Del ‘paz y amor’ a los fusiles de asalto: así toma la marihuana nuestro país
¿Cómo hemos pasado de hippies que fuman marihuana a tiroteos con armas de guerra en España? ¿Puede un inocente porro arruinar la salud mental de un joven? Tenemos que hablar de la marihuana porque detrás de ella hay mafias internacionales y una violencia creciente. Y todo ello hoy, aquí, en España.

¿Cómo hemos pasado de hippies que fuman marihuana a tiroteos con armas de guerra en España? ¿Puede un inocente porro arruinar la salud mental de un joven? Tenemos que hablar de la marihuana porque detrás de ella hay mafias internacionales y una violencia creciente. Y todo ello hoy, aquí, en España.
Protegida tras una muralla de mitos y una legislación laxa, la marihuana ha ido ganando terreno en nuestro país y, con ella, las mafias que dominan su producción y distribución.
Hoy nos encontramos a la puerta de casa con un problema de múltiples dimensiones que, además, se extiende como una mancha de aceite. Todo esto se produce mientras muchos ciudadanos siguen asociando el cultivo de marihuana a un par de macetas en una terraza y su consumo, a un inocente pasatiempo.
Ha llegado el momento de repasar algunos mitos asociados a la marihuana y arrojar luz sobre lo que supone realmente: jóvenes en riesgo de sufrir problemas mentales, consumidores cada vez más enganchados, edificios de viviendas tomados por las mafias, vecinos que viven en riesgo permanente de incendio y un descomunal fraude eléctrico que afecta a la inmensa mayoría de la población.
Mito 1
"La marihuana no engancha"
La imagen romántica de la marihuana la pinta como una droga blanda que relaja a quien la consume, que no engancha y que incluso puede tener efectos positivos. Es la tesis que ha triunfado en el imaginario popular. Su éxito es lógico: si se compara con otras sustancias cuyas consecuencias son más evidentes —como la heroína o la cocaína—, parece que su consumo apenas las tiene. No es así.

CBD, principal componente natural, no es adictivo ni desencadena psicosis


En la savia con la que se elaboran extractos, aumentó aprox. 5,7 mg/año


La concentración del THC (componente adictivo de la marihuana) se ha multiplicado por 7


“Hay drogas que producen placer sin generar un síndrome de abstinencia tan evidente, a no ser que se consuman grandes cantidades. Este es el caso del alcohol y del cannabis”, explica el Dr. Eduard Vieta, jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona. “La gente conoce su experiencia personal, que es muy limitada, pero quienes trabajamos como profesionales de la salud mental vemos personas que están totalmente enganchadas y que tienen una adicción grave al cannabis”.
Entonces, ¿la marihuana engancha? Sí y, tal y como explica el Dr. Vieta, lo hace de manera mucho menos evidente que otras sustancias como la heroína. Este es, a su juicio, uno de los principales problemas que plantea el cannabis.
Vemos personas que están totalmente enganchadas y que tienen una adicción grave al cannabis
Eduard Vieta, jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona.
El efecto del cannabis reduce la capacidad cognitiva y te engancha de una forma sutil. No todas las drogas que enganchan son esas que se nota cuando no las consumes, que hacen que te tiemble la mano o te encuentres mal”, indica el experto.
El doctor se refiere a la típica frase de “lo dejo cuando quiera”, habitual entre adictos al alcohol o la marihuana. “Realmente no pueden dejarlo, pero no son conscientes”, añade el Dr. Vieta. Tampoco lo son de la gran cantidad que consumen habitualmente.
“Nuestro equipo del Hospital Clínic ha intentado establecer una medida de la unidad de consumo de cannabis y nos encontramos con que la gente realmente consume más de lo que cree”, puntualiza.
¿Por qué engancha entonces la marihuana? La respuesta se encuentra en el THC o Tetrahidrocannabinol, uno de los centenares de componentes que tiene la marihuana. A diferencia de otros como el CBD, que tiene cierta acción sedante y puede tener efectos positivos en determinadas indicaciones terapéuticas, el THC tiene poder adictivo.

