
Uno de sus principios es que el Club de Yates que
se lleve la Copa, establecerá las reglas y la organización
de la competición. De este modo se convierte en una proeza para un
club desafiante amenazar al Defensor. Durante 132 años, quitarle la
Copa a Estados Unidos ha sido una misión imposible.
Durante los primeros años de su existencia, la Copa América
tuvo altibajos, así como largas interrupciones durante las dos guerras
mundiales. El primer desafío que se hizo fue inglés, encabezado
por James Ashbury, que se enfrenta a la flota del New York Yacht Club en
1870, en un campo de regatas fondeado delante de Staten Island (Nueva York).
Tras muchas discusiones sobre las condiciones de navegación, el «Cambria»,
desafío inglés, termina décimo de una flota de 17 barcos,
y se compromete a presentar un desafío al año siguiente. Las
batallas jurídicas que salpican la edición de 1871 fueron una
premonición de lo que sería la Copa América durante
los 100 años siguientes. Tras consultar con sus abogados, Ashbury
insistió en poder correr contra un solo barco, y no contra una flota
entera, cuestionando el sistema de compensación y la integridad del
Comité de Regatas. Finalmente se vuelve furioso a Inglaterra, quejándose
de la falta de deportividad de los americanos y afirmando que deberían
haber ganado ellos la copa.