La identificación errónea de «ecosistemas áridos» con «lugares degradados» provoca que estepas o saladares sean los principales destinatarios de repoblaciones arbóreas, polígonos o aeropuertos de las compañías de bajo coste.
«La potencialidad de los valles agrícolas desaparece de forma acelerada e irreversible debido a la fiebre de recalificaciones y autopistas que experimenta España», opinan desde Ecologistas en Acción.
Las subvenciones europeas tampoco ayudan, se quejan desde la organización: «Los olivos y almendros en zonas inadecuadas de piedemonte, sobre materiales sueltos y altas pendientes, dejan desnudos los suelos gran parte del año –por laboreo o por tratamientos con herbicidas–, exponiéndolos a las fuertes lluvias estacionales». La proliferación de grandes extensiones de invernaderos en las sierras costeras del Levante también provoca grandes movimientos de tierra, similares a los requeridos por las canteras. La creciente mecanización de la agricultura, la utilización de agroquímicos y la tendencia al monocultivo intensivo aceleran, pues, la desertización en España.
Urbanización sostenible
España es el país europeo donde menos suelos de alto valor agrícola hay y donde mayor es la tasa anual de pérdida por urbanización. Según el Observatorio de la Sostenibilidad de España (OSE), el 70% de las nuevas ciudades se erigen sobre espacios agrícolas y, en menor medida, forestales, dado que las vegas, por ejemplo, permiten llevar a cabo una trazabilidad lineal mejor. El modelo de ciudad dispersa que se fomenta, además, requiere de una hipertrófica red de transporte y un gran consumo de agua. Sin olvidar los problemas derivados de la actividad minera necesaria para proporcionar materiales para la construcción (cemento, áridos, roca y piedra).
«Dentro de unos años muchos países europeos tendrán el 90% de la población concentrada en ciudades. Por ello, la Estrategia 2020 trata de incluir la cuestión territorial. Hace falta que la gente esté en el mundo rural y cuente con un desarrollo sostenible, calidad de vida y condiciones de bienestar. Son los agricultores y ganaderos quienes cuidan del patrimonio natural del que nos beneficiamos los urbanitas», explica Luis Jiménez, director del OSE.
Consumo de agua responsable
«España ya ocupa el primer puesto de número de presas per cápita del mundo. No necesitamos nuevas presas en las que se evapore el agua, sino mantener vivos los hábitats que dependen de ríos y acuíferos. Los grandes acuíferos, como Las Tablas de Daimiel, están sobreexplotados», afirman desde WWF. La nota positiva es que los españoles están realizando un «consumo responsable» del agua, con 130 litros al día, una cifra similar a la de nuestros vecinos, según una encuesta realizada por Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS).
El 30% de los cultivos que crecen y se consumen en todos los rincones del mundo proceden de las zonas áridas, donde el suelo desempeña un papel decisivo en la transformación del carbono atmosférico en carbono orgánico: «Las tierras áridas son la mayor reserva de carbono orgánico del planeta», apuntó el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, durante la celebración del Día Mundial de Lucha contra la Desertización y la Sequía, que desde 1994 se celebra cada 17 de junio.