El THC no solo tiene poder adictivo
Más peligro para los jóvenes
Así lo ha demostrado el propio Dr. Vieta en el estudio más amplio que se ha publicado sobre el tema, realizado por un equipo internacional de expertos. “El THC no solo tiene poder adictivo, sino también nocivo en ciertos colectivos como embarazadas, conductores y jóvenes. Hemos visto que, en menores de 25 años, existía un riesgo aumentado de algunas patologías muy serias como psicosis, trastorno bipolar y otras patologías mentales”, detalla.
Esto es un grave problema si tenemos en cuenta que hasta el 26,9% de los adolescentes de 14 a 18 años han consumido cannabis alguna vez en su vida, según la última encuesta Estudes que ha publicado el Ministerio de Sanidad.
26,9%
de los adolescentes han probado alguna vez el cannabis
14,9%
años edad media de inicio de los adolescentes en el consumo de cannabis
8%
incidencia de la esquizofrenia que se asocia al consumo juvenil de cannabis
Las mafias que producen y distribuyen la marihuana, por supuesto, conocen muy bien la capacidad de la marihuana para enganchar a quien la consume. ¿El resultado? Plantas con una mayor concentración de THC gracias a la manipulación genética de los cultivos. Es una tendencia mundial y una realidad en España.
Así lo recoge la Memoria de la Fiscalía Especial Antidroga 2023: en los últimos años se han encontrado porcentajes superiores al 20% de THC en las plantas de cannabis incautadas. Por comparar, la marihuana que se consumía en los años 70 contenía porcentajes inferiores al 2%, según se puede ver en una investigación de la Universidad de Bath. Hoy, la droga es mucho más potente y más adictiva.
“Hay un negocio detrás de gente que vive de traficar y de vender drogas, que sabe perfectamente que el THC es la sustancia que produce la adicción y los efectos que muchas personas buscan en la marihuana, es decir, el placentero y el desinhibidor”, explica el Dr. Vieta. “Por eso aumentan la cantidad de THC de sus plantas y de todos los productos que se comercializan bajo la etiqueta de derivados del cannabis. Así, la cantidad de THC aumenta y la de CBD disminuye”.”.
Mito 2
"La marihuana no mata"
Más allá de sus consecuencias letales más evidentes—el cannabis es una de las principales drogas detectadas en conductores fallecidos—, la marihuana pone en serio riesgo a muchas personas en España y lo hace por razones que todavía nos cuesta situar aquí.
El pasado verano fallecieron dos personas y otras dos resultaron gravemente heridas en un tiroteo en el barrio de Font de la Pólvora de Girona. El principal sospechoso es una persona que había sido detenida previamente en el marco de una operación internacional contra el tráfico de marihuana y que se encontraba en libertad tras haber pagado una fianza. Utilizó un fusil de asalto.
Este mes de octubre, el barrio de las Tres Mil Viviendas de Sevilla fue escenario de otro tiroteo en el que también intervinieron fusiles AK-47. ¿El motivo? Un intento de robo de marihuana entre narcotraficantes, una práctica que se conoce como “vuelco” en ámbitos policiales. Tras este suceso, la Policía desmanteló en la zona hasta 5.000 plantas de cannabis.
Se trata de escenarios que la mayoría de la población situaría en países como Colombia o México, donde operan los carteles de la droga con mayor fama mundial. Sin embargo, todo esto está ocurriendo hoy en barrios residenciales de Cataluña o Andalucía. Y lo hace porque nuestro país se ha convertido en una potencia mundial de la producción y distribución de marihuana.







Seguridad de los operarios: amenazas y coacciones de los que intentan impedir que se corten los enganches ilegales
Los trabajadores acuden camuflados y escoltados a zonas conflictivas. En muchos casos se producen agresiones a operarios.

La seguridad ciudadana está comprometida
En el barrio de las Tres Mil Viviendas por primera vez se han visto armas de guerra.

Este verano: 11 incendios en la red de distribución de Andalucía y Extremadura ligados a la marihuana
La proliferación de cultivos ilegales plantea nuevos riesgos en el sistema eléctrico español, con graves consecuencias.

