Supertanques y misiles: las verdaderas armas del fin del mundo de Biden para aplastar a Putin
M1A2 Abrams, Javelins y MLRS... El arsenal con el que la administración Biden nutre –o promete nutrir– a Ucrania es avanzado, efectivo y letal

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Han pasado ya meses desde que la administración Biden amenazara con enviar a Ucrania la friolera de 250 Abrams M1A2; para muchos, el mejor carro de combate de tercera generación que existe sobre la Tierra. Por el momento los caballos acorazados norteamericanos no cabalgan contra el 'gran oso' ruso cual Séptimo de Caballería, pero la posibilidad de ver tanques americanos en Europa estremece. Más todavía cuando la industria de las barras y las estrellas ha demostrado su potencia de la mano de los lanzamisiles anticarro Javelin y los lanzacohetes múltiples MLRS e HIMARS . Hoy, analizamos la historia de estos tres jinetes del apocalipsis. El equipo perfecto que haría sudar a las fuerzas armadas de Vladimir Putin.
M1 Abrams
Para algunos expertos, el mejor carro de combate del mundo tiene nacionalidad estadounidense. El 24 de febrero de 1991, ABC publicaba un reportaje sobre el bautismo de fuego del M1 Abrams; un acorazado que hoy sigue en primera línea de batalla tras haber sido evolucionado en profundidad hasta en tres ocasiones –versiones M1, M1A1 y M1A2–. «Ha llegado la hora de la verdad para la 'estrella' de las divisiones acorazadas del Ejército americano. Este nuevo modelo va a tener que demostrar por primera vez en un combate real que bien vale un millón y medio de dólares», explicaba Javier de Mazarrasa. Su destino era la guerra del Golfo , aquella que enfrentó a una coalición de la ONU contra Iraq.
Para entonces, el Abramas ya llevaba casi una década en el horno. El proyecto nació en los setenta para sustituir al ya vetusto M-60 Patton; el mismo que Estados Unidos quiso ceder a España cuando nuestro país inspeccionaba el mercado en busca y captura de un carro de combate asequible. Lo cierto es que el M1 empezó con mal pie. Durante meses, tanto su concepción técnica como su coste trajeron de cabeza al Congreso. A pesar de ello, en junio de 1973 «el US Army solicitó de Chrysler y General Motors las construcción de los prototipos del nuevo proyecto, el 'XM1'». Tras un largo proceso de diseño arrancaron las pruebas en 1978. Y lo cierto es que en principio se detectaron muchos fallos en el sistema de refrigeración de la turbina y el tren de rodaje.
Algunos fallos se solucionaron; otros no tanto. Pero se autorizó la producción para no alargar las primeras fases del desarrollo. El primer M1 Abramas salió de la cadena de montaje en febrero de 1980, y le siguieron otros 2.373 hasta 1985. «El carro es, desde luego, un alarde de la tecnología más avanzada. Ahora, todos esperan ver cómo responde», añadía ABC. No le faltaba razón al redactor. Solo en armamento era un portento. La versión M1A1, cuya aparición no se dilató en el tiempo, contaba con un cañón M-256 de 120/46 milímetros; de los más contundentes en acorazados modernos. La munición era «perforante subcalibrada de energía cinética con núcleo duro de uranio empobrecido capaz de perforar 350 mm. de blindaje».. Como acompañamiento montaba dos ametralladoras de 7,62 milímetros y una más de 12,70 milímetros.
Las defensas eran igual de llamativas. Su principal característica es que eran espaciado. Es decir, que dejaba varios centímetros entre el carro de combate y el blindaje en sí; algo idóneo para evitar el efecto devastador de las cargas huecas. Una de las versiones más modernas, la M1A2 SEP V2, cuenta con blindaje reactivo Arat ('Abrams Reactive Armour Tile'). Este estalla cuando un proyectil impacta contra el blindado, lo que minimiza su efecto. Además, suele instalarse en placas intercambiables para que los tanquistas puedan rehabilitarlo tras haber entrado en combate. El Abrams atesora también lanzadores de humo para despistar al enemigo, algo habitual en los vehículos de guerra modernos.
Lo que está claro es que su debut fue envidiable. Los datos avalan al Abrams. En la guerra del Golfo se desplegaron 1.848 M1A1 y, de ellos, tan solo 23 causaron baja. Los números de carros de combate destruidos son todavía menores: apenas nueve (siete de ellos por fuego amigo y dos más, volados por sus propias tripulaciones para evitar que cayeran en manos enemigas). En el conflicto demostró ser muy superior a los T-55 y T-62 soviéticos , la columbra vertebral de las unidades mecanizadas rusas. Aunque la mayor ventaja con la que contaron fue con su rango efectivo de alcance: 2.500 metros por 2.000 de sus enemigos. Aquello les convirtió en una pesadilla para el Ejército Rojo. Hoy, continúa siendo uno de los mejores tanques de tercera generación.
