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biografía
(Publicado en ABC con motivo del enlace de los Príncipes de Asturias). Por  Blanca Torquemada

Colaboradora de ABC

La oportunidad de colaborar con ABC le salió al paso a Letizia en tercero de carrera, en 1992, gracias a la mediación de Sergio González, entonces corresponsal de nuestro periódico en Rivas Vaciamadrid, con quien coincidía en el autobús, en la rutina del camino diario a la facultad. Sergio, dos años por delante de Letizia en Periodismo, iba a dejar la corresponsalía y le ofreció tomar el relevo. Así, durante un año, la Princesa de Asturias dio cuenta en el periódico más veterano de Madrid de los avatares de esa localidad de la periferia, incluidos los bandos del alcalde inspirados en el lenguaje del Siglo de Oro.


En paralelo, en los veranos de 1992 y 1993, aprovechó para hacer prácticas en «La Nueva España», cometido en el que se desenvolvió con notable soltura e iniciativa, a decir de quienes coincidieron con ella en la Redacción. Y en quinto de carrera, gracias a las cuatro matrículas de honor que había cosechado el curso anterior, fue becaria de la agencia Efe, en la sede central de la calle Espronceda de Madrid, donde trabajó en la sección de Internacional. De aquel momento data el corto «La mirada del ángel», producido por Efe y dirigido por Norberto López Amado para promocionar la alta definición. En él, Letizia prestó su intensa mirada al personaje de un querubín alado.


Terminada su carrera de Periodismo y con un apreciable bagaje de prácticas profesionales, se marchó a México a cursar una maestría en Comunicación Social. En Guadalajara pasó una breve temporada en un piso compartido con tres canadienses y se instaló después con la familia Nájera. En esa etapa colabora con «Tentaciones», el suplemento de ocio del diario Siglo XXI. A su vuelta se matriculó en el Máster de Periodismo Audiovisual en el que un par de años más tarde también impartió alguna clase. El curso constaba de nueve meses de clases prácticas y tres de beca en un medio audiovisual. Letizia se incorporó entonces al canal financiero Bloomberg Televisión (de la cadena perteneciente a quien actualmente es alcalde de Nueva York), supervisado por Efe en su versión en español. Allí se estrenó en el mundo de la imagen.

De Bloomberg a CNN+

A raíz de sus intervenciones en Bloomberg, los responsables del nuevo canal CNN + se fijaron en ella y le pidieron que participara en unas pruebas de selección en las que tomaron parte un centenar de profesionales y en las que resultó elegida. Eso sí, le pusieron el peor horario. Letizia se levantaba a las dos de la madrugada y además impartía clases en el máster del Instituto de Estudios de Periodismo Audiovisual. Entre risas (y entre bostezos), solía comentar que le imponían más sus alumnos que el piloto rojo de la cámara. En su escaso tiempo libre menudeaban las escapadas a su Asturias natal, donde se reencontraba con sus abuelos y con su tía Henar. Cristina Ortiz, su madrina, falleció hace dos años.
Cuando en el pasado puente de Todos los Santos salió a la luz pública el compromiso matrimonial de Don Felipe con Letizia Ortiz, la Princesa de Asturias llevaba ya más de tres años en Televisión Española, donde fue contratada para hacer el Telediario Matinal. Después pasó a formar parte del equipo de reporteros a cargo de la dirección de Informativos, etapa en la que, dada su experiencia ante la cámara, hizo frecuentes sustituciones en plató y algún programa especial. La cadena pública le ofreció la posibilidad que no le brindaron sus anteriores trabajos: el reporterismo, su auténtica pasión.


En 2000, compartió con Javier Mayoral el Premio Larra para jóvenes periodistas que concede la Asociación de la Prensa de Madrid, como en un tributo casual a la pasión de Letizia, empedernida lectora, por el autor de la «joya literaria» que forma ya parte de las crónicas del día de la petición de mano: «El doncel Don Enrique el doliente». Después ha trabajado en la cobertura del primer aniversario del 11-S en Nueva York, en el desastre del Prestige y en la posguerra iraquí. Hasta que el pasado mes de septiembre se le encargó compartir con Alfredo Urdaci la presentación de la segunda edición del Telediario. Fue una última etapa tensa en la que tuvo que practicar el discreto funambulismo para proteger su relación con el Heredero.


Se ha especulado hasta la extenuación sobre las circunstancias en las que se conocieron, y ha hecho fortuna la versión según la cual fue invitada por el veterano director de Informe Semanal Pedro Erquicia a una cena en su ático de Madrid, donde habría tenido ocasión de conversar por primera vez largo y tendido con Don Felipe. Su presencia en aquella velada obedeció a que un gran amigo de Letizia, Ignacio Salas, presidente de la Academia de Televisión, le pidió que le acompañara.


A partir de ese instante es una incógnita íntima cómo Don Felipe y la periodista estrecharon su relación. En verano se les pudo ver, distendidos, en locales de moda de la noche madrileña como «Calle 54», en el Paseo de la Habana. Pero ningún parlanchín televisivo ni reportero de los de «canutazo» detectó una historia de amor con Historia y de periodismo dentro del periodismo. A partir del 22 de mayo no habrá para Letizia otro titular que el de su propia vida.

 

 


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