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La historia más oscura de Alcatraz, la aterradora prisión situada entre tiburones en una isla española

La isla de Alcatraz ocupa aproximadamente nueve campos de fútbol, donde albergó durante casi treinta años The Rock (La Roca), como se conocía vulgarmente a esta penitenciaría

Vista aérea de la cárcel de máxima seguridad de Alcatraz.+ info
Vista aérea de la cárcel de máxima seguridad de Alcatraz. - ABC
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La Prisión Federal de Alcatraz, frente a la costa de San Francisco, fue entre 1934 y 1963 uno de los lugares más inaccesibles del mundo, al menos para los que querían salir de allí. Por sus espesos muros, situados en un islote descubierto y bautizado por los españoles en 1775, pasaron unos 1.576 condenados, incluyendo a Al Capone, Mickey Cohen o James ‘Whitey’ Bulger. Su clausura, en 1963, se debió a su situación ruinosa, con las paredes cayéndose, el suministro eléctrico necesitado de una reforma y el abastecimiento de agua fallando.

Entre la inversión de cuatro millones de dólares o el cierre, el Estado de California escogió poner fin a una de las historias más oscuras de EE.UU.

La economía, y no los cacos, vencieron a la cárcel. «Alcatraz, en ocasiones, alberga prisioneros considerados demasiado peligrosos para ser encerrados en prisiones del Estado, al que pertenece, que corre con todos los gastos. Las últimas estadísticas demuestran que cuesta aproximadamente él doble mantener un ipreso en Alcatraz que en cualquier otra prisión federal», informaba Blanco y Negro el 26 de junio de 1963, en fecha cercana a su cierre. Hoy, la penitenciaría es un museo y una de las más grandes atracciones turísticas de San Francisco, trayendo hasta el peñón no más presos ni más gastos, sino a un 1,5 millones de visitantes cada año.

Treinta años de castigo

La isla de Alcatraz ocupa aproximadamente nueve campos de fútbol, donde albergó durante casi treinta años The Rock (La Roca), como se conocía vulgarmente a la prisión. La población reclusa estaba en torno a las 250 personas, sin contar las 52 familias, incluidos mujeres y niños que vivían con los guardias. Los que estaban en edad colegial asistían a una escuela en San Francisco, a donde acudían cada día en un bote.

El tristemente célebre gangster Al Capone.+ info
El tristemente célebre gangster Al Capone. - ABC

La primera remesa de presos estuvo formada por unos 32 procedentes de la prisión militar y un gran número de famosos ladrones de bancos, falsificadores y asesinos. En esos primeros tiempos se permitía a los presos únicamente conversar entre sí dos veces al día, tres minutos por la mañana y tres por la noche. Las comidas se les llevaban a sus propias celdas y, según un persistente rumor, mejor era no intentar fugarse nadando porque las autoridades de la prisión arrojaban a diario inmundicias alrededor para atraer a los tiburones.

Se podía tocar instrumentos musicales, ver películas los fines de semana, pintar y el estricto código de silencio se volvió más relajado

Hacia la década de 1950, las condiciones de la prisión mejoraron. Los periódicos y la televisión no estaban permitidos, pero sí las revistas y un aparato de radio por celda. Se podía tocar instrumentos musicales, ver películas los fines de semana, pintar y el estricto código de silencio se volvió más relajado. Los presos podían enviar dos cartas por semana y recibir una diariamente, previa revisión y censura. No obstante, los condenados, que se levantaban a las seis y media y se acostaban a las nueve y media de la noche, ocupaban la mayor parte del tiempo en fabricar guantes, trajes y muebles.

Vista aérea de la cárcel de máxima seguridad de Alcatraz.+ info
Vista aérea de la cárcel de máxima seguridad de Alcatraz. - ABC

Tanto dentro como alrededor, Alcatraz era un lugar peligroso. Los disturbios eran habituales, tanto que Al Capone, que sufría demencia, recibió una puñalada poco después de llegar. Pasó gran parte de sus últimos años de reclusión en el hospital de la prisión y finalmente fue liberado por motivos de salud el 16 de noviembre de 1939. El único motín de importancia en la historia de la prisión estalló el 2 de mayo de 1946 bajo la dirección de cuatro cabecillas, que redujeron a la fuerza a varios guardianes y los encerraron en diferentes lugares. Su objetivo era escapar en bote desde el muelle, pero cuando se vieron acorralados decidieron luchar. Fue necesaria la intervención de dos pelotones de Marines para terminar con la tiranía de los presos, a los que hubo que reducir usando «bazookas», ametralladoras y granadas de gases.

Entre los años 1938 a 1945 catorce hombres trataron de escapar del islote. Tres de ellos resultaron muertos, uno herido y el resto fueron capturados otra vez en el interior de la isla. No se tiene constancia de ninguna fuga exitosa, salvo que se compute como buena la que en 1937 acometió el secuestrador Theodore Colé y el ladrón Ralph Coe, que saltaron a las frías aguas de la bahía en una noche en que la marea corría con fuerza hacia el Pacífico. Sus cuerpos nunca fueron encontrados.

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