Alberto Contador

La marca Contador

JOSÉ CARLOS J. CARABIAS

Los triunfos y una imagen cercana de figura pública han exacerbado el aprecio de Alberto Contador hacia sí mismo. Con los éxitos en el Tour de Francia, el Giro y la Vuelta, unido a una actitud combativa como deportista y a una simpatía obligatoria para el “show business” se ha labrado un perfil de número uno. Una posición que pretende explotar no sólo como ciclista. Contador quiere levantar su propio holding, una vitola con identidad en el mercado que agrupe desde un equipo ciclista a una marca de ropa.

Los años y su ascenso al pedestal han vuelto desconfiado al madrileño. Eso y su último verano en Francia, donde acuñó una frase célebre después de un Tour volcánico en compañía de Armstrong: “He corrido dos Tours, uno en la carretera y otro en los hoteles”. En las posadas francesas tenía que soportar los desprecios del americano, que regresó del asilo para intentar ganar en París otra vez. Se encontró con el enemigo en casa y le hizo la vida imposible. Le negó coches del equipo para entrenar, escatimó bicicletas y durante 21 días no le dirigió la palabra durante las cenas. Contador ganó el Tour ante esa muralla y aprendió una lección: mejor solo que mal acompañado.

El pasado julio sólo tenía dos fieles en el equipo y no eran corredores: su hermano Fran, que ejerce de manager, y su jefe de Prensa, Jacinto. Este verano ha actuado en consecuencia: el equipo Astana que ha ganado el Tour es una coral de fieles al servicio del español. Sus amigos Noval, Jesús Hernández, Dani Navarro y David de la Fuente, y cuatro corredores competentes en todos los terrenos: los kazajos Vinokourov e Iglinskiy, el ucranio Grivko y el italiano Tiranlongo. Gente que no tiene dudas: solo hay un jefe y se llama Contador.

El ciclista de Pinto ha tomado conciencia de su dimensión como figura del deporte español y se ha embarcado en una aventura empresarial. De la mano de su hermano mayor, Fran, la persona que le inculcó el amor por el ciclismo en largas marchas dominicales con amigos, se ha involucrado en el lanzamiento de su propio holding.

Vio el negocio cuando el año pasado se presentó Fernando Alonso ante sus narices y le propuso ser el líder del equipo ciclista que quiere promover el piloto de Fórmula 1. Contador convirtió la oración en pasiva y empezó a dar vueltas a una idea: impulsar su propia escuadra.

Maletín en mano y con estudios recientes sobre el impacto publicitario de su hermano, Fran Contador ha pisado la moqueta de muchos despachos en busca de patrocinador. Y de momento, sin éxito. La crisis ha frenado muchas iniciativas. La construcción del team Contador se encuentra en standby, aunque su tercer Tour debería impulsar la vocación empresarial de una marca deportiva que cuenta ya con diez patrocinadores personales, además de una estela de seguidores en Facebook y Twitter (45.000 y 58.000 fans respectivamente el día en que ganó su último Tour).

También en suspenso administrativo está su proyecto de diseñar una marca de ropa y complementos relacionados con el ciclismo, al estilo de las bicicletas Eddy Merckx o la firma Faster que ha promocionado Fernando Alonso.

Ideas que bullen por la cabeza de Alberto Contador, y que vuelven sin duda a poblar su cabeza después de haber superado al hombre que tenía entre ceja y ceja, Andy Schleck.