
ELVIRA ESPARZA
Uno de los objetivos más ambiciosos del equipo del Ayuntamiento de Madrid es el Proyecto de Reforma y Gestión Integral de la M-30, integrado en el Programa de Infraestructuras para la Mejora de la Movilidad. Una operación que supone una mejora urbana y de la calidad de vida de los ciudadanos que tiene como fin crear un nuevo modelo de ciudad equilibrada y sostenible. A través del Área de Gobierno de Urbanismo, Vivienda e Infraestructuras se coordina, desde el eje físico y espacial, todo el proyecto urbano de Madrid.
El punto de partida de las nuevas infraestructuras realizadas en Madrid es convertir la ciudad en un espacio sostenible con una mejor calidad de vida para los ciudadanos. Para conseguirlo ha sido crucial reordenar el tráfico en la ciudad, al ser la principal causa de los problemas de contaminación ambiental y acústica, pérdida de tiempo como consecuencia de los atascos, sobre todo, en las “horas punta” y el alto índice de accidentes de tráfico. Con la puesta en marcha de las primeras actuaciones han comenzado a percibirse los beneficios con una mayor fluidez del tráfico en zonas antes conflictivas, menos accidentalidad e incluso menos contaminación con lo que se ha conseguido el reequilibrio ambiental de la ciudad.
El Programa de Infraestructuras para la Mejora de la Movilidad contempla un total de 163 proyectos, centrados en cinco ejes: la revitalización del centro urbano; la transformación de la M-30; los desarrollos urbanísticos; las nuevas infraestructuras deportivas y la creación de nuevos parques tecnológicos en el norte de la Castellana. Es una apuesta por el urbanismo de revitalización que es la tendencia seguida en las ciudades más importantes de Europa.
La revitalización del centro urbano y la transformación de la antigua vía de circunvalación M-30, son la columna vertebral del modelo urbanístico. El proyecto de transformación urbana de la M-30 pretende mejorar su funcionalidad y seguridad, eliminando el efecto barrera entre el centro de la ciudad y distribuyendo el tráfico que llega del exterior. Para ello se han realizado cambios en el viario soterrando parte de la vía para descongestionar el tráfico en superficie y ganar espacio para zonas verdes y de ocio y remodelando los enlaces para evitar las retenciones.
Historia de una vía
“Las obras de la M-30 eran necesarias para evitar que la ciudad entrara en colapso”, así de claro era el alcalde al inaugurar las primeras actuaciones realizadas en esta vía. Con esta afirmación se resume todo lo que significa el cambio en la primera vía de circunvalación construida en la capital y que después de 30 años se había quedado obsoleta. Conocida como la autopista de La Paz y del Manzanares, el primer tramo puesto en servicio discurría entre el nudo de Manoteras y la salida de la antigua N-IV. A partir de ese momento la vía comenzó a crecer hasta llegar a cerrar toda la almendra central de la ciudad. En marzo de 2004, al adquirir la condición de vía urbana, la M-30 fue cedida por el Estado español al Ayuntamiento.
Poco después, en septiembre, el Ayuntamiento inició la transformación de la vía con el objetivo de reordenar los enlaces viarios preexistentes, pues a lo largo de estos años, la M-30 se había convertido en una vía permanentemente colapsada lo que originaba un aumento de la siniestralidad. Además, ante la inseguridad e incomodidad que existía en algunos tramos de la vía muchos ciudadanos optaban por evitar su uso y utilizar las calles interiores provocando saturación del tráfico en el centro.
Ante este panorama el Ayuntamiento de Madrid se ha planteado la reforma de la vía siguiendo las siguientes prioridades: Mejorar la seguridad y la funcionalidad del viario para que disminuya de forma radical el índice de accidentalidad y para evitar las congestiones actuales haciendo más cómodo y seguro su uso por los ciudadanos. Configurar la M-30 como un anillo viario protector del centro de Madrid, de forma que canalice el mayor número posible de trayectos medios en la ciudad. Crear nuevos espacios verdes en la ciudad y, por último, eliminar el efecto de barrera y separación que supone la M-30 entre las diferentes zonas de la ciudad.
Beneficios medioambientales
A cambio el Ayuntamiento espera obtener beneficios medioambientales y una mejor fluidez del tráfico lo que, en definitiva, contribuye a mejorar la sostenibilidad al reducir el consumo de combustible y la contaminación e incrementar la seguridad y la calidad de vida de los ciudadanos.
En gran parte estos beneficios se consiguen por el soterramiento de la M-30 porque conlleva un gran número de ventajas para los peatones y automovilistas, ya que permite eliminar de la superficie el ruido y la contaminación que provocan los coches y, a la vez, gana un nuevo espacio para los peatones y posibilita circular más rápido. No obstante, la circulación bajo tierra exige un elevado nivel de seguridad, un valor que el Ayuntamiento ha destacado en la remodelación de la M-30. En el caso de los túneles, por ejemplo, se han construido con un sistema de doble calzada, una debajo de la otra, para dejar una para uso exclusivo de los vehículos de emergencia, de manera que en caso de accidente, los servicios de emergencia de bomberos y ambulancias pueden llegar al lugar del siniestro en muy poco tiempo.
Los sistemas de vigilancia comprenden también instalación de cámaras de seguridad y bocas de incendio para cubrir cualquier emergencia. El túnel de Pío XII cuenta con un total de 15 cámaras de televisión que vigilan cada metro del paso subterráneo, 25 bocas de incendio o 454 proyectores para conseguir una iluminación excelente en el interior. Pero además, los túneles están dotados de sistemas de filtrado y tratamiento de emisiones que hasta ahora se vertían directamente a la atmósfera. El sistema de ventilación y filtrado de alta tecnología que tienen los túneles puede absorber el 80% de las partículas y los gases contaminantes, constituyendo los subterráneos un referente mundial en la aplicación de sistemas eficaces para la mejora de la calidad del aire.
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