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El material del futuro se fabrica aquí

Día 28/03/2013 - 16.22h
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El grafeno es una lámina de carbono de un solo átomo de grosor. Es 200 veces más duro que el acero, transparente y el mejor conductor térmico que se conoce. Graphenea lo fabrica desde su laboratorio en San Sebastián

Llega para poner fin a más de 60 años de reinado del silicio. El grafeno es una joven promesa. Un material futurista que puede dar la vuelta a casi cualquier tecnología que se le ponga por delante. Graphenea es una de las pocas empresas del mundo que lo fabrica en láminas, y lo vende a algunas de las empresas tecnológicas más importantes del mundo.

«Es el primer material bidimensional del mundo», explica Jesús de la Fuente, CEO de Graphenea. El grafeno es una lámina de átomos de carbono enlazados en forma de panal de abeja de un único átomo de grosor. Más fino no se puede. Cada capa es un millón de veces más delgada que un cabello humano. Es casi tan duro como el diamante, pero flexible y un gran conductor. «Y transparente en un 98 por ciento», puntualiza de la Fuente.

En grafeno saltó a la fama en 2004. Dos científicos rusos residentes en Reino Unido encontraron una manera sencilla de manufacturarlo a base de puntas de lápiz y papel celo. En 2010 ganaron el premio Nobel de física por su investigación. Desde entonces no hay industria tecnológica que no le haya encontrado aplicaciones. «Vendemos a empresas como Nokia, Phillips o Thales», dice de la Fuente. Sus láminas no van a productos finales, sino a sus departamentos de I+D. «En realidad no sabemos exactamente qué hacen con él», asegura. «Las grandes corporaciones son muy celosas con sus desarrollos».

«La suma de sus propiedades es lo que lo hace tan especial», afirma el CEO de la compañía. Asegura que el grafeno es el material ideal para algunas industrias de alta tecnología. Puede ayudar a fabricar baterías con más capacidad y que se recarguen mucho más rápido. «O a desarrollar pantallas flexibles, o una electrónica más veloz», señala. Otras aplicaciones propuestas son la mejora de las placas solares o la fabricación de bombillas OLED más eficientes.

Una de las aplicaciones más probables del grafeno es la fabricación de pantallas táctiles, ya que necesitan un material que sea a la vez transparente y conductor de electricidad. «En la actualidad se utiliza el ‘indio’», dice de la Fuente, «pero es muy caro y muy problemático de conseguir». Las finas láminas de carbono son un sustituto ideal.

Un mercado en expansión

Aun así, Jesús de la Fuente cree que aún pasarán unos años antes de que el grafeno forme parte de la electrónica de consumo. «Diez o quince al menos», afirma. «Al silicio le costó 20 años triunfar, y a la fibra de carbono 50 años», apunta. Graphenea fabrica unos 5 metros cuadrados al año. «Todo lo que el mercado demanda», dice el CEO.

Por el momento el grafeno es caro. «Entre 10 y 50 euros el centímetro cuadrado, según la calidad que se necesite», explica el fundador de Graphenea. Aunque estima que, fabricado a gran escala, el precio puede caer hasta pocos céntimos de euro. «Mucho más barato que el silicio, que cuesta unos 40 centavos de dólar». Y afirma que ya tienen planes de aumentar sus instalaciones —y con ellas su capacidad de producción— para 2016. «Preferiblemente dentro del País Vasco o España, pero la decisión aún no está tomada», declara.

A pesar de la fama y las posibilidades del material, el mercado del grafeno todavía es pequeño. «Esperamos unas ventas de unos 350.000 € para 2013», afirma de la Fuente. Aunque los clientes son grandes corporaciones, nunca necesitan mucho.

Las instalaciones de Graphenea están en el Centro de Nanotecnología del País Vasco, en Donostia. Allí tienen un ‘reactor CVD’ (‘Chemical Vapor Depositión’, Deposición Química en fase Vapor’) con el que fabrican el grafeno. «Es algo así como un horno», explica de la Fuente. «Usamos un gas con carbono, como el metano, y en el reactor hacemos que crezca en una capa de un solo átomo».

Jesús de la Fuente comenzó su andadura en la fabricación de grafeno en 2009. «Es ese año cuando convenzo a inversores y al centro de Nanotecnología del País Vasco», cuenta. La inversión inicial fue de tres millones de euros. Asegura que en su compañía están sometidos a un proceso permanente de investigación y desarrollo. «Para mejorar nuestros procesos», aclara. «El horno —el reactor CVD— es importante, pero es más importante lo que se hace con él», afirma.

Quiere que su compañía sea capaz de crecer junto al mercado. «Se estima que para 2017 el grafeno en láminas moverá unos 100 millones de dólares al año», asegura. Lo que para casi todos es el futuro, para Graphenea ya es el presente.

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