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Gracias a la acuicultura hay pescado para todos

España lidera el camino de la acuicultura, una solución respetuosa con el medio ambiente que permite cultivar pescado para todos garantizando una oferta constante y de calidad

Juanjo Villalba

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Además de ser uno de los pilares fundamentales de nuestra gastronomía, el pescado es un elemento imprescindible para una alimentación saludable debido a su alta densidad de nutrientes esenciales. Es por ello que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda comer pescado entre tres y cuatro veces a la semana.

Cien gramos de pescado aportan entre quince y veinte gramos de proteínas de primera calidad conteniendo todos los aminoácidos esenciales, comparables a las de la carne y los lácteos. Además, el pescado es rico en ácidos grasos Omega-3, fundamentales para la salud cardiovascular y cerebral, y aporta vitaminas y minerales esenciales como el selenio y el yodo, necesarios para el funcionamiento tiroideo.

El problema es que, mientras la población mundial no para de aumentar —se prevé que alcance los 10.000 millones de personas en 2050—, desde hace más de 30 años la pesca no crece. Literalmente no podemos pescar más: la pesca extractiva ha llegado a su límite sostenible.

Una solución respetuosa con el planeta

Ante esto, la acuicultura se presenta como una excelente solución a este problema. Hoy en día, más de la mitad del pescado que se consume en todo el mundo ya procede de acuicultura, aunque la mayoría de los consumidores no conocen este dato. Incluso en algunas especies, como el esturión, del que se obtiene el caviar, el porcentaje alcanza el 100%, debido a que no es posible obtenerlos mediante la pesca extractiva. 

Por otro lado, España se ve todavía obligada a importar una gran cantidad de pescado cada año. Además, este, podría provenir  de países con estándares de calidad y control más bajos que los nuestros. Resulta literalmente imposible supervisar la forma de producción de este pescado importado de fuera de la UE. De ahí la necesidad de seguir desarrollando la acuicultura española como una forma de asegurarnos tener siempre disponible un pescado nutritivo, seguro y sostenible.

La acuicultura tiene además la ventaja de no depender de la incertidumbre de la pesca, y la estacionalidad, puede “cosechar” pescados en cualquier momento del año, ajustando la oferta a la demanda y siempre respetando los tiempos naturales de crecimiento de cada especie. Esto tiene una ventaja imbatible: es posible asegurar una oferta regular a lo largo de todo el año, incluso en momentos de pico de consumo como la Navidad, evitando la especulación y el sobreprecio provocado por la escasez.

Un cultivo con una larga tradición en España

La acuicultura, o lo que es lo mismo, el cultivo en el agua de animales y algas de forma respetuosa con los mares, ríos y océanos para obtener alimentos de alta calidad sin dañar nuestro entorno, no es precisamente algo nuevo en nuestro país. 

Cualquiera que se haya bañado cerca de  antiguas piscifactorías romanas como las que se conservan en Calpe, Jávea o El Campello en Alicante, ha podido comprobar que los antiguos pobladores de nuestro territorio ya la practicaban.

De hecho, su aparición en la historia de la humanidad puede datarse en años muy anteriores a los del Imperio Romano, los primeros vestigios son de hace nada menos que 2.000 años. No obstante, esta tradición se ha actualizado mucho en los últimos años, incorporando todas las innovaciones de los nuevos tiempos. Biólogos, buzos, y acuicultores españoles crían, cultivan y cosechan los productos marinos y fluviales que comemos en el siglo XXI y garantizan que las generaciones futuras puedan seguir disfrutándolos mañana.

España es un entorno ideal para este tipo de actividad. Desde el mar gallego a la costa valenciana, catalana, murciana y andaluza, pasando por los ríos de las dos Castillas, Andalucía, La Rioja o Aragón. En estas zonas se cosechan pescados como dorada, lubina, corvina, rodaballo, lenguado, atún rojo, esturión o trucha arcoíris junto a tesoros vegetales como las algas o el fitoplancton.

Una actividad de futuro

Debido a todas las ventajas de las que acabamos de hablar, la acuicultura es, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), uno de los métodos más efectivos de cara al futuro para asegurar la alimentación de todos los habitantes de nuestro planeta y luchar contra el hambre. Además de ser una herramienta esencial para contribuir al desarrollo social y económico de las zonas rurales. 

La acuicultura española forma parte de lo que se ha venido llamando por parte de la Unión Europea, la Economía Azul. Un concepto que engloba actividades económicas como la biotecnología acuícola y marina, el turismo o la pesca, entre otras, a las que se les reconoce un enorme potencial para la competitividad presente y futura de la economía europea.

La acuicultura española puede aportar, por tanto, a nuestra sociedad a tres niveles fundamentales:

• Social. contribuyendo a la salud de las personas gracias a las propiedades nutricionales del pescado que ofrece. 

• Medioambiental.  Es buena para el planeta, ya que permite obtener más recursos de nuestros mares, ríos y océanos de manera sostenible. El pescado es la proteína animal con menor consumo de recursos naturales y con menores emisiones de CO₂

• Económico. Porque resulta beneficiosa para las comunidades locales y permite el desarrollo y la vertebración de las economías locales y rurales.

En resumen, la acuicultura de España es ya una realidad imprescindible en nuestro presente que mira al futuro, complementando a la pesca extractiva para que todos podamos comer pescado y beneficiarnos de las ventajas nutricionales de estos súper alimentos. Un cultivo sostenible que cada vez es más conocido y valorado en nuestra sociedad. Saludable para todos nosotros y para el planeta.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Apromar. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.