ABC MADRID 09-05-2004 página 4
- EdiciónABC, MADRID
- Página4
- Fecha de publicación09/05/2004
- ID0004880607
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4 Opinión DOMINGO 9 5 2004 ABC Director Adjunto: Eduardo San Martín Subdirectores: Santiago Castelo, Rodrigo Gutiérrez, Carlos Maribona, Fernando R. Lafuente, Juan María Gastaca Jefes de área: Jaime González (Opinión) Alberto Pérez (Nacional) Miguel Salvatierra (Internacional) Mayte Alcaraz (Sociedad- Cultura) Ángel Laso (Economía) Pablo Planas (Reportajes- corresponsal político) Jesús Aycart (Arte) Adjunto al director: Ramón Pérez- Maura GUILLERMO LUCA DE TENA PRESIDENTA- EDITORA: CATALINA LUCA DE TENA CONSEJERO DELEGADO: SANTIAGO ALONSO PANIAGUA PRESIDENTE DE HONOR: DIRECTOR: Redactores jefes: V. A. Pérez, S. Guijarro (Continuidad) A. Collado (Nacional) F. Cortés (Economía) A. Puerta (Regiones) J. Fernández- Cuesta (Sociedad) A. Garrido (Madrid) J. G. Calero (Cultura) E. Ortego (Deportes) F. Álvarez (TV- Comunicación) L. del Álamo (Diseño) J. Romeu (Fotografía) F. 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Los nuevos países miembros, incluso Polonia que tiene 40 millones de habitantes, parecen ser conscientes de las limitaciones de sus respectivas lenguas y a efectos prácticos han pasado del ruso al inglés- -con acento norteamericano, por cierto- -sin escalas intermedias. La venerable lengua de Molière se encamina sin remedio hacia una posición secundaria en el marco institucional del Viejo Continente, mientras los nuevos funcionarios que vienen del Este parecen más interesados en meterse en harina, que en preguntarse en qué lengua van a hacerlo. Hasta ahora en Europa se ha aplicado el principio fundacional que establece una rigurosa igualdad entre los países, sin el cual la UE no se habría podido construir, y todos los socios han venido aplicando su derecho a exigir que la lengua que hablan sus ciudadanos sea considerada como oficial. Sin embargo, y con el ánimo de facilitar las cosas, muchos de ellos han renunciado a ejercer al pie de la letra esa prerrogativa, en lo que puede considerarse como gestos prácticos y en cierto modo de sentido común. La única excepción por ahora ha sido la isla de A Malta, que ha reclamado que el maltés figurase entre las lenguas oficiales, a pesar de que su medio millón escaso de habitantes hablan perfectamente inglés, que también es lengua oficial. La situación es tan ridícula que no se han podido ni encontrar traductores disponibles entre los cuatro o cinco que debe de haber en todo el mundo. El caso maltés puede ser considerado un agravio comparativo en Cataluña, donde éste es un tema muy sensible, teniendo en cuenta que el catalán es una lengua que tiene millones de hablantes y sin embargo carece de reconocimiento europeo. Ésta es la realidad, pero si para complacer a sus fatigosos aliados políticos el nuevo Gobierno socialista desea hacer del reconocimiento de las demás lenguas españolas una de sus reclamaciones en la Constitución Europea, puede contribuir a que se abra una caja de Pandora que otros países quieren- -también con sólidas razones- -mantener bien cerrada. Aplicar el principio al que aspiran muchos catalanes obligaría a hacer lo mismo con el ruso o el turco, incluso el árabe, por no hablar de las decenas de lenguas regionales de otros países europeos y sus incómodas combinaciones a través de las fronteras nacionales. Seguramente, a estas alturas José Luis Rodríguez Zapatero ya ha comprendido que si esta cuestión no se había resuelto antes no era por que el Gobierno que firmó y negoció el ingreso en la UE- -socialista por cierto- -lo hubiese olvidado, ni por las tendencias centralistas que le atribuye al de José María Aznar. La diversidad de lenguas es una de las riquezas de Europa, pero en aras de la eficacia y la unidad (que no la uniformidad) todos los países y comunidades lingüísticas harían bien en hacer uso del sentido común y velar por el interés general. Lo que Europa necesita son lenguas que sirvan para entenderse, no para diferenciarse. MIRADAS DEL MUNDO UE Cervantes quien escribió en el prólogo a Los trabajos de Persiles y Segismunda que viajar hace a los hombres discretos Discretos en cuanto a las verdades y usos y costumbres de diferentes ámbitos y territorios. Discretos en cuanto al valor único de cada