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La riqueza secreta del desierto: la finca que ha descubierto el poder de la flor de aloe vera

Atalaya Bio ha convertido la tierra árida en un paraíso productivo donde, gracias a las abejas trashumantes –y a través de procesos minuciosos y respetuosos con el planeta– obtiene una miel de aloe vera que le ha valido el reconocimiento de BBVA

Santiago Molina

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El desierto es un ecosistema lleno de vida y misterio bajo una superficie en apariencia estéril. A primera vista, su vasta extensión de arena y roca puede parecer desolada e inhóspita, pero esconde una fertilidad sorprendente y una biodiversidad adaptada a las condiciones extremas. El suelo del desierto, aunque seco, es rico en nutrientes que –con el manejo adecuado– pueden ser aprovechados para la agricultura sostenible.

Javier Tormos, el impulsor de Atalaya Bio, está transformando la agroalimentación con la miel de aloe vera. Este proyecto, con sede en Madrid y finca en Murcia, sorprende por su apuesta innovadora y por su compromiso con el medioambiente.

De la protección ambiental a la producción de miel de aloe vera

La historia de Atalaya Bio comienza en 2001 con la compra de la finca de ‘Chuecos’, en la Sierra de la Almenara, por Domingo Jiménez Beltrán y sus socios.  El objetivo: protegerla del desarrollo insostenible y la construcción descontrolada.

Sin embargo, mantenerla resultaba económicamente inviable, lo que llevó a buscar alternativas sostenibles para su uso. En 2013, Javier –un ingeniero agrónomo especializado en agroecología– se unió al proyecto y propuso el cultivo de aloe vera, ideal para las condiciones áridas de la zona. Así nació Atalaya Bio.

Atalaya Bio
Premio BBVA

A los Mejores Productores Sostenibles (Murcia)

El poder de la flor de aloe vera

Mejores Productores Sostenibles

El aloe vera, conocido científicamente como Aloe barbadensis, es una planta suculenta que se ha utilizado durante siglos por sus múltiples propiedades medicinales y beneficios para la salud. Cultivarla es una tarea relativamente sencilla, ya que la planta es altamente resistente a las condiciones climáticas áridas y requiere de poca agua, lo que la hace ideal para zonas secas como Águilas.

Esta planta se caracteriza por sus hojas carnosas que contienen un gel transparente, rico en vitaminas, minerales, aminoácidos y antioxidantes. El gel de aloe vera se utiliza con frecuencia en la industria cosmética y farmacéutica debido a sus propiedades antiinflamatorias, hidratantes y cicatrizantes. Al mismo tiempo, su cultivo es beneficioso para el medioambiente, ya que ayuda a conservar el suelo y prevenir la erosión.

Javier vio una oportunidad única en utilizar el aloe vera para la producción de miel. Una producción que fue singular desde los inicios, ya que mientras en otras plantaciones de aloe vera las flores se suelen eliminar para favorecer el crecimiento de las hojas, en Atalaya Bio se mantienen, lo que supone un claro beneficio para los insectos polinizadores.

Después de varios años de pruebas y observaciones, en 2017 obtuvieron la primera miel de aloe vera certificada. Esta miel ha sido reconocida y premiada por su calidad y sostenibilidad. Javier la describe como “muy suave, con un dulzor no empalagoso y matices florales que perduran en el retrogusto”. Se trata de una miel que combina perfectamente con una buena selección de quesos, pero que se disfruta igualmente con cualquier otro alimento que queramos endulzar.

Producción y sostenibilidad

Atalaya Bio colabora con Álvaro Garrido, un maestro apicultor de La Rioja, que practica la apicultura de trashumancia. Las colmenas se trasladan entre regiones según las estaciones, de tal modo que se asegura una alimentación adecuada para las abejas y la producción de una miel de alta calidad. Esta práctica, junto con el entorno natural de la finca de ‘Chuecos’, libre de cultivos convencionales, garantiza una miel ecológica.