FGM-148 Javelin
Poco queda por decir del FGM-148 Javelin, el más afamado bazuca que ha pisado Ucrania hasta la fecha y, sin duda, uno de los pilares de la defensa y el posterior contraataque local contra el 'gran oso' ruso. Este letal artilugio fue diseñado por los gigantes de la defensa Lockheed Martin y Raytheon en los años noventa. Entró en servicio en 1996, con lo que ya atesora más de veinte años a sus espaldas. Aunque no por ello ha sido menos eficiente. Más bien se ha convertido en la bestia negra de los carros de combate de Putin . De 9.000 que se produjeron desde entonces, 5.500 han sido enviados a Europa desde el inicio de las hostilidades.
«Cada unidad suele costar 200.000 euros. El peso de su lanzador es de 6,4 kilos y el misil pesa unos 16 kilos con su motor de lanzamiento, aletas de control, alas, carga explosiva principal, sistema de guía y guía infrarroja que persigue al tanque con la marca de calor que desprende», explicaba Esteban Villarejo en ABC . Su popularidad ha sido una locura. El furor que causó fue de tal calibre que el máximo responsable de Lockheed Martin concedió una entrevista en la que confirmó que su empresa iba a duplicar la producción anual de 2.100 a más de 4.000. «Es el principal sistema de misiles antiblindaje disparado desde el hombro del mundo», especifica la empresa en su página web.
Sistema MLRS
Si los Abrams todavía esperan su turno para entrar en combate, los sistemas lanzamisiles MLRS e HIMARS ya han sido enviados a Ucrania. De ellos, el más letal es el primero. Ya lo explicó ABC hace cuatro décadas: «En menos de un minuto puede disparar hasta doce cohetes contra blancos situados a 32 kilómetros de distancia». En la práctica, y a pesar de que ha cambiado mucho desde que saliera al mercado en los años ochenta, destaca por su versatilidad y porque puede ser utilizado por una dotación de apenas tres hombres. Así lo confirma el fabricante en su página web: «Puede disparar doce cohetes MLRS guiados (GMLRS) o de rango extendido (ER GMLRS), cuatro misiles de precisión (PRSM) o dos misiles tácticos del ejército (ATACMS)».
El MLRS, presente todavía en los arsenales, ha sido actualizado a lo largo de los años para disparar diferentes tipos de munición. La primera, la más básica, es como lanzacohetes múltiple. «En este caso, cada cohete porta 644 pequeñas bombas que combinan el poder destructivo de una granada de mano con metralla capaz de penetrar corazas ligeras», explicaba ABC en un reportaje que comparaba el armamento de Estados Unidos y la Unión Soviética durante la guerra del Golfo. Los proyectiles en cuestión, de la familia M77, podían batir en sesenta segundos una zona de doscientos metros de diámetro. Cierto es que sin capacidad para acabar con carros de combate, pero sí para sembrar el terror entre la infantería y los vehículos carentes de protección.
Para destruir los tanques más pesados, el MLRS contaba en 1989 con cohetes AT2, cuyo interior, según se desvela en un dossier de los años noventa publicado por el Ministerio de Defensa, escondía 28 minas contracarro: «Son de fabricación alemana, de carga hueca, que se dispersan por el terreno, donde caen protegidas del impacto por un pequeño paracaídas unida a cada una». A su llegada al terreno, el explosivo se activaba y esperaba paciente que un blindado se acercase lo suficiente como para ser letal. «Para dificultar su detección, las minas van recubiertas de una capa de pintura de mimetización no reflectante», añadía el informe.
Por último, el MLRS tenía también la capacidad de lanzar dos misiles nucleares de corto alcance a una distancia de hasta 450 kilómetros –el máximo admitido por el 'Tratado sobre fuerzas nucleares de rango intermedio' de 1987–; algo que, todavía hoy, preocupa sobremanera a la Rusia de Vladimir Putin . Así lo confirmaba Boo para ABC en 1989: «Un misil de estas características, de mayor alcance, puede desplegarse más en retaguardia, con lo que aumenta tanto la protección como el control político sobre su uso, que se atribuye a mandos superiores. La distancia proporciona grandes ventajas militares y políticas, sin rebasar el límite de 500 kilómetros establecido por el tratado INF».