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NUEVOS EJES URBANOS
Perfilado el Madrid del siglo XXI
Facilitar las comunicaciones entre el centro y las vías de circunvalación, rebajando los tiempos por trayecto y reduciendo las emisiones contaminantes, y ganar nuevos espacios para uso y disfrute de los ciudadanos son los objetivos de las nuevas actuaciones que Madrid Calle30 lleva a cabo para construir el Madrid del futuro.


IÑAKI MARTÍNEZ

 

Madrid es una ciudad viva, en continua transformación. Una gran capital que aspira a ser olímpica en 2016 y que se está preparando a conciencia para ello. Las infraestructuras juegan un papel importante a la hora de decidir cuál será la sede olímpica y Madrid está dispuesta a superar este examen con nota.

 

La reforma de la M-30 es la más importante, pero no la única, actuación que el Ayuntamiento ha iniciado para dotar a la villa y corte de las infraestructuras que le permitan afrontar los nuevos desafíos del siglo XXI. Esta importante reforma se ve acompañada de otras actuaciones en puntos estratégicos de la ciudad que tienen como objetivo agilizar los movimientos de vehículos, al tiempo que disminuir la contaminación y ganar espacios para el uso y disfrute de los vecinos.

 

Según los estudios realizados, se estima que la remodelación de la M-30 y el resto de actuaciones paralelas que está acometiendo Madrid Calle30 supondrán una reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera de más de 1.750 toneladas anuales. Esta menor contaminación se conseguirá, además de por la instalación de modernos sistemas de extracción y filtrado en los nuevos tramos subterráneos, por el ahorro en el consumo de combustible que supondrá la mayor fluidez del tráfico y la consiguiente eliminación de los atascos.

 

Las reformas emprendidas también van a dotar a la ciudad de nuevas zonas verdes, que vienen a sustituir al asfalto. Con los soterramientos de tramos emprendidos se conseguirán ganar para los ciudadanos 30 nuevas hectáreas de zonas verdes, a las que se sumarán otras 20 más, vinculadas hasta ahora a los viales pero que resultaban inaccesibles para los madrileños.

 

Una de las primeras actuaciones del plan de dinamización del tráfico en Madrid que han entrado en funcionamiento ha sido el túnel de la glorieta de Cuatro Caminos. Aquellos ciudadanos, como el alcalde, que superan la cuarentena recuerdan la imagen que tenía esta entrañable plaza hasta el año 1969, cuando se comenzó la construcción del paso elevado que hasta hace poco la caracterizaba. En marzo de 2005 se inauguró el subterráneo que enlaza la calle de Raimundo Fernández Villaverde con la avenida de la Reina Victoria bajo la glorieta de Cuatro Caminos. Se ponía así fin a 16 meses de obras durante los cuales se desmontó el viaducto existente desde 1969, y que en Túnel de Cuatro Caminos. Termina con la frontera entre dos distritos. la actualidad era utilizado por 70.000 vehículos, y se procedió a la construcción de dos túneles independientes gemelos, que al soterrar el tráfico han conseguido una drástica reducción de la contaminación visual, acústica y medioambiental.

 

Los estudios para la eliminación de este viaducto se realizaron en 1998, siendo alcalde Álvarez del Manzano. Las obras para su demolición y posterior construcción del subterráneo fueron muy complejas, ya que en ningún momento se cortó el tráfico en la zona, lo que obligó a diseñar soluciones técnicas muy avanzadas para poder simultanear las obras con la vida cotidiana en una zona en la que existen tres líneas de metro.

 

La nueva glorieta ya no supone una barrera entre los distritos de Tetuán y Chamberí y ha permitido, además, ganar 1.300 metros cuadrados de bulevar y más de 100 árboles para el disfrute de los vecinos de la zona, que además cuentan con una nuevas dársenas en las que poder tomar el transporte público.

 

Túnel de O’Donnell
La puesta en servicio en abril de 2006 del nuevo túnel de O’Donnell ha supuesto una bocanada
de vida para el parque de El Retiro. Desde su apertura, se calcula que ahorra una media diaria de 1.183 horas de viaje (el 61%), con la consiguiente disminución de emisiones contaminantes y de ruido, algo que agradecen el parque y los vecinos de la zona.

 

Esta infraestructura es utilizada por más de 30.000 vehículos al día y ha servido para comunicar el centro de la capital con cualquier punto de España (a través de la M-30 o de la M-40) sin tener que detenerse ante semáforo alguno.

 

Ahora, la entrada al túnel se sitúa en la confluencia de las calles de O’Donnell y Alcalá. Éste cuenta con dos carriles de 3,5 metros de anchura que, además de facilitar la salida del centro de la ciudad, permiten mejorar los desplazamientos desde el centro a los cuatro distritos situados a ambos márgenes de la M 30 (Moratalaz, Ciudad Lineal, San Blas y Vicálvaro), donde habita más de medio millón de madrileños. Esta nueva infraestructura cuenta además con las últimas medidas de seguridad: salidas y pozos de ventilación de emergencia y vigilancia mediante circuito cerrado de televisión.

 

Aprovechando la realización de las obras, el Ayuntamiento ha creado un carril bici bidireccional
(de dos metros de anchura y dos kilómetros de longitud) que parte del El Retiro y a través de O’Donnell y Sáinz de Baranda llega hasta el otro lado de la M-30, constituyendo el primer tramo de la conexión entre El Retiro y lo que será el futuro Anillo Verde Ciclista que circunvalará Madrid.


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