Además, Atalaya Bio sigue principios de la agricultura biodinámica. Esta práctica se centra en una perspectiva agrícola holística y ecológica que integra principios de la ecología y la sostenibilidad centrada en la creación de un sistema agrícola autosuficiente y equilibrado a través de tratamientos naturales, como la decocción de cola de caballo para controlar los hongos, que evita el uso de productos químicos que dañarían el suelo a largo plazo.

El catálogo de Atalaya Bio incluye, además de la miel de aloe vera, otros productos derivados, como jugos y cosméticos. La empresa ha logrado adaptarse perfectamente a las condiciones climáticas secas de la región, utilizando técnicas de riego eficiente y cultivos que requieren poca agua.

“Decidimos apostar por la diversificación porque entendimos que la innovación no sólo consiste en crear nuevos productos, sino también en mejorar y diversificar lo que ya tenemos”, explica Javier. Esta diversificación permite a Atalaya Bio llegar a un público más amplio a la vez que aprovecha al máximo los recursos disponibles.

Un premio por rescatar la fertilidad del desierto

La miel de aloe vera que produce Atalaya Bio ha recibido el reconocimiento de BBVA y El Celler de Can Roca como uno de los diez mejores productores sostenibles de España en 2024: “Este tipo de iniciativas confirman que la sostenibilidad debe ser algo transversal para toda la economía ya que, con respecto al cuidado del planeta, todos somos responsables”, comenta orgulloso Javier, que no se arrepiente de haber dejado la corbata de ejecutivo por emprender esta nueva aventura.

Con este premio, la repercusión de Atalaya Bio gana un mayor alcance para influir en otros productores acerca de nuevas formas de cultivar la tierra, más respetuosas con el entorno. Para BBVA, la historia de Javier y la de los nueve restantes premiados, son una excelente fuente de inspiración para otras pymes y autónomos que quieran avanzar en el camino de la producción sostenible.

Y es que en Atalaya Bio no se desperdicia nada. Después de extraer el gel de aloe vera, utilizado tanto en cosméticos como en complementos alimenticios, las cortezas que suelen considerarse un residuo adquieren una nueva vida. Estas cortezas se someten a un proceso de deshidratación y trituración, que permite aprovechar al máximo sus componentes. Más tarde, se maceran en aceites como el de almendra o argán para producir un aceite de aloe vera. Este producto final, destinado al uso cosmético, está enriquecido con polifenoles, aloe y otros compuestos.

Impacto social en el territorio

El compromiso de Atalaya Bio con la sostenibilidad, además, se extiende también a la comunidad local. La empresa colabora con asociaciones de pequeños agricultores que promueven la producción sostenible y el arraigo al territorio. Javier subraya la importancia de estas colaboraciones: “Para nosotros, es fundamental apoyar a nuestra comunidad y contribuir a su desarrollo. Creemos que el éxito de nuestra empresa está intrínsecamente ligado al bienestar de nuestro entorno”.

Mientras Atalaya Bio celebra su décimo aniversario, planea seguir siendo un referente en prácticas agrícolas sostenibles y de alta calidad, tanto a nivel nacional como internacional. Su propósito es claro: “Continuar innovando y mejorando, siempre con un enfoque en la sostenibilidad y la calidad”. En este sentido, coincide con BBVA en su visión optimista del futuro, quien reconoce a productores como Javier, que apuestan por una forma distinta de hacer las cosas y les imprime ilusión y confianza para hacer del cambio una oportunidad para avanzar.

Para Javier, este proyecto es mucho más que un negocio. Es una misión personal para contribuir al cuidado del planeta: “Un pequeño grano de arena”, señala. La finca de ‘Chuecos’, un ejemplo de sostenibilidad y conservación, refleja la dedicación y pasión por un futuro más verde. Al fin y al cabo, como Javier recalca orgulloso, “este proyecto también implica custodiar un territorio”.