Imposibilita prever el suministro adecuado y dificulta la detección del posible origen de la avería
La sobrecarga en la red produce cortes de luz en la zona y retrasa la solución de averías debido a la dificultad de los técnicos para encontrar el punto donde se produce el fraude.
¿En qué momento se convirtió España en un paraíso de la producción de marihuana? La capitán Elena Cogollo, de la Unidad Técnica de la Policía Judicial de la Guardia Civil, explicaba recientemente que nuestro país es líder en producción e incautaciones de esta droga desde 2018.
El caldo de cultivo para que esto llegara a ocurrir tiene dos ingredientes principales: el aumento del consumo de cannabis tanto en España como en Europa y la laxitud penal en nuestro país.
“Estamos hablando de una droga de las llamadas blandas y las penas por tráfico, si no hay organización criminal y si no tienen ningún agravante, oscilan entre el año y los tres años de prisión”, apuntaba la capitán.
Tampoco es especialmente punitiva la legislación sobre fraude eléctrico, que realizan muchos productores para mantener sus plantaciones en condiciones óptimas. Más bien al contrario: España no prevé pena de cárcel por el delito de fraude eléctrico, mientras países como Francia, Alemania o Italia sí la contemplan. La única pena prevista para el delito de defraudación de suministro eléctrico en España es una multa de tres a doce meses de duración. Hablamos de unos 7.200 euros como máximo.
Si unimos esto al bajo precio que tiene esta droga en España, tendremos que la relación entre riesgo y beneficio es muy favorable para los traficantes en este país. Las mafias prefieren venir aquí a comprarla —y, en muchos casos, incluso cultivarla— que hacerlo en sus lugares de origen, donde es más caro y los delitos asociados están más penados. Con una sola plantación ya amortizan la inversión necesaria para producirla.
Este entorno es el que ha transformado la actividad productora en España. Hemos pasado de tener pequeños productores que cultivaban para consumo propio y vendían los excedentes a distintas organizaciones criminales que cultivan para después llevarse la droga fuera o colaboradores de estas mafias que la producen en grandes cantidades y se la venden. Con los graves problemas de seguridad que todo esto conlleva: competencia entre criminales, “vuelcos” y ajustes de cuentas son solo algunos de ellos.
“El nivel de violencia de los grupos ha aumentado muchísimo en los últimos años”, destacaba la capitán Elena Cogollo. “Incluso para proteger sus propias plantaciones y evitar más robos están poniendo cada vez más medidas de protección. Electrifican las cerraduras y ponen gente dentro que protegen las plantaciones con armas. Y cada vez está habiendo más incidentes”, advertía.
Aunque al hablar de plantaciones nos imaginemos fincas al aire libre con plantas de marihuana, también esto ha cambiado. Ahora las plantaciones indoor, es decir, las que se instalan dentro de edificios, proliferan porque son más discretas. Evitan fácilmente los drones y helicópteros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Además, se pueden controlar mucho más fácilmente las condiciones en las que crecen las plantas, por lo que la producción es más fructífera.

Nº1
nuestro país es líder en la UE en producción e incautaciones de esta droga desde 2018

MANIPULACIÓN DE INSTALACIONES
Los enganches vinculados a la manipulación de instalaciones eléctricas han causado 20 muertos y más de 30 heridos en cinco años, sólo en Cataluña.
Estas plantaciones indoor no solo se implantan en naves o grandes instalaciones. También están en apartamentos dentro de edificios, mezcladas con otras viviendas, lo que supone una enorme inseguridad para los vecinos de esas zonas. No solo viven puerta con puerta con mafias organizadas que los amenazan y extorsionan, sino que corren otros riesgos. El motivo son los enganches ilegales que realizan los delincuentes a las redes eléctricas para mantener unas plantaciones que exigen una enorme potencia y desmantelan para ello todas las medidas de seguridad. Al ser viviendas particulares, es necesario contar con autorización judicial para poder entrar en ellas, lo que complica las intervenciones para cortar el suministro cuando la compañía eléctrica detecta su actividad.
Los enganches vinculados a la manipulación de instalaciones eléctricas han causado 20 muertos y más de 30 heridos en cinco años, sólo en Cataluña. Las electrocuciones e incendios son los más habituales. Más difíciles de cuantificar son los problemas sociales derivados de la actividad de producción de marihuana, que normalmente se da en zonas de bajos recursos en las que cualquier joven puede ver lo fácil que les resulta a sus vecinos ganar dinero con ella.
77
un piso dedicado a la producción de marihuana consume lo mismo que 77 viviendas
Mito 3: “Si no consumo marihuana, no me afecta”
“Si tienes mucha potencia y la instalación no está preparada, acaba por arder”, explica José Manuel Revuelta, director general de Redes de Endesa. “El problema es que un piso dedicado a la producción de marihuana consume lo mismo que 77 viviendas”, añade el experto.
“Lo que hacemos nosotros es sectorizar, es decir, separamos el foco del problema lo máximo posible y habilitamos más potencia. El problema es que los productores se enteran y aprovechan esa ampliación de potencia para aumentar su producción”, explica Revuelta.
Se desencadena así una espiral peligrosa: los productores indoor necesitan más espacio para cultivar y echan a sus vecinos de sus pisos o los obligan a producir para ellos, al tiempo que la instalación sufre una sobrecarga mayor. “Llega un momento en el que no podemos habilitar más potencia. Entonces, ellos mismos manipulan la instalación para obtener lo que necesitan”, indica el experto.
Los productores de marihuana llegan incluso a tirar cables entre edificios, de tal manera que, si la compañía les corta el suministro por un lado, ellos son capaces de reponerlo por el otro en un corto periodo de tiempo.
Estas prácticas suponen un grave problema no solo para la seguridad de los vecinos, sino también para la calidad del servicio que reciben aquellos que abonan su factura y no defraudan electricidad. Incluso repercuten en los bolsillos del resto de los consumidores españoles de energía eléctrica, ya que son ellos quienes pagan en última instancia los abusos de los productores de marihuana a través de sus tarifas.




