Las grandes plumas de la literatura y el pensamiento que han hecho grande a ABC
«Las tres primeras letras han de significar el poder del alfabeto entero», decía don Torcuato Luca de Tena
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«¡Te vas al diario de Camba, Ruano y Fernández Flórez!». A su llegada a este periódico, el recordado David Gistau sintió que el síndrome de Anfield -«This Is ABC»- le podía atenazar, a pesar de que el diario ya no estaba en la mítica sede de la calle Serrano donde el ujier acusaba a Julio Camba de copiarlo todo del diccionario. En la antesala de la biblioteca colgaban los retratos de grandes firmas que acreditaban la reputación literaria de ABC y «formar parte de esa herencia, modestamente, de esa alineación», fue para él uno de los dos regalos que recibió, junto al de ver su nombre impreso en las páginas del diario que siempre estaba en algún sofá de su casa y en el que se asomaba su gente, como a una ventana, para ver pasar la vida.
En su despedida, Gistau subrayó: «He sido libre al escribir».
Ésa fue una de las banderas que enarboló don Torcuato Luca de Tena cuando fundó ABC. Las tres primeras letras habían de significar «el poder del alfabeto entero» y para conseguirlo, no dudó en contratar a los mejores escritores de su época, sin importar su ideología. Buscó la excelencia, allí donde estuviere. Una cosa iba a ser la ideología del periódico y otra la de sus colaboradores. Su primer gran fichaje fue Azorín, un fervoroso republicano, proveniente del anarquismo literario. Tal vez con cierta malicia, don Torcuato le envió a cubrir el viaje del joven Alfonso XIII a París, lo que le permitió narrar de forma magistral el atentado que sufrió el Rey en la capital gala.
Años más tarde, al recordar aquellos primeros años del periódico Azorín contó que don Torcuato mantuvo siempre un «absoluto respeto a la opinión de los demás». Con su estilo esencial tan característico, el escritor afirmaba que «ABC trajo a lo que llamamos estadio de la Prensa dos novedades: una, la imagen, y la otra, la literatura inactual. No se había dado, y esto es lo que hizo ABC, literatura, digamos, sin qué ni para qué».
Si, como decían los hermanos Goncourt, el periodismo son «unos pocos céntimos de historia envueltos en un cucurucho de papel», este periódico se propuso dignificar ese cucurucho, prestando una especial atención a la creación literaria desde el principio. Así, junto a Azorín firmaron en las primeras décadas de ABC escritores de la talla de Emilia Pardo Bazán - su último artículo fue publicado de forma póstuma en estas páginas-, Juan Ramón Jiménez, Ramón Pérez de Ayala, Joaquín y Serafín Álvarez Quintero, Sofía Casanova, o José Echegaray, el primer español en obtener el Nobel de Literatura.
En este periódico se fraguó el concepto de la Generación del 98, en palabras de Víctor García de la Concha, pues aquí se publicaron los artículos con los que se acuñó el término. Y en sus páginas escribieron algunos de sus exponentes más destacados como el propio Azorín, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu o Ramón María del Valle-Inclán.

ABC cobijó la genialidad de Julio Camba, que ya se vio en su célebre presentación de «Mi nombre es Camba», así como la originalidad de Ramón Gómez de la Serna y la maestría de César González Ruano. De este excepcional escritor «en periódicos» -sobre todo en ABC-, decía Francisco Umbral que «tenía el secreto del artículo», igual que José María Pemán.
Wenceslao Fernández Flórez creía que incluir su firma en ABC era la oportunidad más codiciable para un cronista. Él, que solía provocar alguna que otra indignación con sus «Acotaciones de un oyente», también subrayó que «ni una vez» don Torcuato cohibió sus apreciaciones, aun en esta sección que no llevaba ninguna firma al pie. «El valor que esto tiene para un escritor únicamente puede apreciarlo el que ha rodado por algunas Redacciones», aseguraba.
Quizá por esa libertad y ese prestigio por este periódico, Xavier Zubiri, que siempre rehuyó escribir en periódicos, lo hizo en ABC.
+ infoA lo largo de sus 117 años de vida, han pasado por ABC una larga lista de grandes firmas de la literatura y el periodismo. Además de los anteriormente mencionados habría que citar a Jacinto Benavente, Eugenio D'Ors, Rubén Darío, Pedro Muñoz Seca, Josep Pla, Carlos Arniches, Rafael Sánchez Mazas, Julio Casares, José Francos Rodríguez, Federico García Sanchís, Víctor Pradera, Marcos Rafael Blanco Belmonte, Manuel Bueno, Rafael Alberti, Antonio y Manuel Machado, Enrique Jardiel Poncela, Álvaro Cunqueiro, Concha Espina, Manuel Halcón, Natalio Rivas, Felipe Sassone, José Juan Cadenas, Agustín de Foxá, Camilo José Cela, Alfredo Marquerie, Dionisio Ridruejo, Antonio Díaz Cañabate, Carlos Sentís, Eugenio Montes, Gerardo Diego, Pedro Laín Entralgo, Víctor de la Serna, Julián Marías, Gregorio Marañón, Josefina Carabias, Gonzalo Torrente Ballester, Dámaso Alonso, Miguel Delibes, José María de Cossío, Salvador de Madariaga, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Jorge Luis Borges, Salvador Dalí, Alexander Solzhenitsyn, Miguel Ángel Asturias, Claudio Sánchez Albornoz, Alfonso Paso, Julio Caro Baroja, Nicolás Guillén, Rafael Sánchez Ferlosio, Rosa Chacel, Francisco Ayala, Francisco Umbral, Carmen Martín Gaite, Augusto Roa Bastos, Ernesto Sábato, Octavio Paz, Terenci Moix, Antonio Buero Vallejo, Fernando Lázaro Carreter, Víctor García de la Concha, Antonio Muñoz Molina, Pere Gimferrer, Adolfo Bioy Casares, Dulce María Loynaz, Jorge Edwards... Y tantos y tantos otros hasta llegar a hoy.
+ infoLa relación sería interminable, pues prácticamente nadie que hubiera destacado por su pluma o la profundidad de sus ideas está ausente en las páginas de este periódico. Un complejísimo mundo literario y periodístico que solo es posible al calor de la liberalidad de un periódico como ABC.