España vuela hoy mismo hacia Curitiba, diez horas de viaje para pensar en lo que viene. Despachados con oficio y nombre los amistosos contra Bolivia y El Salvador, la selección se centra en Brasil y en la defensa de la estrella, asunto de Estado que tiene encendido al personal. Y en ese avión, Del Bosque tendrá tiempo para meditar y extraer conclusiones después de lo que ha vivido esta semana en Washington. La mejor noticia es que están todos en buen estado, incluso Juanfran y Diego Costa. «Juanfran ha cumplido todo el encuentro, no se ha resentido. Y Diego ha jugado 72 minutos y ha tenido cosas buenas. Ha ido a menos, pero llevaba tiempo sin jugar y es comprensible. Está preparado para jugar el Mundial», comentó el salmantino. Quien se fue con unos problemas de ampollas fue Jordi Alba, aunque no debería preocupar ya que se trata de un tema menor.
Son las conclusiones positivas de un bolo que no da para mucho más, aunque el técnico expuso su reflexión al término del duelo. «Lo que menos me ha gustado es que nos ha faltado continuidad en el juego. Y lo que más es que hemos estado asentados defensivamente, bien en el campo. Nos ha faltado también un poco más de precisión en los últimos metros», aceptó, algo molesto porque el equipo generó numerosas ocasiones sin que acompañara el remate. «Las sensaciones son buenas y estamos en la línea de siempre, somos optimistas de cara al inicio de la competición».
De lo que se va a encontrar España en la fase de grupos del Mundial (Holanda, Chile y Australia), nada comparable a lo que sucedió en el amistoso, por mucho que a Del Bosque le gustaría que siempre fuera así. «Hemos llevado la iniciativa, no me importaría que todos los partidos fueran así porque mandaríamos. Pero no creo que eso suceda, habrá alternancia en el control del juego», razonó con lógica.
Obviamente, hubo palabras para el hombre del partido, David Villa. «En terreno reducido, probablemente sea uno de los mejores delanteros que hay», sentenció Del Bosque, que se fue de Washington con un regalo del futbolista salvadoreño Richard Menjívar para su hijo Álvaro.
