La Almudena, una catedral para la boda
Por Fernando Rayón
Cuando
el 22 de mayo contraigan matrimonio el Príncipe de Asturias y
doña Letizia Ortiz en la catedral de la Almudena estarán
«estrenando» un templo para la tradición de la Casa
Real. La Almudena, consagrada como catedral por Juan Pablo II en 1993,
tiene sin embargo una larga historia vinculada a la Casa Real pues no
en vano Alfonso XII decidió su construcción para que fuera
lugar de eterno reposo de su primera y querida esposa María de
las Mercedes.
Un
deseo de Alfonso XII
Pese a ser capital de España desde 1561, la diócesis de
Madrid-Alcalá no fue una realidad hasta la bula dada por León
XIII, en 1885. No resulta por tanto extraño que no existiera
en Madrid una catedral de postín como en otras ciudades de España.
De hecho, y hasta que se contruyó esta, ejerció de catedral
el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de
la calle de Toledo que, a partir de 1768, se llamaría catedral
de San Isidro.
Fue el Rey Alfonso XII el que impulsó la trasformación
en catedral de la nueva parroquia para la patrona de Madrid que sustituyese
a la iglesia derribada en 1868. Aprovechó para ello la donación
hecha por Isabel II de unos terrenos del Real Patrimonio, situados frente
a la fachada principal de Palacio. El Soberano tuvo en cuenta la devoción
de su primera esposa, la reina Mercedes, a la Virgen de la Almudena
así como la necesidad de un enterramiento acorde para ella, ante
la imposibilidad de inhumarla en el Panteón de Reyes de El Escorial
al no haber sido madre de Rey.
El proyecto fue encargado a Francisco de Cubas y González Montes,
luego marqués de Cubas, uno de los arquitectos españoles
más importantes de la época.
El proyecto inicial respondía a los gustos de la época.
Tenía una cabecera neogótica inspirada en la catedral
de Reims. Las obras empezaron en 1883 y fueron continuadas por Miguel
Olabarría, Enrique Repullés, Juan Moya y Luis Mosteiro.
En 1944, un concurso oficial de Carlos Sidra y Fernando Chueca cambió
radicalmente el proyecto dejando el estilo neogótico solo para
el interior mientras la fachada se volvía neoclásica.
Lo más interesante fue crear un ámbito cerrado respecto
al Palacio Real. Pero las obras se paralizaron en 1965 y no se retomarían
hasta 1984 para quedar concluidas definitivamente en 1993. Hoy aún
persisten las obras en el interior del templo y, actualmente, se trabaja
en la pintura de un retablo mayor, tarea que está llevando a
cabo Kiko Argüello con sus ayudantes y que esperan tener acabada
para la boda de los Príncipes de Asturias.
A pesar de lo moderno de su construcción, la catedral madrileña
ha sido ya sede de importantes ceremonias, tras su solemne consagración
por el Papa Juan Pablo II el 15 de junio de 1993. Entre otras el funeral
por doña María, Condesa de Barcelona, el 10 de enero de
2000 y el traslado de la Reina Doña María de las Mercedes,
el 8 de noviembre de 2000.
A pesar de su modernidad, el arzobispado de Madrid ha adornado la nueva
catedral con importantes obras de arte antiguo como el Cristo de la
Buena Muerte de Juan de Mesa (s. XVII); el arca de madera llamada de
San Isidro (s. XIII); el retablo de Pedro Berruguete (s. XV), procedente
de la parroquia de Horcajo de la Sierra, y el de Juan de Borgoña
(s. XVI), en el altar de la Virgen, procedente del monasterio de San
Miguel de los Angeles. Además la catedral posee una custodia
barroca de Francisco Martínez, platero de Carlos II y un cuadro
que representa el Expolio de Cristo de Francisco Ricci (s. XVII).
Pero sin duda la obra de arte más importante es la imagen de
Nuestra Señora de La Almudena. Aunque la talla original se perdió
en un incendio, la cara y el busto de la imagen actual son del siglo
XV. El resto de la talla, de bulto redondo, en madera policromada, es
moderno. Mide 1,50 m. Está de pie, sobre pedestal de plata, y
sostiene al Niño en su regazo, por el lado izquierdo. La Virgen
de La Almudena es patrona de la diócesis de Madrid desde 1905.
Propuesta
decorativa
Con motivo de la boda del Príncipe de Asturias, el arquitecto
encargado de la decoración interior de la catedral, Ignacio Vicens
Hualde, ideó una nueva orientación de los bancos de la
nave central –mirando al pasillo interior– y una pasarela
elevada 1,60 metros sobre el suelo y cubierta para proteger a los invitados
que accedían a la catedral desde el Palacio Real. Finalmente
ninguna de las dos aportaciones cuajaron. La pasarela se sustituyó
por la tradicional alfombra roja que cruzará la Plaza de la Armería
y los bancos seguirán en su posición original.
Sí se aceptó la propuesta decorativa formulada por el
arquitecto para el interior del templo y que consistía en cubrir
las paredes de la catedral con decenas de tapices de los siglos XVI
al XVIII pertenecientes a las series propiedad del Patrimonio Nacional.
En el presbiterio se ubicarán «La Fe» y «La
Fama», dos grandes paños, de la serie «Los Honores»
que aluden a las virtudes del ser humano, y que fueron encargados por
Carlos I cuando fue elegido emperador. Estos mismos tapices decoraron
la catedral de Sevilla cuando Carlos I vino a España a casarse
con Isabel de Portugal, y también fueron utilizados en las bodas
de Felipe II y Alfonso XII. En el resto del templo se colgarán
tapices pertenecientes a varias series: «El triunfo de la Eucaristía»
del siglo XVII, cuyos cartones fueron pintados por Rubens; «La
Creación», del siglo XVII; «Los hechos de los Apóstoles»
y «La Historia de José, David y Salomón»,
realizados por la Real Fábrica de Tapices en el siglo XVIII.
Ni que decir tiene que esta nueva decoración, diseñada
para la boda, puede prolongarse en el tiempo pues la abundancia de tapices
propiedad de Patrimonio Nacional es tal que resultará imposible
mostrarlos todos en el futuro Museo de Tapices, por lo que es muy posible
que la cercana Almudena pudiera servir para exhibir habitualmente algunos
paños de la colección.
[Otros
templos y otras bodas]
[San
Jerónimo el Real ]