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Fundación Microfinanzas BBVA

La llave contra la pobreza en América Latina la tienen sus emprendedoras, las damas de la esperanza

Muchas mujeres en la región emprenden para generar ingresos y mejorar las condiciones de sus familias. Acompañarlas es esencial para lograr los objetivos que se han marcado y que contribuyen a la riqueza de su entorno

Ana García Novo

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El emprendimiento femenino en América Latina ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. Con ello se ha demostrado el potencial y la determinación de las mujeres para crear y liderar sus propios negocios. Sin embargo, una de las barreras más desafiantes que enfrentan estas emprendedoras es la falta de acceso a la financiación adecuada. Un recurso que juega un papel fundamental en el éxito de cualquier empresa.

Y esto no es diferente en el caso del emprendimiento femenino: obtener capital inicial, invertir en tecnología, capacitación y expansión son aspectos cruciales para impulsar el crecimiento de los negocios liderados por estas damas de la esperanza.

Miguelina Maríon Peralta, emprendedora dominicana de Banco Adopem (FMBBVA)

Cuando emprender es una necesidad

Según la Organización Internacional del Trabajo, la mitad de la población en América Latina carece de protección social, seguros de desempleo o seguridad social. ONU Mujeres eleva ese porcentaje al 65% en el caso de la población femenina. Las causas nos sonarán a todos: suelen trabajar en sectores más informales, tienen una mayor carga de trabajo doméstico o no remunerado e interrumpen más sus carreras para cuidar de hijos o familiares dependientes.

Como consecuencia, las mujeres latinoamericanas sufren un mayor riesgo de vulnerabilidad y pobreza. Una realidad que se extiende incluso cuando dejan de trabajar: cotizan menos años y, por ello, sus pensiones son más bajas. Para salir de esta situación, muchas mujeres en situación de vulnerabilidad recurren al emprendimiento. Trabajar por cuenta propia es la vía que les puede ayudar a ser independientes o para generar ingresos compatibles con los cuidados de la familia. Emprenden por necesidad, pero tampoco lo tienen fácil en esto.

Las mujeres rurales, como Oris Ruiz, emprendedora panameña de Microserfin (FMBBVA), requieren de productos específicos como seguros climáticos

Como sus ingresos apenas cubren sus necesidades básicas y no tienen avales o posesiones, estas mujeres no pueden ahorrar o acceder a financiación para aumentar sus recursos. Además, suelen ser vistas como menos aptas para obtener financiación precisamente porque compaginan su actividad con el cuidado de hijos y dependientes o se dedican a sectores menos productivos.

Así describe la situación Laura Fernández Lord, responsable de Mujer y Sostenibilidad de la Fundación Microfinanzas BBVA: “El modelo de microfinanzas de la FMBBVA siempre ha estado muy ligado a la inclusión financiera de las mujeres porque ellas tienen menos acceso a ingresos, a garantías y activos y esto hace que siempre lo tengan más difícil para acceder al sistema financiero formal”.

Esta entidad atiende ya a más de 1,6 millones de emprendedoras de escasos recursos en cinco países latinoamericanos. Lo hace mediante financiación y otros productos, como seguros o ahorro. También las acompaña conforme sus negocios van creciendo. Un apoyo a medida de las necesidades de unas emprendedoras que son clave para romper el círculo de la pobreza en la región.

Invertir, clave para el futuro

Al invertir en mujeres emprendedoras, se promueve la creación de empresas sostenibles, se fortalece el tejido empresarial y se construye un futuro más inclusivo y próspero para todas las personas en la región. La gran mayoría (hasta el 85%) de las mujeres a las que atiende la FMBBVA se encuentra en situación de vulnerabilidad y el 35% en pobreza o pobreza extrema. Más de la mitad (55%) lidera hogares monoparentales. Además, el 62% se dedica al comercio al por menor -venden alimentos o trabajan en puestos ambulantes en mercados- y el 17% al sector servicios, normalmente en actividades muy feminizadas como la belleza.

Hablamos de negocios pequeños en sectores menos productivos que, además, estas mujeres deben compaginar con el cuidado de hijos o dependientes. Un cóctel que dificulta su acceso a un crédito que les permita prosperar. Pero no debería ser así: estas emprendedoras no solo muestran mejores comportamientos de pago, sino que invierten sus excedentes en mayor medida en sus familias y lo hacen de manera productiva.

El 90% de ellos los dedican a mejorar la salud, educación y nutrición de sus hijos. Es decir: invierten en el futuro de sus familias y, por tanto, de su entorno. Tanto es así, que los ingresos en los hogares de estas emprendedoras aumentan hasta el 60% porque ellas reservan a sus familias un porcentaje mayor de lo que ganan.

Apoyo a medida para mejorar la inserción laboral

Alcanzar los recursos que necesitan estas emprendedoras pasa, a su vez, por el acceso a productos diseñados a su medida. Para ello surgen modelos alternativos de atención como el de la FMBBVA, que se basa en la banca relacional y las finanzas productivas. “Nuestros asesores visitan a las emprendedoras en sus negocios para entender su actividad y les aconsejan los productos que más se adapten a sus necesidades a lo largo del tiempo”, explica Fernández Lord.

De esta manera, la FMBBVA ofrece servicios financieros con enfoque de género que incluyen créditos individuales con garantías solidarias y modelos de banca comunal. También seguros con asistencias de salud, psicológicas y legales, incluso pólizas oncológicas por entre 1 y 3 euros al mes, especialmente con cobertura de cáncer de mama. Seguros de maternidad y programas especiales para mujeres rurales o de sectores vulnerables -como indígenas, afrodescendientes o migrantes-, o para financiar educación y mejoras en la vivienda completan la oferta.

Todos estos servicios que ofrece la FMBBVA van acompañados de acciones de formación en colaboración con instituciones de prestigio, sobre habilidades, marketing digital, liderazgo o roles de género. Se trata de un enfoque multidimensional porque también la realidad que viven estas emprendedoras tiene muchas facetas. La pobreza no solo afecta a la disposición de recursos, sino también al número de años de escolarización, el saneamiento, el acceso a agua potable o a materiales dignos de construcción de sus viviendas.

Tecnología e internet para todas

Otro factor importante que afecta a las mujeres en América Latina es el acceso a la tecnología y a internet. De hecho, hasta el 40% de ellas no acceden a la red, tanto por el coste que lleva asociado como por falta de conocimiento o inseguridad, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Esta es la razón por la que la FMBBVA ha puesto en marcha distintas iniciativas que permiten llevar a cabo la conectividad, la formación en habilidades digitales y el acceso a las herramientas necesarias para que las emprendedoras puedan digitalizarse. Incluso si viven en pleno desierto.

Este es el caso de Edith Elgueta, que dirige su negocio de apicultura desde el desierto de Atacama en Chile. Allí mismo realiza cursos de gestión de negocio, contabilidad o redes sociales. “Me conecto con la tablet gracias a una antena repetidora, desde mi casa o desde mi negocio”, explica la emprendedora. “Hoy en día es importante invertir en tecnología. Estoy en una zona inhóspita, pero me conecto… y vendo. Me conoce gente de todo el mundo”, añade.

Apostar por estas emprendedoras es hacerlo por el futuro de América Latina. Su contribución al desarrollo de sus familias y su entorno es la que puede, por extensión, provocar el progreso de sus países. Romper el círculo está en su mano. Solo hay que proporcionarles las herramientas necesarias para hacerlo.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Fundación Microfinanzas BBVA. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.