Archivo ABC
Archivo

El escándalo sexual con prostitutas que tumbó un Gobierno británico e hizo temblar a la Casa Real

Que un ministro británico y un agente soviético compartieran amante en plena Guerra Fría hizo las delicias de la prensa sensacionalista y de quienes se preguntaron cuántos secretos militares se habrían intercambiado

La Fiscalía ve «creíble» que Tito Berni cobrase en efectivo de la trama

Página de ABC del 8 de junio de 1963 sobre la dimisión de Profumo.+ info
Página de ABC del 8 de junio de 1963 sobre la dimisión de Profumo. - ABC
Actualizado:

Si España tiene al Tito Berni, Reino Unido tiene a una legión de personajes extravagantes que, desde la política, han mezclado cuestiones públicas con escándalos sexuales hasta límites atroces. El más famoso de todos es el caso Profumo, que acabó tumbando al propio Gobierno británico en 1963. El entonces ministro de Guerra, John Profumo, casado con la actriz Valerie Hobson, una de las estrellas de la época, mantuvo relaciones con una prostituta y corista llamada Christine Keeler, amante a su vez del agregado naval de la embajada soviética. La historia de amor extramatrimonial duró apenas unas semanas, pero sus ecos se alargaron hasta lo más alto del poder.

Que un ministro británico y un agente soviético compartieran amante en plena Guerra Fría hizo las delicias de la prensa sensacionalista y de quienes se preguntaron cuántos secretos militares se habrían intercambiado sin saber.

Además, se supo que la pareja había acudido a fiestas, organizadas por el osteópata Stephen Ward, junto a otros personajes relevantes de la sociedad británica y prostitutas. Muchos rumores apuntaron a que entre sus invitados estaba el mismísimo Duque de Edimburgo, marido de Isabel II, que fue identificado supuestamente en varias fotografías.

La historia de Christine Keeler, una joven de 19 años marcada por la pobreza y los abusos, y sus amantes cruzados salió a la luz pública a finales de 1962, cuando un ex novio despechado de la prostituta tiroteó la casa de Ward denunciando su papel como proxeneta. Muy pronto los medios estatales cargaron las tintas contra ella, a la que presentaron como una mujer díscola que se acostaba con muchos hombres de distintas razas, para intentar salvar al gobierno conservador, pero resultó imposible mantener la burbuja protectora en torno a Profumo.

El Duque de Edimburgo y la Reina Isabel II de visita a Balmoral.+ info
El Duque de Edimburgo y la Reina Isabel II de visita a Balmoral. - ABC

Los conservadores, en caída libre

En una noticia titulada 'Empeora la crisis en el gabinete MacMillan' (14 de junio de 1963), ABC informaba que la campaña política en Inglaterra avanzaba inexorablemente hacia «los amoríos de Profumo y la maniquí», lo que suponía un duro golpe para un partido que gobernaba más tirando de prestigio que de ideas políticas: «Los conservadores tardarán en recuperarse del golpe sufrido, y el buen nombre de la Administración inglesa también va a tener un largo período de rehabilitación. El partido 'tory', que carece de programa, tiene su razón de ser en la defensa de una serie de valores que están bien arraigados en el sentir popular. El dirigente conservador no desea que le juzguen por su genio administrativo y por sus ideas brillantes; para él, más importante que la obra es la talla de su personalidad».

Fotografía del matrimonio Profumo tras su reconciliación pública.+ info
Fotografía del matrimonio Profumo tras su reconciliación pública. - ABC

El MI5 presionó para que se iniciara un proceso judicial donde Profumo terminó por reconocer la verdad ante un jurado y Christine Keeler fue condenada a pasar nueve meses en prisión. El 5 de junio el ministro dimitió de todos sus cargos, alejándose definitivamente de la política. Por su parte, Stephen Ward, acusado de proxenetismo, se suicidó el 3 de agosto de 1963 un día antes de que se conociera el veredicto.

En medio del escánadlo, una información de la sección internacional de ABC reclamaba a Londres dejarse de tanto aspaviento privado para atender los muchos problemas de un imperio en avanzado estado de descomposición: «El mal presente de Inglaterra no radica en el comportamiento censurable de Profumo. El dirigente laborista Wilson no puede aspirar a construir la nueva Inglaterra si funda su acción política, como pronostica hoy, en atacar al partido, adversario por los graves riesgos que para la seguridad del Estado derivaban de las relaciones del ex ministro con la ex modelo. Lo que está comprometido por los apetitos de los políticos es la seriedad de Inglaterra y el buen nombre del país ante el extranjero». Poco después, en octubre de ese año, dimitió también el primer ministro, Harold McMillan.

Ver los comentarios