Jesús Ángel García Bragado: «En algunos casos los partidos solo buscan la foto»
ÀLEX GUBERN
Dentro del atletismo, los marchadores son raza aparte: nada gregarios, las características de su especialidad ?largas distancias, sin despegar nunca uno u otro pie del suelo? casi se diría que imprimen carácter. Es el caso de Jesús Ángel García Bragado (Madrid, 1969), uno de los atletas españoles más laureado y de larga trayectoria, y ahora metido en harina política como candidato del PP en Sant Adrià del Besòs (Barcelona).
Militante del PP desde 2003, y tras una breve experiencia como concejal en el Ayuntamiento de Lleida, afronta ahora el reto de «aumentar la representación popular en el Consistorio» ?dominado de manera abrumadora por el PSC?, algo no siempre fácil a quien el deporte también exige una dedicación intensiva. En paralelo al reto político, el deportivo, preparando el Mundial de Atletismo de Daegu (Corea del Sur), paso previo a su intento de estar en los Juegos de 2012 en Londres, en lo que sería su sexta participación olímpica, un hito sólo igualado por el waterpolista Manel Estiarte. «Quiero estar en Londres», explica ilusionado García Bragado, con ayuda estatal hasta 2012.
En lo que es su primera campaña electoral como protagonista, el fondista español ?podólogo de formación? trata de sacar tiempo al tiempo. «No siempre es fácil compaginar, y ahora en campaña todo es un poco desbarajuste. Cuando no hay campaña trato de entrenar al menos dos horas por la mañana y dos por la tarde, además de todo el trabajo de fisioterapia o gimnasio, que hago en el CAR de Sant Cugat».
Afincado en Cataluña desde 1994, conoció Sant Adrià por ser su lugar de entrenamiento, en el renovado Parque Fluvial, y ahora también su ciudad de residencia desde que la dirección autonómica del PP le sondeó para encabezar la candidatura. Su salto a la actividad política más intensa la entiende Bragado como una evolución lógica. «Entiendo que haya gente que pueda tener recelos hacia algunos deportistas metidos en política. En algunos casos sólo se busca la foto, cierto, pero no es mi caso», explica aludiendo a sus años de militancia y a la actitud con la que quiere trabajar por Sant Adrià.
«Quiero dedicarme al Ayuntamiento, pero también se trata de fortalecer la agrupación local del PP, pasar de los ciento y pico militantes de ahora al doble», explica mientras pasea a la sombra de las reconocibles y gigantescas tres chimeneas de Sant Adrià, planta eléctrica ya clausurada y vestigio industrial con el que ahora el municipio no sabe muy bien qué hacer. «El Ayuntamiento no lo puede asumir en solitario, su reconversión cuesta mucho dinero, hay que pensar algo», añade.
Los retos de Sant Adrià, población vecina de Barcelona y con la que comparte el puerto deportivo del Fórum no son pocos. Históricamente, el principal se ha llamado La Mina, periferia de la periferia, barrio ahora inmerso en una importante transformación urbanística. Hay muchos proyectos, apunta Bragado, en la línea, por ejemplo, del club de gimnasia que impulsa allí Gervasio Deferr, otro deportista metido a político, aunque en su caso con muy diferente implicación y en el otro bando, como último de la lista del PSC. Lo de García Bragado sin embargo es otra cosa, más bien una carrera de fondo: la larga marcha de la política.
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