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ABC MADRID 08-05-2004 página 4
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ABC MADRID 08-05-2004 página 4

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4 Opinión SÁBADO 8 5 2004 ABC Director Adjunto: Eduardo San Martín Subdirectores: Santiago Castelo, Rodrigo Gutiérrez, Carlos Maribona, Fernando R. Lafuente, Juan María Gastaca Jefes de área: Jaime González (Opinión) Alberto Pérez (Nacional) Miguel Salvatierra (Internacional) Mayte Alcaraz (Sociedad- Cultura) Ángel Laso (Economía) Pablo Planas (Reportajes- corresponsal político) Jesús Aycart (Arte) Adjunto al director: Ramón Pérez- Maura GUILLERMO LUCA DE TENA PRESIDENTA- EDITORA: CATALINA LUCA DE TENA CONSEJERO DELEGADO: SANTIAGO ALONSO PANIAGUA PRESIDENTE DE HONOR: DIRECTOR: Redactores jefes: V. A. Pérez, S. Guijarro (Continuidad) A. Collado (Nacional) F. Cortés (Economía) A. Puerta (Regiones) J. Fernández- Cuesta (Sociedad) A. Garrido (Madrid) J. G. Calero (Cultura) E. Ortego (Deportes) F. Álvarez (TV- Comunicación) L. del Álamo (Diseño) J. Romeu (Fotografía) F. Rubio (Ilustración) Director General: Héctor Casado Económico- financiero: José María Cea Comercial: Laura Múgica Producción y sistemas: Ignacio Sanz JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS EL INCONVENIENTE DESMARQUE DE ZAPATERO L presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha recibido con una táctica de distanciamiento la petición del PP de crear una comisión de investigación de los acontecimientos del 11- M. Con el anuncio de que su ejecutivo respetará las decisiones de los grupos políticos y les prestará toda colaboración, Rodríguez Zapatero, además de cubrir bien el expediente institucional, se sitúa en una posición de superioridad sobre la disputa que se le avecina, posición que no se corresponde con la conducta de su partido durante los días 12 y 13 de marzo, sobre la que una parte importante del electorado también tiene serias dudas. La comisión parlamentaria no va a investigar el quién y el porqué de los atentados de Madrid. De esto se están encargando jueces, fiscales y policías. Esta comisión es política y tiene que desentrañar el escenario político que se construyó paralelamente a los primeros pasos de la investigación policial y en los días siguientes a los atentados. Zapatero no está solo en esta táctica. Su partido, nuevamente mal acompañado en un asunto de enorme interés para el Estado y la sociedad, quiere que el ámbito de la investigación se limite a los poderes públicos es decir, al Gobierno del PP. Pero si la comisión responde a la demanda ciudadana de transparencia y verdad, también su investigación tiene que afectar a quienes no eran entonces poderes públicos pero sí políticos y sociales, que resultaron decisivos en la creación de un estado de opinión contra el Gobierno de Aznar, que llegó a su paroxismo en la jornada de reflexión con los cercos a las sedes del PP. Por eso Rodríguez Zapatero, como secretario general del PSOE, también está concernido políticamente por la comisión parlamentaria. Fue uno de sus más cualificados portavoces el que, en la noche previa a la jornada electoral, afirmó que el Gobierno de Aznar estaba mintiendo. No deja de ser un sarcasmo que el presidente del Congreso de los Diputados, el socialista Manuel Ma- EL PERDÓN Y LA CULPA L secretario de Estado de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, asumió ayer toda la responsabilidad de fondo en las torturas practicadas por los militares de su país en las cárceles de Irak, al tiempo que cumplía con el imprescindible requisito de pedir profundas excusas por tan abominables comportamientos. Las consecuencias de los hechos descritos por el jefe del Pentágono ante el Congreso de su país serán graves tanto dentro de Estados Unidos como en Oriente Próximo y en el mundo entero. El principal objetivo de la guerra en Irak- -el derrocamiento del régimen de Sadam, con lo que desaparecía la amenaza representada por él y se abría la puerta a la democratización de uno de los grandes países de la región- -se ve gravemente cuestionado por estas actuaciones, que en nada desmerecen las aberraciones perpetradas por el depuesto dictador. La diferencia entre que éstas fueran fruto de la metodología implantada por el régimen baasista y las ahora investigadas (resultado de desmanes individuales que han salido a la luz por la filtración de los informes de sus superiores) no basta para mitigar el daño perpetrado contra la causa que EE. UU. encabeza en Irak. Las guerras de hoy en día no sólo se pueden perder en el campo de batalla. El conocimiento de estas atrocidades, perpetradas por algunos de los que llegaban para ayudar a los iraquíes, pueden defraudar sin remedio a las opiniones públicas nacionales que sostienen el esfuerzo humano