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70 años sin Ilundáin, el Cardenal que prohibió las saetas e impuso disciplina entre las cofradías

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El Cardenal Ilundain presidiendo la procesión del Corpus de 1923 Tal día como hoy, hace 70 años, fallecía el Cardenal Eustaquio Ilundáin y Esteban. Lo hacía habiendo dejado su huella en la Sede hispalense en un tiempo realmente difícil para el país y la religiosidad popular. Sin dudas, en el periodo que abarcó su pontificado fue clave en la historia de Sevilla y de su Semana Santa. Ilundáin padeció el drama de la Guerra Civil y sus terribles consecuencias. En aquel tiempo, comenzaban a emerger en los barrios hermandades y otras asociaciones de tipo religioso. Bajo su tutela, se fundaron en Sevilla las hermandades de Los Estudiantes (1924) y la de San Esteban (1926). Sería hasta después de la contienda cuando el germen cofrade nacido en los barrios durante esta época fructificaría con la fundación de hermandades.

Mano dura

Sin embargo, Ilundáin ha pasado a la historia como el Cardenal que se atrevió a poner orden entre las cofradías, aplicando medidas que consideró necesarias, en virtud del auge que tomaba la celebración de la Semana Santa en Sevilla. Estas medidas se promulgaron entre 1929 y 1939 y, entre ellas, destacan: Prohibición del cante de saetas por haber dejado de ser cantes espontáneos del pueblo para convertirse en plataforma de artistas. Quedaba prohibida la presencia de mujeres en las procesiones. Sólo podía ir un máximo de cuarenta tras los pasos y en actitud devota. Los pasos no se detendrían ante particulares o comunidades como trato de cortesía. Quedó suspendida cualquier procesión el Viernes Santo desde las nueve de la mañana hasta la una de la tarde. Los elegidos como miembros de la junta de gobierno no podrían permanecer en el cargo durante más de cinco años. Durante su estancia en la ciudad, se restauraron San Pedro, San Marcos, San Esteban, el Convento de Santa Clara y Santa Catalina; y se construyeron la capilla del Cerro del Águila, el templo de la Concepción en Nervión y el del Corpus Christi. Con respecto a otros asuntos, luchó para que el Palacio de San Telmo se convirtiera en Seminario, insistió en la recuperación de templos y la nueva edificación de estos en zonas de la ciudad abandonadas de ayuda espiritual durante décadas. Sin dudas, fue una persona clave, tanto por el tiempo que le tocó vivir así como por las medidas que tomó en un claro intento de purificar las procesiones de Semana Santa sevillana. Un pamplonés que dejó su huella en Sevilla y al que Sucedería el Cardenal Segura, pero esa, es otra historia… El Cardenal Ilundáin con Franco y Queipo de Llano Fotografías: Fototeca US y Archivo

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