El juez y el asesino

Sutil reflexión sobre la justicia en este film de Tavernier sobre un enajenado mental que comente varios asesinatos y es juzgado como criminal, sin tener en cuenta su estado psíquico, agravada por la ineficacia de la salud pública.

El cine de Bertrand Tavernier siempre se ha caracterizado por mantener una actitud crítica ante las contradicciones de la sociedad francesa. A poco de empezar su carrera como director, Tavernier rodó una trilogía sobre la justicia, siendo "El juez y el asesino" su última parte. Después de "El relojero de Saint-Paul" (1973) y "Que empiece la fiesta" (1974), el realizador galo planteó este tercer film como una reflexión sobre el poder judicial y sus imperfecciones, y sobre los condicionantes que tenía sobre éste la política colonial francesa. Para realizarlo, Tavernier contó con la colaboración de un grupo de actores muy sólido, entre los que destacan Philippe Noiret, Isabelle Huppert y Michel Galabru. Este último ganó el César (el Oscar francés) a la mejor interpretación por este papel y el mismo director fue galardonado con otro César por el guión.