desplegado en tan atormentada región. Por otra parte, a la vista está la presión que se ha puesto sobre la Casa Blanca para clarificar todo lo sucedido y exigir responsabilidades a los autores. Parece claro que Bush no escapará indemne, mas todavía está por ver si su rapidez en la respuesta logrará atenuar el desastre. Cabría desear, no obstante, que unos crímenes cometidos por las tropas, al margen de la superioridad, sirvan de reflexión para el conjunto de la sociedad norteamericana sobre los valores de unos jóvenes que sirven a su país lejos de sus fronteras. Los valores que se predican conviene practicarlos. Rumsfeld, por su parte, queda seriamente tocado en este episodio, que no se ha de cerrar con su testimonio en el Capitolio. Cercado por la oposición demócrata y una parte importante de la opinión pública (incluida la que apoyaba la intervención) el que haya asumido su responsabilidad hace explícito el reconocimiento de la gravedad del asunto. Su continuidad al frente del Pentágono parece tan difícil como incoveniente, toda vez que será en extremo complicado que quien se autodeclara máximo responsable de tan desdichados episodios tenga la autoridad precisa para recabar los apoyos internacionales que su país sigue reclamando en el avispero iraquí. E rín, sugiera ahora que la comisión debería aplazarse hasta después de las elecciones europeas, para no interferir en el proceso electoral. También ha sido la locuacidad del ministro del Interior, José Antonio Alonso, la que ha roto la posible contención que mantenía al PP en una actitud de silencio institucional, al final insostenible, incluso injustificable a la vista de la continua filtración de informes policiales sobre los atentados. Esta comisión no debe conceder inmunidades por adelantado. Además, y ante tan inquietante número de filtraciones, resulta lógico desde todo punto vista que el juez encargado de la investigación del 11- M y del sumario abierto en la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, urja a la Fiscalía de ese órgano judicial a que tome las medidas oportunas que considere procedentes en orden a preservar, asegurar, el objeto y finalidad del secreto de la instrucción judicial Que la primera reacción del fiscal general del Estado, Cándido Conde- Pumpido, haya sido asegurar que no tiene constancia alguna de vulneración del secreto sumarial es un muy mal principio para dotar de tranquilidad y sosiego la labor de Del Olmo. Si esto ocurre ahora en los juzgados, el panorama que se cierne sobre la futura comisión parlamentaria resulta ciertamente desalentador. En vez de tomar distancia, Zapatero hubiera hecho mucho mejor si antes de que se construyera este castillo de naipes de la comisión, hubiese utilizado su promesa de hablar mucho y siempre que sea necesario con el jefe de la oposición. No fue así, se emboscó, empezó a hablar su ministro del Interior y estamos donde estamos. Promete tormentas la comisión. La primera, su propia composición, donde el único partido de la oposición en este asunto, el PP (con 148 diputados) tendrá cuatro puestos, mientras ERC, CiU, PNV, IU, CC y Grupo Mixto (que entre todos suman 37 diputados) tendrán doce. E EL DILEMA DEL PP GALLEGO L A sucesión de Manuel Fraga como candidato a la Presidencia de la Xunta de Galicia sitúa al PP ante uno de los mayores dilemas al comienzo de una legislatura en la que se ve abocado a adecuar su estrategia y mensaje a la nueva situación de oposición tras la inesperada victoria del PSOE el 14- M y la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a la Moncloa. No sería en ningún caso una cuestión menor el relevo del fundador del partido. Mucho menos en unas circunstancias en las que es Galicia la única de las Comunidad denominadas históricas donde el PP ha conseguido gobernar. Losejemplos del fracaso de Artur Mas como sucesor de Jordi Pujol y de la derrota de Mariano Rajoy en los pasados comicios condicionan, sin duda, un proceso en el que el propio Manuel Fraga tendrá mucho que decir, pero en el que se habrá de lograr un consenso entre los diferentes sectores del partido en la Comunidad y de éstos con Madrid. Lo contrario pondría en riesgo la unidad interna, clave para la obtención de la mayoría absoluta que los populares necesitan para gobernar ante la evidencia de que PSOE y BNG no dudarán en pactar, de producirse cualquier otro resultado, como han venido haciendo, con desigual fortuna, en los últimos comicios municipales. Se abre, en todo caso, un proceso en el que el PP no puede olvidar el éxito del galleguismo españolista impulsado por Manuel Fraga en torno a un cuerpo doctrinal en el que ha conseguido aglutinar a todo el centro- derecha de la Comunidad y frenar, elección tras elección, el avance del nacionalismo excluyente.

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