La investigadora Amanda Ghassaei ha diseñado una técnica con la que es posible pasar los archivos musicales que se tienen almacenados en formato digital a un disco de vinilo. Para ello ha utilizado una impresora 3D cuyo resultado final son unos prototipos de discos de 33 rpm que pueden reproducirse normalmente, con las clásicas agujas y sin ningún gasto ni esfuerzo adicional por parte de quien los escucha.
Por el momento, el sonido logrado es de baja resolución, ya que la frecuencia de muestreo está limitada a 11kHz y 6 bits de resolución. En comparación, la frecuencia de muestreo de un archivo MP3 convencional es de 44,1 kHz y su resolución 16 bits.
Ghassaei reconoce que la calidad de estos vinilos no es comparable a la de los clásicos, ya que aún debe mejorar aspectos básicos como el sonido. “Este proyecto es mi primera experiencia más allá de la electrónica”, detalla Ghassaei en Instructables.
Para imprimir los discos utilizó una impresora 3D llamada Objet Connex500. Esta máquina ofrece una resolución de 600 puntos por pulgada en los ejes cartesianos X e Y, y 16 micras en el eje Z, unas cifras que se encuentran entre las resoluciones más elevadas en cuanto a impresión 3D hasta la fecha. La investigadora reconoce que “a pesar de esta precisión”, la impresora aún no puede reproducir la resolución de un vinilo real. No obstante, afirma que su esperanza con este proyecto era que a pesar de los defectos, la máquina fuera capaz de general algo reconocible, y así ha sido. El resultado del proyecto puede escucharse aquí.
La calidad del sonido resultante es mejorable pero Ghassaei demuestra con su técnica que es posible trasladar el contenido de esos archivos digitales a un soporte físico y que este a su vez puede ser reconocible por un reproductor convencional. Este experimento es otra prueba de cómo se está investigando con posibles aplicaciones de las impresoras 3D. Prótesis personalizadas y equipos que utilizan material biológico son dos de los campos que parecen tener una mayor proyección de futuro.