Sigan a esa rubia

Paula Schultz, la principal atleta de Alemania del Este, es criticada por el Ministro de Propaganda por aparecer como el símbolo de la solidaridad de los próximos Juegos Olímpicos. Paula deserta al oeste gracias a su habilidad como saltadora de pértiga. En el salto cae literalmente en los brazos de Bill Mason, un soldado de fortuna americano que pasa laca de contrabando. Esta fuga es una propaganda pésima para el régimen comunista y harán todo lo posible para forzar su retorno.

El especialista en comedias George Marshal ("Arizona"), quien ya había mostrado su gusto por las mujeres de pelo claro ("Me gusta esa rubia" con Veronica Lake o "La rubia de los cabellos de fuego" con Betty Hutton), dirige "Sigan a esa rubia", una película protagonizada por uno de los sex-symbols del momento: la berlinesa Elke Sommer ("El premio"). Su pareja en el celuloide es Bob Crane, a pesar que los pocos momentos divertidos de la cinta corren a cargo de Werner Klemperer, compañero de Crane en la serie que les hizo vastamente populares: "Los héroes de Logan".