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Viaje al origen del surimi: el alimento ancestral japonés rico en proteínas

Nacido como método de conservación del pescado en el siglo XII, el surimi no solo es una parte de fundamental de la gastronomía nipona, sino que, además, forma parte del alma y de la sabiduría de Japón

Carmen Raya

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Si preguntásemos qué es el surimi, seguramente la gran mayoría no acertaría. Para nosotros es un alimento que poco a poco ha ido ganando su sitio en nuestra dieta aunque sobre él sobrevuelan multitud de mitos y falsas creencias. En Japón el surimi no solo es parte fundamental de la dieta, sino que también está considerado como uno de los descubrimientos gastronómicos más importantes del país y ocupa un lugar destacado en sus celebraciones y en su historia culinaria. Tanto es así que tiene su museo, una calle y, claro está, su propia leyenda.

Cuentan que el surimi nació en el imperio del Sol Naciente cuando la emperatriz Jingu buscaba una nueva forma de conservar el pescado para garantizar que sus soldados ingirieran suficientes proteínas para triunfar en el campo de batalla. Es decir, de la misma manera que en España surgió la salazón, el escabeche o la conservación en aceite para prolongar la durabilidad de los alimentos y poder ser consumidos durante más tiempo, el surimi nació como método de conservación del pescado, convirtiéndose en la técnica de conservación por excelencia en el país nipón.

Ese método creado por la emperatriz pasó después a las mesas de los japoneses (los primeros escritos que documentan el consumo de surimi entre las clases altas datan del año 1115), quienes además comenzaron a usarlo como ofrenda en el periodo de Heian al ser considerado un bien de lo más preciado.

En el Suzuhiro Kamaboko Museum de Japón se organizan talleres para aprender a elaborar surimi

¿Qué es realmente el surimi?

El surimi surge como una forma de conservar el pescado. De hecho, este producto ancestral nipón es, ni más ni menos, los lomos del pescado (limpio de vísceras, espinas, escamas, cabeza…) que se lava en agua dulce, varias veces, hasta que solo queda la proteína miofibrilar del pescado, que forma una pasta blanca. ¿Con qué tipo de pescado se lleva a cabo esta práctica? En realidad, esta técnica de conservación se puede realizar con cualquier especie. Pero el surimi de mayor calidad, como el que encontramos en las barritas Krissia®, una de las principales marcas de palitos de surimi en España, se obtiene de los lomos del abadejo de Alaska (un pescado blanco de la familia del bacalao). Por lo tanto, podemos asegurar sin miedo a equivocarnos que el surimi es 100% proteína de pescado.

El kamaboko es la elaboración más famosa y sencilla hecha a partir de surimi: en forma de lingote semicircular y sobre una tablilla de madera. Se cuece al vapor y, una vez frío, se corta y come tanto en sopas en el día a día, como en las ocasiones más especiales.

Es tal la importancia que tiene este alimento en la gastronomía japonesa, que cuenta con su propio museo: Suzuhiro Kamaboko Museum en Odawara.

¿Y los palitos de surimi? Los palitos de surimi son una receta cuyo ingrediente principal es el surimi, pero llevan otros ingredientes para su elaboración como son la clara de huevo, sal, el aceite de girasol, el almidón y, sorpresa, el extracto natural de pimentón que les aportan su característico color naranja. Es por ello que muchos creen que estas barritas están realizadas con cangrejo, pero están muy equivocados.

Kamaboko recién metido en el horno

¿Por qué son conocidas entonces las barritas de surimi como palitos de cangrejo? Esta confusión se debe a que en la década de los setenta, el consumo del surimi se popularizó como base para hacer kanikamas, unos palitos que imitaban las patas de los cangrejos Kamchatka (Cangrejo Real), muy apreciados en las mesas del país, pero cada vez más escasos, y que tenían una textura, jugosidad y sabor similar a la carne de estos crustáceos.

De hecho, hoy en día, en Japón no es difícil ver en los supermercados alimentos elaborados a base de surimi imitando patas de cangrejo, pero también en forma de bolas, rollitos, espirales o con rellenos de los más variados alimentos salados y dulces. Es un alimento que se consume de forma masiva en el día a día, pero que también está presente en celebraciones como bodas o Año Nuevo.

El templo de Ikuta recuerda la leyenda de la emperatriz Jingu

LA GUINDA DE UNA DIETA VARIADA Y EQUILIBRADA

Como decimos, el surimi es pura proteína de pescado. Por eso se presenta como una gran alternativa de conseguir un aporte natural de esta proteína de calidad, además de vitamina B12 y Omega 3. Es por ello que es una opción perfecta para incorporar a una dieta equilibrada y variada ayudando a completar la ingesta de tres o cuatro raciones de proteína de pescado semanales que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, también es una forma segura de consumir pescado, sin mercurio, ni anisakis y, por tanto, ideal para mujeres embarazadas. Además al no llevar ni leche ni gluten, también es una buena opción para personas celíacas o  intolerantes al gluten, la lactosa o la proteína de la leche.

Ahora que suben las temperaturas y buscamos recetas frescas y coloridas, confiar en las barritas de surimi Krissia®, marca líder gracias a la calidad de sus productos, para preparar nuestras ensaladas y platos principales, puede aportarnos ese plus de energía que tanto necesitamos durante el verano. Japón nunca estuvo tan cerca de tu cocina y de tu nevera.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Krissia. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.