Mariano Rajoy

El candidato Rajoy destaca especialmente por su experiencia política -ha sido de todo, incluido presidente del Gobierno en una de las etapas más complicadas de la historia reciente-, su gestión y su coherencia. Su liderazgo en el partido hoy por hoy no se discute. Algo más baja está su capacidad de reacción y, desde luego, su habilidad con los idiomas está a nivel operativo medio. No se le reconoce tampoco mucho carisma personal, aunque sí buenas dotes como orador, especialmente en el ámbito parlamentario.

Pedro Sánchez

Sánchez llegó hace dos años a la Secretaría general del PSOE y desde entonces no ha tenido un solo día de tranquilidad interna, lo cual ha derivado en una continua debilidad orgánica y de liderazgo. Sigue conservando su imponente presencia física, pero tiene dificultades para trasladar su mensaje a la ciudadanía.

Pablo Iglesias

Pablo Iglesias tampoco cuenta a sus espaldas con experiencia de gestión. Su coherencia está en entredicho por el viaje ideológico que pretende completar desde sus orígenes comunistas hacia "la nueva socialdemocracia". O por defender ahora un referéndum en Cataluña que no incluía en su programa hace menos de un año. Entre sus virtudes destaca una capacidad discursiva que enaltece a su electorado y una capacidad de reacción para imponer el relato que más le conviene en los momentos difíciles. Las disputas internas con Errejón se solventaron con decisiones que reforzaron su poder en el partido.

Albert Rivera

Aunque lleva diez años en política Albert Rivera no ha ocupado nunca ningún cargo de Gobierno. La capacidad para gestionar, su falta de experiencia y las incógnitas sobre su equipo son el talón de Aquiles del candidato naranja. Por el contrario, en los dos últimos años ha destacado por su presencia y su oratoria. Su carisma sirve para mantener prietas las filas en un partido en el que no existen las familias.