Descubren los colores ocultos que tenía el Arco de la Macarena

La historia escondida en la puerta por donde entraban los ReyesJavier MacíasLas obras de restauración que se están llevando a cabo en el Arco de la Macarena han revelado las policromías originales que en su día tuvo este acceso norte de la Sevilla intramuros y que se levantó en el siglo XVIII sobre la primitiva puerta islámica de Bab Al-Maqrin, que ha aparecido también emparedada en el corazón de este monumento. De la mano de los técnicos de la Gerencia de Urbanismo que están llevando a cabo los trabajos, ABC hará un viaje por las alturas de este símbolo de la Macarena, así como por su interior, para descubrir los colores que tuvo y que volverá a lucir y la historia que se cuenta a través de la piedra con la que fue construido.Cuando el Ayuntamiento planteó la reforma del Arco de la Macarena, la intención era la sustitución de los revestimientos así como la consolidación de los pináculos, sobre todo el central que lo corona, que estaba en claro riesgo de desprendimiento, y la impermeabilización de la cubierta. Se planteó una obra con un plazo de cuatro meses, que comenzó a mediados de agosto y que debe estar lista antes de Semana Santa, con un presupuesto de 149.281 euros. Se trata de una fase más dentro de la rehabilitación de la muralla pero que tiene un proyecto independiente debido a sus características. Sin embargo, cuando comenzaron las primeras catas, al picar, éstas revelaron elementos ocultos que cambian por completo el concepto estético e histórico que tiene esta puerta de la ciudad. El arquitecto de la Gerencia encargado de la obra es Ramón Romero, que explica que, cuando acabe la obra, se notará el resultado, como ha ocurrido con las intervenciones en las caras de la Giralda. Actualmente, la visión que los sevillanos tienen del arco es una policromía amarilla intensa con las molduras, los almohadillados, los avitolados y pináculos encalados. Sin embargo, debajo de los actuales revestimientos se conservan los restos de las pinturas que en su día decoraron esta estructura tras su ampliación en el siglo XVIII, que era un color albero más suave en la fachada y, en los adornos, han aparecido el almagra, el ocre y el negro. La gama cromática es mucho más rica de lo que se pensaba y será recuperada sin modificar nada.El remate del arco de medio punto, donde han aparecido las policromías ocre, almagra y negra originales - Raúl DobladoSiguiendo los criterios de mínima intervención que rigen este tipo de restauraciones, la intención es recuperarlos retirando el mortero de cal tanto en las cornisas como en los pináculos y demás ornamentos y analizar qué gama cromática habría que aplicarle a la fachada que, a buen seguro, dejará de ser gualda para pasar a un ocre más claro y cercano a lo que en su día fue. «Que se vea en la mayor medida posible el edificio original, eliminando todos los añadidos», explica el arquitecto.Subiendo por el andamio, a lo largo de todo el arco se observan ya esas policromías, conservadas casi a la perfección bajo la cal. Arriba, a 16 metros del suelo, la vista del barrio de la Macarena es única, pero no tendrá acceso en un futuro. En la Edad Media, hasta el siglo XVII -antes de la reconstrucción- sí se podía, como ocurre con la Puerta de Córdoba. En la cima había un pináculo, el central, que hay que reconstruirlo porque se ha desmoronado del mal estado en el que se encontraba, con el vástago oxidado. El resto tiene fisuras pero se van a sellar, y dejan ver ya esa gama cromática con la que fueron pintados. Así se dejarán, con esos restos de policromía. Lo mismo sucede en las cornisas, de un profundo color almagra (rojo) y en el relieve que hay rematando el arco de medio punto.Los pináculos del arco, donde se han recuperado las policromías - Raúl DobladoLos azulejos, entre ellos el clásico de la Virgen de la Esperanza de 1922, están en buen estado y se han cubierto para su protección. Sólo requiere una mínima intervención el paño de la izquierda.Restos de la puerta almorávide Junto a Ramón Romero se encuentra todo el equipo técnico que está llevando a cabo