El accidente en el que pudo morir Franco

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En agosto de 1935, menos de un año antes del comienzo de la Guerra Civil, el general Francisco Franco Bahamonde (1892-1975) estaba al frente del Estado Mayor Central del Ejército, puesto que ocuparía hasta el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. Tras tres meses al frente del Estado Mayor, el general y su esposa, Carmen Polo (1900-1988), decidieron pasar unos días de descanso en Asturias. Partieron desde Madrid en un automóvil conducido por un mecánico. Sargento de Ingenieros, con su ayudante.

Las carreteras en España no eran precisamente buenas ni seguras. Había 70.000 kilómetros de carreteras del Estado, 10.000 provinciales y 28.000 caminos vecinales (en la actualidad tenemos 165.000 kilómetros de carreteras del Estado y 489.000 dependientes de los ayuntamientos, de los cuáles 361.000 son interurbanas).

A las doce y media de la mañana del 22 de agosto, el automóvil militar que transportaba a Franco llegó al kilómetro 201, en el sitio conocido por Cabezuelas, del término de Pelabravo, en la provincia de Salamanca. Dos ciclistas circulaban en ese momento en dirección contraria a la del automóvil, los obreros del campo Agustín Ricardo Curto Pérez, de veinticuatro años, y Matías Martín Cornejo, de veintiséis, que se dirigían a buscar trabajo. Los dos fueron atropellados. El primero murió en el acto, y el segundo resultó muy grave. El coche dio un tremendo patinazo al intentar esquivarles, sin éxito, y se salió de la carretera, quedando volcado con las ruedas hacia arriba. Los ocupantes tuvieron que salir por las ventanillas. Carmen Polo y el chófer resultaron heridos de poca importancia, y el general Franco resultó ileso. Así lo contó ABC en una crónica del 23 de agosto de 1935.

La fotografía está firmada por Almaraz, del que apenas tenemos información. Sabemos que tuvo un estudio -«Studio Almaraz» firmaba en los cartones de sus fotografías- en Salamanca, en la calle Dr. Riesco número 96 –que se convirtió en la calle Generalísimo Franco tras la Guerra- y que fue colaborador habitual de «El Adelanto» y «La Gaceta de Salamanca». Pero no tenemos más datos sobre él. Hasta el día de hoy hemos digitalizado tres fotografías suyas del Archivo ABC, todas ellas de los años treinta del siglo pasado. Era habitual, como hemos comentado en otras ocasiones en esta sección, que los fotógrafos de las localidades trabajasen como corresponsales fotográficos de ABC, que llegó a contar con la colaboración de unos 5 mil fotógrafos, en una época, el primer tercio del siglo XX, en el que prácticamente todas las localidades tenían su estudio de fotografía.