El de hoy ha sido un acto en territorio conquistado. La Comunidad de Castilla y León volverá a votar popular y reelegir a Juan Vicente Herrera sin problemas, pero el PP se ha propuesto no dejar ninguna región sin la presencia de su líder, Mariano Rajoy, cada vez más crecido conforme avanza la campaña.

Con una nueva ración de sondeos electorales que confirman el que puede ser uno de los mejores resultados del PP en locales y autonómicas de toda su historia, Rajoy ha decidido pasar al contraataque e ir un poco más lejos del rígido discurso económico que se había impuesto. A la vez que intenta contrarrestar el mensaje del miedo a la derecha, busca la movilización del voto ciudadano no necesariamente partidario.

En un juego de espejos, afirma que el PSOE supone un «fin de ciclo» y el PP «el principio de una nueva era en nuestro pais»; que los socialistas «están en la división y la discordia» y el PP «en la unidad y la concordia»; que la formación de Zapatero practica «el golpe bajo» y «nosotros la mirada larga»; que «ellos» recurren «al miedo y nosotros a la ilusión» o que el PSOE «quiere minimizar al derrota y nosotros la esperanza».

El martes, con Camps, en Valencia

Acompañado de Juan Vicente Herrera y del siempre controvertido alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, ha puesto al gobierno castellanoleonés como ejemplo de buenas ejecutorias al tiempo que ha ironizado a cuenta del candidato socialista, Oscar López. «Y además dicen que es hombre de Pepiño, no te lo pierdas, menudo planteamiento para Castilla y León» ha dicho ante cerca de dos mil personas en el recinto de la Feria de Muestras de Valladolid.

El líder popular afronta la recta final de campaña con algunas citas complicadas, como la del martes en la plaza de toros de Valencia junto al presidente de la Generalitat, Francisco Camps.