esta intervención. Ana Rojas es la aparejadora; Francisco Sánchez, el jefe de obras; Pilar Soler, la restauradora; los hermanos Campano, la constructora; y Óscar Ramírez, el arqueólogo. Este último explica cómo es el corazón del Arco de la Macarena y los hallazgos que se han producido en este último mes, que son importantes. «La imagen que tenemos del monumento es la del siglo XVIII. Antes, lo que había era una puerta de la muralla almorávide, y había indicios ciertos de que en la fábrica se encontraba la original islámica. La estructura era similar a la de la Puerta de Córdoba. Sobre esa, en el siglo XVI Hernán Ruiz hizo reformas cuyos resultados se desconocen y, en el XVIII, se forra y adquiere la forma actual», comenta el arqueólogo. Ahora, han aparecido fábricas de tapia original de dos tipos. Se trata de los paramentos laterales y el frente, todos con la misma técnica constructiva y materiales que el resto de la muralla de la Macarena. «Tenemos documentos que la describen con un sistema de barbacana distinto al actual, con la entrada principal por este punto. De ahí se pasaba al patio de armas con dos torres. Ahí tendría, como todas las puertas islámicas, un acceso en recodo con acceso a la calle Real (la actual San Luis)», asegura Óscar Ramírez. Las pocas evidencias arqueológicas han aparecido en los paramentos y el almenado. Hay un machón en el frente del arco con la fábrica original almorávide (siglo XII) tendente al rojo y otro, de medio siglo después, del recrecido de la época almohade, más blanco. En la restauración de 1998 se descubrieron restos de la primitiva puerta, pero no se dio a conocer. Ahora, además, han aparecido los almenados de la muralla que coronaba la puerta. En el lateral derecho del arco, la parte que da a la basílica, se ha hallado el merlón de la muralla y el revestimiento de decoración que tenía tanto en el interior como en el exterior.Bajo el arco: cámaras secretas y un retabloEn 1998, durante las catas arqueológicas, se halló una cámara a la derecha, según se mira de frente. Los técnicos tienen la planimetría completa, pero tuvieron que cegarla. Ahora, ha aparecido otra cámara enfrente. «Eran seguramente cuerpos de guardia, pero no sabemos si islámicos o de épocas posteriores, y si servían para el pago de impuestos», explica Óscar Ramírez, que recuerda que la placa más antigua de las que hay en el arco, del siglo XVII, prohíbe a los guardias que salgan de la puerta a requerir el dinero a los que querían entrar en la ciudad. Debajo del arco ha aparecido el espacio donde se colocó un retablo de una Virgen, con policromía del interior de la hornacina - Raúl DobladoPor otro lado, se ha hallado que debajo del arco había un retablo construido en el siglo XVIII. Se trataba de una hornacina con una pintura que podría ser una Virgen de los Dolores o una Piedad, de la que existía algún documento de mediados del XIX afirmando que había desaparecido. En ese lugar, ahora, ha aparecido un resto de policromía negro de lo que sería la parte interior de la hornacina. La restauración del Arco de la Macarena, que terminará a principios de 2022, lleva aparejado un contrato posterior de mantenimiento anual. Para ello, la Gerencia de Urbanismo ha contratado a la arqueóloga Margarita de Alba como asistencia técnica para elaborar una fotogrametría. Levantará en 3D la puerta con un alto grado de detalle para tener un estudio paramental de cara al futuro, con todas las capas y unidades estratigráficas que se han hallado de las distintas épocas. El siguiente hito que tendrá el monumento será la Semana Santa. Igual que en 1922 la Virgen tomó posesión sentimental de la puerta, con la colocación del azulejo, el Viernes Santo la Macarena volverá a pasar por debajo de este arco del triunfo para la historia de la ciudad, que habrá recuperado los colores perdidos... y la Esperanza tras la pandemia.

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Durante las obras de restauración se han hallado las policromías originales, la vieja puerta islámica de Bab–al-Maqrin y dos cámaras secretas

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