Madrid

El Qüenco de Pepa

7 /10
Precio medio
65€
Dirección
Henri Dunant,21
Aparcacoches
Si
Teléfono
91 345 10 84 Llamar
 El Qüenco de Pepa

Tras trabajar junto a su madre, Aurora Muñoz, primero en la Casa de Córdoba y más tarde en El Qüenco de la calle Alberto Alcocer, Pepa Muñoz decidió independizarse y abrió su propio restaurante. Surgió así Qüenco Selección, que en 2006 se convirtió en El Qüenco de Pepa, nombre que aún conserva. En este tiempo, la cocinera sevillana ha logrado hacerse un hueco entre la clientela madrileña de alto nivel con una cocina clásica en la que predomina la esencia de su tierra andaluza. Uno de los mayores atractivos de esta casa son las verduras, procedentes de una huerta propia. En verano, magníficos tomates. En invierno, hortalizas poco valoradas como la coliflor, la lombarda o la col. No hay sorpresas en una carta muy tradicional en la que los precios aparecen sin iva, feo detalle. Se trata de platos bien ejecutados que se ciñen a los productos de temporada y que en su mayor parte se ofrecen también en medias raciones.

En verano lo mejor es empezar con los tomates. Pueden ser en rodajas, simplemente aliñados con flor de sal y aceite de oliva virgen extra de la variedad picual; con el acompañamiento de cebolla fresca; o en la clásica versión con cebolleta y ventresca. Tomates de intenso sabor, aunque en ocasiones se sirven demasiado maduros. Entre las sugerencias del día, que cambian con frecuencia, puede aparecer una estupenda ensaladilla de gambas que entraría en cualquier top ten de las de Madrid, un salmorejo cordobés bien clásico, o unos huevos de campo rellenos de gamba blanca y atún que pertenecen a esos platos de cocina casera que por desgracia van desapareciendo de las cartas. También puede encontrarse producto puro y duro, siempre de calidad. Por ejemplo unas coquinas de Huelva o gamba roja a la sal.

En una casa en la que prima lo andaluz nunca falta en temporada el atún rojo de «levantá» ni, por supuesto, las frituras de pescado: boquerones, acedías, salmonetitos, ortiguillas… Todas muy correctas. Incluso unas buenas tortillitas de camarones, crujientes y sin grasa. Pepa presume de dos especialidades, el arroz cremoso con gurumelos y foie fresco a la plancha y unos callos de ternera con pata y morro, bien melosos. Callos que enlazan con otro de los activos de este restaurante, la casquería. Sesos de cordero rebozados, mollejas de lechal o unos estupendos riñoncitos, también de lechal, hechos a la plancha y acompañados con unas muy buenas patatas fritas.

Por desgracia los postres no están a la altura, especialmente una tarta de manzana que llega a la mesa tan sólo tres minutos después de pedirla. Como era previsible, totalmente cruda. Correcta bodega, no muy amplia pero con precios mucho más contenidos que los de los platos de la carta.

Cierra los domingos.