La importancia de la inserción laboral para los jóvenes con problemas de salud mental
El programa Incorpora de la Fundación “la Caixa” promueve la inserción laboral de colectivos en situación de vulnerabilidad

Según la Organización Mundial de la Salud, el 25 % de la población afrontará algún problema de salud mental a lo largo de su vida. Un dato especialmente reseñable es que en el 75 % de los casos, estos problemas de salud mental se presentarán antes de que los afectados hayan alcanzado la mayoría de edad. En concreto, las afecciones más comunes son la depresión, la ansiedad y el estrés.
El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, pero si bien esta cita cumple con el cometido de arrojar visibilidad, la sociedad afronta cada día una batalla por promover el bienestar de las personas con problemas de salud mental, especialmente en el caso de los jóvenes. En este colectivo se pone cada vez más énfasis, conscientes de la importancia de la prevención y la implementación de recursos para mejorar la salud mental de los adolescentes y los jóvenes.
La vulnerabilidad social influye en el abordaje de los problemas de salud mental
Son muchos los factores que influyen en la salud mental de los jóvenes, que van más allá del paradigma médico. La influencia de los aspectos sociales, las situaciones familiares, el papel del empleo y la precariedad laboral son también determinantes en el bienestar emocional de los jóvenes, sobre todo en el caso de los colectivos vulnerables en riesgo social.
De acuerdo con el artículo “Cuidar de la salud mental infantojuvenil, también en familias en situación de vulnerabilidad social: un reto de la sociedad actual”, publicado por el programa CaixaProinfancia, resulta imperativo apostar por políticas que mejoren las condiciones de vida de aquellos grupos que se encuentran en situación de vulnerabilidad social y urge potenciar recursos en salud mental para adolescentes y jóvenes.
Y es que la clase socioeconómica marca una importante diferencia en la posibilidad que una familia o un individuo tiene para abordar los problemas de salud mental. Por ende, se hace necesario un sistema que no solo se enfoque en el tratamiento, sino también en la prevención, con un abordaje social más allá de lo sanitario.
En este sentido, se subraya en el citado artículo que velar por la salud mental de la ciudadanía va especialmente de la mano de mejorar las condiciones sociales de vida, sobre todo en el caso de familias en situación de vulnerabilidad social.

Más allá de la precariedad laboral: lograr un nivel de vida digno
Un estudio llevado a cabo por el Observatorio Social de la Fundación “la Caixa” constató que la sensación de precariedad afecta de forma notable a la salud mental de los jóvenes. Pero no solo llegaron a esta conclusión, pues además corroboraron que la precariedad va mucho más allá de las condiciones laborales en sí mismas, ya que está más relacionada con la incapacidad de garantizar un nivel de vida digno.
Realizaron una encuesta a 3.012 participantes, de edades comprendidas entre los 20 y los 34 años. De los resultados obtenidos se desprende que la precariedad laboral no se distribuye de forma igualitaria entre los jóvenes –hay segmentos más vulnerables, como las mujeres o las personas inmigrantes–, pero la sensación de precariedad les afecta a todos, independientemente del género, la edad o el origen.
Un 31 % de los jóvenes entrevistados se encuentran en riesgo de ansiedad o depresión, según la escala OMS5 de la Organización Mundial de la Salud, que mide el riesgo de padecer estas afecciones en la población. A este respecto, el estudio del Observatorio Social de la Fundación “la Caixa” halló una estrecha relación entre sentir precariedad y el riesgo de desarrollar síntomas de depresión. Tanto es así que la sensación de precariedad se subraya como el factor más significativo a la hora de explicar los problemas de salud mental en los jóvenes.
Pero, como se ha mencionado, la sensación de precariedad no hace referencia únicamente al trabajo de poca calidad, pues los entrevistados consideran que incluye también la imposibilidad de satisfacer necesidades básicas o de acceder a un nivel de vida digno. Esto va desde sus expectativas de emancipación, hasta la posibilidad de cumplir sus objetivos vitales, pasando por una sensación de inseguridad en el trabajo en particular y en la vida en general.
Atendiendo a estas máximas, la conclusión principal del artículo del Observatorio Social de la Fundación “la Caixa” es la importancia de contemplar la precariedad y la inseguridad económica como determinantes de la mala salud mental de los jóvenes y, por consiguiente, la necesidad de desarrollar políticas de apoyo dirigidas específicamente a los jóvenes, las cuales les permitan mantenerse en el ya de por sí difícil proceso de emancipación de sus familias.
Programa Incorpora de la Fundación “la Caixa”
Estrechamente hilada con la precariedad laboral, está la dificultad de acceder a un puesto de trabajo. Pero si ya de por sí la inserción laboral es un reto para los jóvenes en general, resulta todavía más complicado en el caso de jóvenes con problemas de salud mental. Los estigmas, el miedo y el desconocimiento suponen la principal barrera en la inserción laboral de las personas con problemas de salud mental y esto deriva en que sea uno de los grupos de población con una tasa de desempleo más elevada.
En este contexto, el programa Incorpora de la Fundación “la Caixa”, a través de su línea Incorpora Salud Mental, promueve la ocupación de este colectivo. En concreto, la línea Incorpora Salud Mental ha atendido a 5.300 personas con problemas de salud mental en 2024 y ha conseguido cerca de 2.000 inserciones sociolaborales en 1.200 empresas de toda España.
Laia Ferrer, psicóloga clínica y colaboradora del programa Incorpora, puso de relieve en una entrevista realizada por la Fundación que “la inclusión de las personas con problemas de salud mental en el mundo laboral ha demostrado ser un factor clave en su recuperación, ayudándolas a mejorar su autoestima y su calidad de vida”. Esto, a su vez, desempeña un papel fundamental en el bienestar de la persona, pues “el mundo del trabajo capacita y hace más sólidos algunos hábitos que trabajamos con los jóvenes con problemas de salud mental”, anota la especialista.
Pero el joven no es la única persona que se beneficia de esta situación, sino que también tienen mucho que aportar al equipo de trabajo y la empresa. En palabras de Laia Ferrer, “los jóvenes con problemas de salud mental que acceden a una primera oportunidad laboral llegan con mucha ilusión, con una motivación extra”.
Desde la red de entidades sociales que colaboran en el programa, analizan las necesidades de cada empresa y diseñan un plan a medida, que incluye asesoramiento y acompañamiento en la incorporación al puesto de trabajo para personas con problemas de salud mental, la adaptación y el mantenimiento posterior.
A través de sus diferentes líneas de actuación, el programa atiende a personas con problemas de salud mental, personas con discapacidad física, intelectual o sensorial, mujeres víctimas de violencia de género, personas migrantes, jóvenes, personas mayores de 45 años y personas con problemas de adicciones, entre otras.
Desde que se puso en marcha en 2006, más de 450.000 personas en situación de vulnerabilidad han conseguido un empleo a través del programa Incorpora de la Fundación “la Caixa”. Esto ha sido posible gracias a la implicación de más de 400 entidades sociales, así como a la colaboración de miles de empresas socialmente responsables de toda España en diversos sectores.