Riesgo de electrocución:
Para quienes hacen los enganches o contactan con ellos de manera fortuita.


1.700 enganches
De enero a septiembre de 2024, Endesa desconecta de la red eléctrica 1.700 enganches para alimentar plantaciones de marihuana
1=77
Consumo de energía:
Una plantación indoor equivale al consumo de 77 viviendas de unos 100m2
Los datos respaldan esto. El fraude eléctrico, del que las plantaciones de marihuana suponen una parte muy importante, supera ya los 2.000 millones de euros al año. Esto implica que cada punto de suministro debe abonar 69 euros anuales más a causa de este fraude.
Este fraude requiere que las compañías dediquen equipos enteros para que nadie se quede sin electricidad. Un actividad arriesgada: en los últimos tres años, los empleados de Endesa y de las contratas que trabajan sobre el terreno han sufrido hasta 51 casos de agresiones cuando procedían a desmantelar fraudes, sin contar las verbales.
“Nuestro objetivo es no dejar sin luz a personas que tienen derecho al suministro” , recuerda el experto. “Esto nos obliga a dedicar muchos recursos humanos, técnicos e inversión a solventar los estragos que las plantaciones ilegales provocan en la red”.
El fraude eléctrico es un peligro evidente para la seguridad física de los ciudadanos, afecta a la calidad del suministro eléctrico de los vecinos y encarece la factura del conjunto de consumidores. Sin embargo, las penas asociadas a él son inferiores a las del resto de delitos patrimoniales.
Su endurecimiento es una cuestión controvertida, ya que a menudo se asocia el fraude eléctrico a la pobreza energética. Sin embargo, la inmensa mayoría del fraude que se produce en España procede de otras dos fuentes: la producción ilegal de marihuana y el fraude industrial que, además, genera competencia desleal.
Cómo hacer del planeta un lugar mejor para todos. Un planeta sostenible y habitable. La respuesta está en la energía. En concreto en la buena energía necesaria para crear nuestro día a día, para ser y para estar y, sobre todo, para construir el latido de lo que somos y de lo que queremos ser.
Ese compromiso es Buena Energía, un proyecto con el que Endesa quiere seguir construyendo un país sostenible, inteligente, limpio y para todos. Un país que, ahora más que nunca, tenga en la sostenibilidad y en una transición energética justa su espina dorsal. La descarbonización y la apuesta por las energías renovables teniendo siempre presente el desarrollo local y la economía circular, la generalización de las ciudades y los hogares inteligentes, el avance en movilidad eléctrica y los principios de igualdad, equidad y transparencia guían este proyecto porque para que el mundo avance es necesario que todos vayamos de la mano. Juntos y con Buena Energía.

Créditos
Proyecto coordinado por:
Inmaculada Oliva
Dirección de Arte y Diseño UI:
Alessandro Marra
Infografías:
MUFFINMAKER
Desarrollo y maquetación:
César Iriso
Gonzalo Cachón
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