
Almonte, con vestidos de arquitectura
efímera, de construcciones de madera y flores de papel, primorosamente elaboradas por
amantes y devotas manos, recibe con alborozada alegría cada siete años a la Virgen del
Rocío, que se queda en el pueblo nueve meses. Almonte en pleno, invadido de multitud de
visitantes, esperan a la Blanca Paloma a su venida y la despiden a su vuelta a la aldea
del Rocío
En plena Costa de la Luz, la localidad de Almonte
vive entre las campiñas del condado onubense y las marismas béticas, ofreciendo gran
interés turístico tanto por sus infraestructuras como por sus valores naturales.
La villa, en la que perviven muchas construcciones barrocas, muestra además un
variado abanico de edificios de interés, como el Ayuntamiento, erigido en el Siglo XVI,
que fue convento de dominicas; la Iglesia Parroquial de la Asunción, del Siglo XVIII; la
ermita de San Bartolomé, del Siglo XV, la capilla del antiguo cementerio o el Hospital
del Cristo de la Sangre.
Además de sus muchos atractivos
turísticos, arquitectóricos, naturales y gastronómicos, Almonte protagoniza un
acontecimiento ecuestre de gran relevancia y belleza denominado «La Saca de las Yeguas».

Las yeguas llegan
a la aldea del Rocío, en esta tradición de origen mitológico que abre la Feria del
Ganado en Almonte. Miles de équidos son trasladados desde Doñana a Almonte no sin antes
visitar a la Virgen del Rocío
Desde hace siglos, los ganaderos de Almonte,
los «yegüerizos», a finales de junio, salen a la marisma, dentro del Parque Nacional de
Doñana, y agrupan las yeguas y potros que durante todo el año pastan allí,
concentrándolos en las playas rocieras. Tras esta labor comienzan el camino hacia la
localidad almonteña no sin antes hacer un sencillo acto de presentación ante la Blanca
Paloma. El 26 de julio llegan a Almonte, donde al día siguiente comienza la tuza, tarea
que consiste en cortar crines y cola, el marcaje y la posible venta de algunos ejemplares.
Parece
imposible que pueda levantarse esta ciudad de madera y papel que entre filigranas
recibirá a la Virgen. El gozo y la fe de Almonte hacia la Blanca Paloma se desbodan en
amores a la Reina de las Marismas |
LA VIRGEN EN
ALMONTE
Regularmente desde 1949 y cada siete
años, la Virgen del Rocío, ataviada de Pastora es llevada a Almonte, donde pasa nueve
meses, en lo que se conoce como «traslados» o «venidas», siguiendo una tradición de
rogativas o plegarias, cuyos orígenes documentados se sitúan en 1607. Almonte recibe a
su Virgen con las calles que ha de atravesar engalanadas con arcos y construcciones de
arquitectura efímera, adornos de flores de papel en los que se han empleado,
pacientemente y con amor, muchas horas de trabajo. Desde la aldea rociera, por el Camino
de los Llanos, entre pinares y hogueras, la Blanca Paloma, protegida por un guardapolvo y
con el rostro cubierto, recorre los quince kilómetros, las tres leguas, que separan la
aldea de Almonte, a donde llega al rayar el alba, mientras los almonteños la reciben con
estruendos de escopetas o antiguos arcabuces. En el lugar conocido como El Chaparral y con
el primer rayo de sol, es desvelado su rostro.
El próximo traslado de la Virgen del
Rocío a Almonte tendrá lugar en el año 2006.

La Virgen del Rocío,
vestida de Pastora, comienza a ser ataviada para el viaje de traslado. La bellísima
imagen recoge este momento mientras una paloma, símbolo de la devoción, revolotea
alrededor