uno. Viajar, el viajar de las ideas, que es el viajar de los individuos, hace discreta, en su más noble y liberal acepción, la convivencia. Es decir, limita los fundamentalismos y tiñe las fronteras de un saber universal, plural y diverso. No otro será el emblema del formidable encuentro que constituye el Fórum Universal de las Culturas que ayer Su Majestad el Rey inauguró en Barcelona. Exposiciones, seminarios, conciertos, más de un millar de conferencias, impartidas por una relevante nómina de participantes, constituyen el programa de una gran cita de carácter internacional. Barcelona, de nuevo, como ya ocurriera en el memorable verano de 1992, se convertirá desde ayer en el centro de la atención intercontinental. La diversidad cultural, asunto que cada día que pasa requiere una especialísima atención, la imponente presencia de intelectuales, artistas y políticos, la fusión con el entorno urbanístico y social, y la transformación de una zona urbana que amplía los horizontes de convivencia y habitabilidad, en lo que no es sino una muestra de un desarrollo sostenible y posible, subrayan el protagonismo de las ciudades contemporáneas como motores de tal desarrollo, muestran los espacios de convivencia entre diversos y lejanos modelos culturales y exhiben el anhelo de paz entre las naciones como objetivo racional e ilustrado. Todo son capítulos esenciales en la agenda de las preocupaciones más trascendentes de estos primeros años del siglo XXI. Uno de los objetivos que tan ambiciosa cita barcelonesa debería emprender es, precisamente, la posibilidad de trazar, más allá de los partidismos, los fulanismos y los localismos, la agenda política, cultural y social de las próximas décadas. No sería vano el empeño. En tiempos de confusión, en horas de amalgama nacionalista, en época de desasosiego, con amenazas terribles, como es el terrorismo internacional, el Fórum que ayer se inauguró puede, debe servir como guía y agenda de las cuestiones primeras que preocupan e inquietan a los ciudadanos de todo el mundo. Si una gran cita deportiva, como fueron los Juegos Olímpicos de 1992, sirvió para lanzar la imagen de España entera, a través de una de sus ciudades más emblemáticas, Barcelona, a los más lejanos confines del mundo, ahora, el Fórum debe servir para mostrar cómo desde España se afronta el perfil del siglo XXI con valentía, curiosidad, sentido común y decisión. F ESPAÑA NO ES DIFERENTE N O es ningún consuelo comprobar que la violencia contra las mujeres no es una lacra privativa de la sociedad española, pero los datos que hoy ofrece ABC de este problema en Europa aconsejan reflexionar sobre los diagnósticos que se han hecho hasta el momento de las causas de esta criminalidad en nuestro país. Es significativo que España ocupe el décimo puesto entre los países europeos por el número de mujeres asesinadas, por detrás de Finlandia, Dinamarca, Reino Unido, Alemania o Suecia. La singularidad de cada sociedad parece diluirse ante la generalización de esta epidemia homicida y hace difícil culpar de la violencia contra las mujeres a una determinada idiosincrasia, cultura o educación, a la vista de que países tan distintos al nuestro- -y teóricamente mucho más refinados en materia de igualdad- -como Suecia, Finlandia o Dinamarca superan a España en muertes violentas. Antes que caer en la resignación es preciso llevar hasta su límite la capacidad de los Tribunales de Justicia y de las administraciones públicas para prestar protección a las víctimas. Se está comprobando que el agresor no sufre ningún efecto disuasorio por la gravedad de las penas o de las medidas cautelares. Quien es capaz de maltratar reiteradamente y acabar matando a su mujer- -los hijos empiezan a asomar en la estadística- -simplemente se niega a sí mismo cualquier expectativa de futuro, por lo que la amenaza penal le resulta irrelevante. Es más un problema de asistencia social inmediata y diligencia policial y judicial que de intimidación por una posible condena. La eficacia de las medidas de choque depende no de anunciar que se van a adoptar- -como está haciendo el Gobierno socialista- sino de que realmente, con los medios que ya existen, y son muchos, policías, jueces y fiscales lleguen a la víctima antes que el agresor.


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