A Ernesto Borges Pérez se le cayó la venda acerca del régimen totalitario en el poder en Cuba desde 1959 cuando estudiaba en el mismo KGB y la Unión Soviética vivía su «perestroika». El capitán y primer analista de la dirección general de la contrainteligencia cubana decidió entonces «dejar de servir a la dictadura y luchar a favor de la democratización del país», según relató a ABC su padre, Raúl Borges Álvarez. Y elaboró «una valiosa información sobre 26 espías que el Gobierno tenía preparados para actuar en Estados Unidos y otros países de la OTAN».
El 14 de enero de 1999 un tribunal militar lo condenó a 30 años de cárcel por «alta traición, espionaje y revelación de secretos», según la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (Ccdhrn), que lo considera un prisionero político.
Según la legislación cubana, explica Raúl Borges, Ernesto debía ser ya un hombre libre porque ha cumplido con creces la tercera parte de la pena. Por ese motivo lleva tres semanas en huelga de hambre en el hospital de la macroprisión de alta seguridad de Combinado del Este, en La Habana. «El régimen es muy vengativo con los que considera traidores», apunta el portavoz de la Ccdhrn, Elizardo Sánchez.
Tanto Raúl Borges como el Consejo de Relatores de Derechos Humanos de Cuba (Crdhc) temen por su vida, ya que su estado es «muy delicado» y padece doce enfermedades, nueve de ellas crónicas.
Su padre describió por teléfono el «traumático encuentro» que tuvieron con su hijo, de 45 años, el pasado sábado en Combinado del Este: «Llegó encadenado caminando torpemente hacia nosotros y nos contó que sufría dolores abdominales, en el pecho y taquicardia, le vimos decaído y con la voz entrecortada».
Orlando Zapata
A estas tres semanas se suman otros diez días de ayuno previos. Raúl Borges teme que la seguridad del Estado traslade a su hijo a un hospital civil cuando ya sea irreversible, como ocurrió con el preso político Orlando Zapata Tamayo en febrero de 2010.
Borges Álvarez forma parte de la oposición desde el momento en que su hijo fue condenado. Es presidente del Partido por la Unidad Democrática Cristiana de Cuba y dirigente de la Agenda para la Transición, plataforma que engloba a 35 organizaciones de la disidencia.
Según la Ccdhrn, existen otros cuatro militares condenados por los mismos delitos, pero Ernesto Borges recibió la condena más alta.






