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Cinco años del Acuerdo de París: más transición y economía verde

El Acuerdo de París representó un hito clave en la agenda climática global. Cinco años después, la urgencia y severidad de la crisis sanitaria nos ha llevado a identificar a la transición verde y la transformación digital como los protagonistas clave para relanzar y transformar nuestro sistema productivo para la nueva economía mundial

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En los últimos meses, se ha alcanzado un consenso europeo y nacional -y casi mundial- sobre la necesidad de orientar las inversiones hacia sectores de futuro e iniciativas que permitan acelerar las economías y crear empleo, en base a un nuevo modelo productivo, que promueva un sistema más sostenible, competitivo y resiliente.

Un movimiento que entiende como parte del mismo plan la necesidad de alinear la acción climática con las medidas para avanzar en la recuperación y la necesidad de utilizar como base el multilateralismo para alcanzar acuerdos y forjar alianzas en torno al objetivo común de lograr un mundo climáticamente neutro en 2050.

Lo cierto es que, a pesar de los avances mostrados en la instalación de tecnologías limpias y competitivas y la implicación de empresas, inversores y sociedad civil, la evolución global de las emisiones de gases de efecto invernadero sigue estando muy lejos de la reducción anual del 7,6% necesaria entre 2020 y 2030 para frenar el calentamiento global en un máximo de 1,5 °C este siglo.

En este contexto, se hace necesario superar la ambición de los acuerdos y aprovechar los planes de recuperación para transformar nuestras economías, haciéndolas más sostenibles, competitivas y resilientes. Un modelo que permita acelerar los objetivos climáticos a 2030, en base al despliegue masivo de tecnologías limpias maduras y, a la vez, mantener a 2050 los objetivos de descarbonización plena, en base a inversiones en i+D, para desarrollar localmente nuevas tecnologías verdes y la cadena de valor asociada.

Para España, las propuestas de acelerar la transición energética y electrificar otros sectores, como el transporte, la industria o el residencial, no puede ser mejor noticia. Nuestro país cuenta con más recursos renovables que la mayoría de los mercados de nuestro entorno y disponemos de una capacidad industrial de vanguardia, capaz de exportar bienes de equipo y conocimiento. En la actualidad, tenemos un coste de 45.000 millones de euros en combustible que compramos a terceros y que podríamos convertir en inversiones de 500.000 millones en transición limpia. Y como prueba, dos ejemplos: 1 MW eólico o fotovoltaico que desplaza gas en un ciclo combinado reduce entre 160 y 180 millones de euros las importaciones anuales de combustibles fósiles. Un millón de coches eléctricos en sustitución de gasolina o diésel reduce en más de 200 millones de euros al año las importaciones fósiles.

Un plan histórico para impulsar la economía verde

Tras cinco años, sigue siendo necesario establecer círculos virtuosos para que las empresas sirvan de ejemplo para desarrollar políticas alineadas con la senda de descarbonización que marca el Acuerdo de París.
Un ejemplo, lo encontramos en Iberdrola, convencida de que el camino de la recuperación económica debe ser necesariamente verde, con la lucha contra el cambio climático como elemento central.
La lucha contra el cambio climático ha sido el motor principal de la estrategia de la compañía en las dos últimas décadas, que le han llevado a invertir más de 120.000 millones de euros.
Veinte años después, el grupo quiere contribuir activamente a un futuro sostenible y bajo en carbono, a través de un plan de inversión histórico que impulsará el desarrollo socio- económico, la industria y el empleo.

Entre 2000 y 2025, Iberdrola invertirá 75.000 millones de euros con el objetivo de adelantarse y aprovechar las oportunidades de la revolución energética que afrontan las principales economías del mundo. Un plan que irá dirigido a consolidar su modelo de negocio, basado en más energías renovables, más redes, más almacenamiento y más soluciones inteligentes para sus clientes. Este ritmo de inversión sin precedentes representa una inversión media de 10.000 millones de euros al año, entre 2020 y 2022, y de 13.000 millones de euros anuales en el período de 2023 y 2025.

A España irán destinados cerca de 14.300 millones de euros de y representan un incremento del 60% frente al plan anterior. En este mercado, más de 7.000 millones se dirigirán a renovables y, a redes, más de 4.500 millones de euros.

Duplicar capacidad renovable y ser neutra en carbono en 2030

Más del 50% de sus inversiones se destinarán al desarrollo de las renovables, con las que duplicará su capacidad instalada a 2025, alcanzando los 60 gigawatios (GW) y serán 95 GW en 2030. Además, un 40% lo dedicará al al despliegue de redes eléctricas robustas e inteligentes. Una infraestructura clave para hacer posible la electrificación de la economía y un nuevo modelo energético, en torno al consumo descentralizado, la movilidad sostenible y las ciudades inteligentes.

Otra de las soluciones que plantea la compañía para la descarbonización de segmentos como la industria es su apuesta por el hidrógeno verde. El grupo prevé la instalación de 600 MW de hidrógeno verde para 2025, que serán 800 MW en 2027. Iberdrola ya trabaja, junto a Fertiberia, en el desarrollo de la mayor planta de hidrógeno verde para uso industrial en Europa, que estará operativa en 2021 y supondrá una inversión de 150 millones de euros.

Con este plan, Iberdrola reforzará su liderazgo en términos de des carbonización. Con unas emisiones de CO2/kWh que son ya dos tercios inferiores a la media europea, la estrategia de inversión en energía limpia y redes llevará a Iberdrola a ser una compañía neutra en carbono en Europa en 2030 y a reducir sus emisiones de CO2 a nivel global un 86%, hasta los 50g/kWh, al final de la década -serían de 70g/kWh a finales de 2025-. La compañía ya genera el 100 % de su energía sin emisiones en países como el Reino Unido, Alemania o Portugal.

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Este contenido ha sido desarrollado por Iberdrola para Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.