecer algo diferente. Con los minutos se contagió del fútbol plomizo de sus compañeros. Que tardaran 20 minutos en realizar su primer disparo entre los tres palos es un síntoma del contado peligro generado por los europeos en el primer acto.
Antes de este lanzamiento de Witsel ya había avisado de sus intenciones la selección argelina, dirigida por el veterano Vahid Halilhodzic. Con la mayoría de sus futbolistas nacidos en Francia y acostumbrados a la alta competición en Europa, el técnico bosnio preparó un plan tan sencillo como efectivo en el primer tiempo: intentar mantener la portería a cero y buscar las contras. Así llegó la jugada en la que los africanos cobraron ventaja después de una internada de Ghoulam por la banda izquierda finalizada con un centro al área. La entrada como una bala de Feghouli dentro del área solo pudo ser frenada por Vertonghen en falta para evitar el remate. Penalti claro que el jugador del Valencia se encargó de marcar.
Los cambios, clave del triunfo belga
Con el marcador a favor Argelia se reafirmó en su planteamiento inicial.Redobló esfuerzos para taponar los espacios y evitó que los belgas pudieran correr. Sin huecos y sin metros para exhibir su velocidad, Lukaku, cambiado en el segundo tiempo, estuvo desaparecido. El delantero por el que se pelea media Europa para la próxima temporada dejó su puesto a Origi, que tras el descanso desperdició una clarísima ocasión. Potente, el punta se marchó en carrera, aunque le faltó puntería para acercar ante la salida de M’bolhi. Su disparo se estrelló contra el guardameta.
Con Mertens y Origi en el césped, Bélgica fue otra. Comenzó a correr y a poner en apuros a una defensa argelina que comenzó a descoserse. Sin embargo, el jugador decisivo fue Fellaini, que sorprendentemente comenzó el duelo en el banquillo. El espigado centrocampista, solo cinco minutos después de entrar, impuso su altura en un centro al área de De Bruyne y logró una igualada que descompuso a los argelinos.
Diez minutos después llegó la sentencia en una pérdida de pelota de Argelia en el centro del campo. La rápida contra belga fue finalizada por Mertens con un potente disparo. Wilmots corrigió, acertó con sus cambios y su selección borró la mala imagen del primer tiempo para sumar sus tres primeros puntos. Jugando así, Bélgica sí puede apuntar alto.






